Sobre Mahoma (II): El problema de La Meca

Es imposible sobreestimar la importancia que tiene La Meca en la religión islámica. Mahoma nació en La Meca y su familia y tribu eran de ese lugar. En La Meca, Mahoma recibió la visita del ángel que le dijo que era un profeta y comenzó a revelarle el Corán. En La Meca, Mahoma comenzó a predicar el Islam. Por motivos de seguridad, huyó a Medina (lo que se conoce como «la hégira») y desde allí atacaba a las caravanas de la Meca. Al final, conquistó La Meca y la convirtió en islámica.

Antes de morir, Mahoma indicó que todo musulmán que pudiera debía realizar una peregrinación a La Meca una vez en la vida. Esta peregrinación (llamada «hajj») es uno de los cinco pilares del Islam y millones de personas la realizan cada año. Al musulmán que ha completado el «hajj», se le da el título honorífico de «hajji».

¿Pero es verdad esta historia ? ¿De verdad  vivió Mahoma en La Meca? ¿De verdad es La Meca la ciudad de la que habla el Corán?

Como en cualquier otro tema histórico, debemos sopesar la evidencia a favor y en contra de esta afirmación.

Comencemos con la evidencia a favor. La evidencia más fuerte a favor de La Meca se encuentra en las tradiciones sobre Mahoma, es decir, en la Sira y los hadices, que son las fuentes del relato tradicional de la vida de Mahoma. Pero ya hemos que estas tradiciones son tardías (es como si los evangelios fueran de 271 d.C. y las cartas de Pablo de 324 d.C). También se basan en información poco fiable y de transmisión no controlada. Para más información, ver la primera parte de esta serie aquí.

¿Qué hay del Corán, que es un documento más antiguo? El Corán habla de una ciudad donde vive el Profeta, pero en principio no dice su nombre. La palabra «Meca» sólo aparece una vez en el Corán: «Él es quien os protegió de vuestros enemigos [los idólatras], y dispuso que después de daros la victoria sobre ellos no les agredieras en el valle de Makka» (Corán 48:24). Parece referirse a La Meca (pues «Makka» es el nombre de la ciudad en árabe), aunque esto no es seguro. Incluso si se trata de La Meca, no es seguro de que ésta sea la ciudad del Profeta.

Tradicionalmente, se ha considerado que Bakka es otro nombre para Meca. Si es así, La Meca se menciona dos veces en el Corán. Esto es evidencia a favor, aunque sea muy tenue (hay que decir que nombres tan cortos se repiten: así, en la Biblia, en el Salmo 84:6 aparece un valle de Baka que se cree que está en Israel y no tiene nada que ver).

Esto parece muy poco para una ciudad en el que, según la tradición islámica, vivieron Adán, Abraham, Ismael y Mahoma. Muy poco para una ciudad que todo musulmán debe peregrinar una vez en la vida, como uno de los cinco pilares del Islam. Como comparación, la palabra «Jerusalén» aparece 800 veces en la Biblia.

Esta es toda la evidencia a favor, que corresponde a la tradición islámica. Sin embargo, cuando los historiadores modernos comenzaron a examinar este tema, comenzaron a ver que había algo extraño con la geografía temprana del Islam.

Lo que contaré comenzó a ser descubierto en los años 80 por la historiadora Patricia Crone (una de las pioneras de la investigación sobre el Islam que, tristemente, nos dejó hace dos años). El tema ha ido creciendo hasta la publicación en 2011 del volumen «Quranic Geography», por el historiador Dan Gibson.

Veamos a continuación la evidencia en contra que fue descubierta por estos historiadores, en orden de importancia creciente (es decir, de las menos importantes a las más importantes).

Primera evidencia en contra. El entorno de la ciudad del Corán no se corresponde con el entorno de La Meca. Por ejemplo, el Corán habla de que la ciudad está rodeada por campos agrícolas, incluyendo campos de olivos. Pero no hay agricultura en La Meca, que está en pleno desierto arábigo, ni hay olivos, que no se pueden cultivar en su clima. La ciudad del Corán pareciera corresponderse a una vegetación más propia de un entorno más norteño, más cercano al Mediterráneo, que está unos mil kilómetros más al norte.

