[Traducción de un escrito de un grupo de mujeres que se reunen para defender sus intereses en el Congreso de Estados Unidos para defender sus intereses. Original en inglés en
https://concernedwomen.org/feminists-fought-battles-and-men-won-the-war/
]
Las feministas batallaron por décadas para cambiar la cultura, las leyes y las costumbres con el pretexto de la «igualdad» cuando, en realidad, era una lucha para arrancar el poder de los hombres.
Felicidades, hombres, habéis ganado.
Espera, ¿qué?
Se han eliminado todas las restricciones contra las conductas más bajas de los hombres. Son libres de tener sexo con mujeres sin tener citas, sin compromiso, matrimonio o responsabilidad, gracias al feminismo.
Antes de la revolución sexual de los sesenta, se trataba a las mujeres con más respeto. Si un hombre tenía sexo con una mujer y esta quedaba embarazada, se esperaba que él se casara con ella. Como tal, el sexo antes del matrimonio no era tan predominante como ahora. Las mujeres no saltaban simplemente a la cama con un hombre; los hombres tenían que cortejar a una mujer, ganar su confianza y respeto, y entonces pedir su mano en matrimonio. ¿Había sexo antes del matrimonio? Sí, pero era más raro y tenía consecuencias para los hombres.
En la actualidad, los hombres pueden acostarse con cualquiera y esperar que la mujer esté tomando anticonceptivos, y si no los toma o si fallan, esperan que vayan a tener un aborto (que, ¿sabes?, es el derecho de cada mujer, según [la sentencia judicial del Tribunal Supremo llamado] «Roe versus Wade»). Una tercera opción es ignorar completamente la posibilidad, porque, si está embarazada, las feministas le dicen que es la decisión de la mujer y es su culpa como el donante de esperma. El no tiene la posibilidad de ser padre si la mujer decide que no quiere ser madre.
Las feministas utilizaron un análisis estático cuando empezaron el camino para «empoderar» a las mujeres – [pensaron que] cambiarían las reglas y que los hombres pagarían por su tratamiento injusto a las mujeres. Sin embargo, un análisis dinámico hubiera predicho que el fácil acceso de las mujeres a los anticonceptivos y el aborto sin restricciones eliminaría la responsabilidad de los hombres con cualquier consecuencia del «amor libre». Los hombres se aprovecharon de todo el sexo sin consecuencias que querían y acabaron con más poder. Llámalo como quieras: ironía, visión de túnel, la ley de las consecuencias inesperadas, ingenuidad.
La rápida decadencia (algunos lo llaman «muerte») de la caballerosidad es otro resultado de las batallas. Las feministas se ofendían por hombres que cedían su asiento a las mujeres o les abrían la puerta. Olvídate en llevar una mujer a una cita y – uf – ¡pagar la cita!. Qué humillante: las mujeres pueden hacer su propio dinero y pagar lo suyo, muchas gracias. Un artículo del británico Daily Mail muestra qué bajo hemos caído, concluyendo que las mujeres sospechan de los hombres que intentan ayudarlas. Un comentario lo resumió así: «No abro esta puerta porque eres una dama, la abro porque soy un caballero».
Después del ataque sobre la caballerosidad, las citas fueron la siguiente víctima. Un hombre solía ir a casa de una mujer y llevarla a cenar, al cine, al teatro, etc., y pagar por ello, mientras era caballeroso. El británico Telegraph publica una nueva encuesta que muestra que el 82% de mujeres prefieren pagar su cena en una primera cita; 78% de mujeres no aceptarían que un hombre les prestara su abrigo en un día frío; sólo 8% de mujeres dijeron que aceptarían que un hombre les cediera el asiento y, sin embargo, 98% dijeron que les gustaría recibir flores.
Conforme la revolución sexual aplastaba los valores tradicionales, las citas se fueron desvaneciendo hasta que se dejó a los Milenarios [es decir, la generación que es joven ahora] con las alternativas actuales. Un artículo del New York Times explica: «En vez de cena-y-una-película, que parece tan obsoleta como un teléfono de disco, se encuentran con SMS, actualizaciones de Facebook, mensajes instantáneos y otras «no-citas» que dejan una generación confundida sobre cómo conseguir un novio o novia». Es típico ir a «citas grupales» o encontrarse al último minuto, como lo es «enrollarse», que implica sexo sin compromiso.
El feminismo dijo a las mujeres que podían tener la misma vida de sexo sin compromiso que pensaban que disfrutaban los hombres. Ahora, los hombres lo disfrutan y las mujeres anhelan algo más. Para parafrasear un viejo dicho: «¿Para qué salir con una mujer cuando puedes tener el sexo gratis?»
No debería ser sorprendente que los hombres han perdido interés en el matrimonio. Un artículo de Foxnews.com arroja luz sobre el efecto bumerán de las batallas del feminismo: «Según el Pew Research Center, el porcentaje de mujeres de edades entre los 18 a los 34 que dicen que tener un matrimonio exitoso es una de las cosas más importantes en sus vidas aumentó un 9% desde 1997 – desde 28% a 37%. Para los hombres, pasó lo contrario. El porcentaje que tenía esta opinión bajo de 35% a 29%».
El autor preguntó a los hombres por qué no querían casarse y su respuesta fue: «Las mujeres ya no son mujeres». El artículo dice que los hombres perciben a las mujeres de hoy como coléricas, defensivas y que tratan al hombre como el enemigo.
Las feministas impulsaron la idea de que, antes del feminismo, las mujeres estaban indefensas. Así que, después que la oleada feminista comenzó en los setenta para corregir todos los males, las mujeres ahora ganan más títulos que los hombres y son la mayoría de la fuerza laboral de Estados Unidos. Con estos avances, las mujeres también tomaron la responsabilidad de las consecuencias sexuales (control de natalidad, aborto o madre solteras) y aún hacen la mayoría de las tareas domésticas y de la crianza de los niños cuando cohabitan o se casan con un hombre, incluso cuando trabajan también a tiempo completo.
Las feministas tuvieron éxito en dar a los hombres el poder de tener sexo sin compromiso y sin consecuencia, de dejar de mostrar deferencia a las mujeres, de ahorrar dinero por no ir de citas y de no casarse. Las mujeres pueden tener más educación y trabajos que los hombres más, pero están a merced de hombres sexualmente liberados que no quieren o necesitan sentar la cabeza.
¿Quizás los hombres deberían enviar algunas flores a las feministas?