Segunda evidencia en contra. La descripción de la ciudad del Corán tampoco corresponde con la de la Meca. El Corán habla de una ciudad que está en un valle, con un río, con montañas que tienen vista a la Ka’aba y que tiene un valle paralelo. La Meca está en un valle, pero no tiene valle paralelo ni un río (de hecho, no tiene pozo, ni agua). Las montañas más próximas están a cinco kilómetros, por lo que no tienen vista a la Ka’aba.

Tercera evidencia en contra. La Meca no aparece como ciudad en los documentos antiguos. Si hubiera sido el centro comercial que el relato tradicional islámico describe, su nombre aparecería en los documentos y mapas de la época.

Patricia Crone (que podía leer 15 lenguajes antiguos) examinó los mapas y documentos del siglo II, III, IV, V y VI. No hay ninguna mención de La Meca. Se menciona Ta’if (al sudeste de La Meca), se menciona Yathrib (que después se llamaría «Medina», ver más arriba), se menciona Kaybar, pero no se menciona La Meca.

Lo que es más sangrante: en el siglo VII (siglo en el que supuestamente vivió Mahoma) tampoco hay mención ninguna de La Meca. La primera mención de La Meca se produce a mitades del siglo VIII, en el año 741 d.C (109 años después de la muerte del Profeta, que supuestamente había vivido en ella). Por entonces, debía ser una ciudad poco importante porque no aparece en los mapas hasta el año 900 d.C (268 años después de la muerte de Mahoma).

Esto no solo es disonante con el tema geográfico, sino que cabe preguntarse porque una ciudad tan sagrada no se puso en los mapas por más de dos siglos y medio. ¿No era lo suficiente importante si era uno de los cinco pilares del Islam?

Cuarta evidencia en contra. El relato tradicional del Islam menciona a La Meca como un centro de comercio al que llegan las caravanas de camellos. Una encrucijada de diferentes rutas comerciales. De hecho, Mahoma, antes de casarse y hacerse profeta, trabajó en estas caravanas.

Sin embargo, sólo mirar al mapa, se ve que algo no está bien.

Trayendo las especias de la India…de forma complicada

 

 

Las rutas de comercio en aquella época traían los productos de China y la India a los centros de civilización, que estaban en el Imperio Bizantino, al norte de Arabia (Jerusalén, Damasco, Gaza donde se comerciaba con el Mediterráneo). Arabia era el «Lejano Oeste» de la época, un territorio poco poblado, culturalmente atrasado y alejado de la civilización.

Para llegar a Meca, la ruta debería seguir el camino en rojo: rodear el desierto de An-Nafud  y llegar a La Meca haciendo un enorme rodeo de 2500 kilómetros más de lo necesario… porque sí.  Porque a los camellos les gusta caminar. Y a los árabes les gusta la aventura suicida.

Es como si para enviar un producto de París a Madrid, se enviara de París a Andalucía y después de Andalucía a Madrid.

Obviamente, lo lógico sería que la ruta fuera recta, como indica el tramo en azul. Una ruta secundaria podía bajar desde el norte para enviar productos sólo para el mercado poco importante de Arabia, pero la ruta principal debería ir recta.

Por ello, los estudiosos del Islam crearon una teoría según, debido a la guerra entre persas y bizantinos, el Golfo Pérsico y sus costas no pudieron ser transitado.  Según esta teoría, las rutas serían como aparecen en el mapa siguiente:

Ruta por mar y después por tierra.

 

La ruta (en rojo) comenzaría por el Mar Arábico hasta llegar al Yemen, donde los productos serían descargados por tierra en el golfo de Adén. De ahí se iría hacia el norte, a Sana’a, a Ya’if, a Medina y al Imperio Bizantino (Jerusalén, Mediterráneo, etc).

De nuevo, no se ve el sentido de pasar por la Meca. Si se va de Ya’if directamente a Medina (como se ve en el tramo en azul), se ahorra camino. No sólo porque se va en línea recta, sino porque para bajar de Ya’if a La Meca se deben bajar 1000 metros de altitud y después para ir de La Meca a Media se deben subir 1000 metros de altitud para volver al altiplano arábigo. Si se va directo de Ya’if a Medina, no se bajan y suben 1000 metros y todo es más sencillo. La Meca resulta ser una encrucijada de caminos que está apartada del camino.

Así que Patricia Crone decidió examinar los documentos de la época para ver por dónde en realidad iban las rutas comerciales. Descubrió que las rutas comerciales de aquel entonces no iban por tierra (mediante caravanas de camellos) sino por mar (por barcos). Esto es lógico, pues, por motivos físicos, siempre ha costado menos transportar bienes por mar. También en la actualidad la mayor parte del comercio se hace por barco, por los mismos motivos.

Así, las rutas no estaban controladas por árabes sino por africanos e iban por el Mar Rojo. Para tocar La Meca, deberían llevar la ruta siguiente:

Cuando uno se cansa de ir por el mar, visita La Meca porque el turismo es agradable

 

 

Una vez uno navega hacia el norte por el Mar Rojo, para tocar la Meca debe descargar sus productos de barcos a camellos, llevarlos a La Meca en un viaje de cien kilómetros en camello, pasar por delante de casa de Mahoma para que lo vean a uno (quizás gritando «¡oye, tronco! ¡no te olvides de incluirme en el Corán!»), volver los productos al mar cien kilómetros con camellos, meterlos en barcos de nuevo y seguir camino al norte. Es decir, como dice la tradición islámica, «La Meca está en una encrucijada de caminos»… y los cerdos vuelan por la aerolínea Halal Lines.

Obviamente, para que los productos que suben por el Mar Rojo pasaran en La Meca, La Meca debería ser una ciudad portuaria pero no lo es (está a cien kilómetros del mar) y tampoco lo es la ciudad del Corán.

Esta es la razón porque las rutas comerciales no pasaban por La Meca. Y, en efecto, Patricia Crone comprobó que no hay ninguna mención de La Meca en documentos comerciales, ni ninguna mención en la descripción de las rutas comerciales de la época.

Con toda esta información de la tercera y cuarta evidencia, Patricia Crone escribió su libro «Meccan Trade and the origins of Islam» (1987)  que le valió una amenaza de muerte de los islamistas y tener que cambiar de Universidad, así como insultos y ataques ad hominem de los eruditos occidentales. Ver, por ejemplo, el lamentable artículo que hay aquí (la respuesta de Crone está aquí ) .

Quinta evidencia en contra. No existen restos arqueológicos en La Meca. En estos momentos, La Meca está en medio de un ambicioso proyecto de remodelación urbanística, que pretende crear el nuevo rostro de la ciudad (una ciudad que crece y crece pues el número de peregrinos crece debido a los modernos medios de transporte).

Con esta remodelación, se intenta cubrir con cemento los lugares que la tradición islámica considera la casa del Profeta y la casa de Jadiya, su primera esposa. Por ello, se han enviado arqueólogos que han explorado los restos en esos lugares, excavando debajo de la superficie. No han encontrado nada.

Proyectos de expansión urbanística de La Meca. La flecha superior izquierda indica la casa de Jadiya, primera esposa del Profeta. La flecha superior derecha indica la casa de Mahoma. Las dos quedarán cubiertas de cemento encubriendo cualquier evidencia (o, mejor dicho, ausencia de evidencia, pues no se han encontrado restos arqueológicos en ellas)

En general, no hay restos arqueológicos en La Meca del tiempo del Profeta (comparar con los restos arqueológicos de la Biblia, que llenan libros enteros).

A partir de la tercera, cuarta y quinta evidencia, podemos afirmar, con alto grado de probabilidad, que no hubo una ciudad en La Meca durante la vida del Profeta. Quizás había una aldea apartada, pero no la ciudad que describe el Corán.

Pero las tres últimas evidencias son las mejores.

Sexta evidencia en contra. Como la Biblia, el Corán también habla de la destrucción de la ciudad de Sodoma, en varias ocasiones.  En la sura 37, refiriéndose a la destrucción de Sodoma, el Corán dice «Y ciertamente vosotros [¡Oh, incrédulos!] pasáis por sus ruinas por el día y por la noche. ¿Es que no reflexionáis?» (Corán 37:136-137).

Sin embargo, las ruinas de Sodoma no están cerca de La Meca para que se pueda pasar por el día y por la noche, sino mil kilómetros al norte.

Séptima evidencia en contra. Cuando el historiador Dan Gibson examinó el Corán encontró En específico, el Profeta interactúa con 3 tribus. Con la tribu de `Ad (que es la bíblica`Uz) interactua 23 veces. Con la tribu Thamud (que son los nabateos), interactua 24 veces. Con la tribu de Midian (que son los midianitas) interactua 7 veces.

Sin embargo, las tres tribus están en el norte de Arabia, muy lejos de La Meca, como se ve en esta imagen.

Las tribus con las que el profeta interactua están alejadas de La Meca

De hecho, están mil kilómetros al norte, lo que en tiempos antes de los autos era una grandísima distancia para un contacto diario. De nuevo, podemos comparar con el evangelio de Lucas para referencia:

  • El Corán tiene  65 referencias geográficas, 9 lugares con nombre, todos ellos mil kilómetros al norte de donde deberían estar.
  • El evangelio de Lucas (que es mucho más corto que el Corán) tiene 110 referencias geográficas, 31 lugares con nombre, todos en los sitios correctos.

Octava evidencia en contra. Es mi preferida. Se trata de la evidencia de la alquibla. Según la tradición islámica, Mahoma mandó a sus seguidores orar en dirección a Jerusalén, durante la época en la que intentaba que los judíos le reconocieran como un profeta auténtico. Pero, cuando los judíos no le aceptaron, en 622 d.C., Mahoma cambió la dirección de la oración hacia La Meca.

Desde entonces hasta ahora, todos los musulmanes oran en dirección a La Meca. Pero, ¿cómo saber la dirección? Hoy hasta hay apps para esto pero, tradicionalmente, había otros métodos. Por ejemplo, todas las mezquitas tienen una pared especial que está orientada hacia La Meca. Esta pared se llama la qibla o alquibla en español y está indicada de forma especial (normalmente con un nicho en la pared, llamado mihrab), de forma que todos los musulmanes dentro de una mezquita sepan hacia donde orar.

La alquibla en la mezquita Jama (Nueva Delhi, India), indicado con el mihrab.

Obviamente, todas las mezquitas del mundo tienen su alquibla orientada a La Meca.

Y aquí es donde la historia se vuelve extraña. En 1905, los profesores Creswell y Feherwari estaban estudiando algunas de las mezquitas más antiguas del mundo en Egipto y el Oriente Medio y se encontraron que la alquibla original de estas mezquitas no estaba orientada a La Meca (obviamente, su alquibla actual sí que estaba orientada a La Meca) .

En esta imagen vemos la orientación de las alquiblas de esas mezquitas:

Las alquiblas apuntaban a un mismo punto, pero ¿cuál?

En el mapa, se ve que las alquiblas originales no apuntan a La Meca. Primero pensaron que quizás los arquitectos se habían equivocado, pero después se dieron cuenta que todas las alquiblas apuntaban al mismo punto, que no era La Meca. Después pensaron que este punto era Jerusalén (aunque no hay mezquitas construidas antes de 622 d.C), pero estaba desviado por tres o cuatro grados.

Entonces, ¿cuál era el punto al que apuntaban las alquiblas originales? Creswell y Feherwari no lo explicaron, pues estaban estudiando otras cosas. Sólo anotaron el dato.

También en 705 d. C. (73 años después de la muerte de Mahoma), el escritor cristiano Jacob de Edesa se refiere a los «mahgraye» (uno de los nombres primitivos para los musulmanes) con estas palabras: «Así que, por todo esto, está claro que no es al sur que los judíos y mahgraye oran aquí, en la región de Siria, sino hacia Jerusalén o la Ka’aba los lugares patriarcales de sus razas». Así que parece que los musulmanes de Siria no oraban al sur, donde está La Meca.

A partir de todos estos indicios, el historiador Dan Gibson decidió resolver el asunto. Examinó las mezquitas más antiguas del mundo y sus alquiblas originales, para ver hacia donde estaban orientadas.

Estos son sus resultados, ordenados por antigüedad de la mezquita, indicando el nombre de la mezquita, el país el año de construcción y la dirección de su alquibla original.

  • Mezquita de Medina (Arabia Saudita), 623. La alquibla original apunta a la ciudad de Petra (en Jordania).
  • Mezquita de Guangzhou (China), 630. La alquibla original apunta a la ciudad de Petra.
  • Mezquita de Fustat (Egipto), 641. La alquibla original apunta a la ciudad de Petra.
  • Mezquita del Palacio de Humeima (Jordania), 700. La alquibla original apunta a la ciudad de Petra.
  • Mezquita de Ba’albek (Líbano), 700. La alquibla original apunta a la ciudad de Petra.
  • Mezquita de la Ciudadela de Amán (Jordania). 701. La alquibla original apunta a la ciudad de Petra.
  • Gran Mezquita de Sana’a (Yemen), 705. La alquibla original apunta a la ciudad de Petra.
  • Mezquita de Khirbat al-Minya (Israel), 706. La alquibla original apunta a la ciudad de Petra.
  • Mezquita Wasit (Iraq), 706. La alquibla original apunta a la ciudad de Petra.
  • Mezquita de Al-Aqsa (Jerusalén), 706.  Tanto la alquibla, como la mezquita y el complejo apuntan a la a la ciudad de Petra.
  • Mezquita de Damasco (Siria), 709. La alquibla original apunta a la ciudad de Petra.
  • Mezquita de Omar (Siria), 720. La alquibla original apunta a la ciudad de Petra.
  • Mezquita de Khirbat al Mafjar (Palestina), 724. La alquibla original apunta a la ciudad de Petra.
  • Mezquita de Anjar (Líbano), 724.  La alquibla original apunta a la ciudad de Petra.

Está claro que las mezquitas más antiguas del mundo tienen su alquibla original orientada hacia la ciudad de Petra, aunque estén tan lejos como China.

A partir de 731, cien años después de la muerte del Profeta, algo cambia. Se abre un periodo de confusión. Así, vemos que las alquiblas apuntan a diversas direcciones.

  • Mezquita de Banbhore (Pakistán), 731. La alquibla original apunta a la ciudad de La Meca!!!.
  • Mezquita de Mushatta, (Aman, Jordania), 743. La alquibla original apunta a la ciudad de Petra.
  • Mezquita de la Fortaleza de Ribat (Tunez), 770. La alquibla original no apunta ni a Petra ni a La Meca.
  • Mezquita de Córdoba (España), 784. La alquibla original no apunta ni a Petra ni a La Meca.
  • Mezquita de Kairouan (Túnez), 817. La alquibla original no apunta ni a Petra ni a La Meca.

A partir de esta época todas las alquiblas se orientan hacia La Meca. Los resultados se resumen en este gráfico.

La orientación de la alquibla. Las fechas se dan en la era cristiana (AD) o musulmana (AH). La era musulmana comienza diez años antes de la muerte de Mahoma

Habíamos visto que según la tradición islámica, Mahoma orientó la oración hacia La Meca en 622 d.C. Sin embargo, estas alquiblas nos demuestran que Meca no se impuso hasta 822 d.C. Eso es doscientos años demasiado tarde.

Esto es extraordinario. ¿Es posible que Petra sea la ciudad sagrada original del Islam? ¿Es posible que la ciudad de la que habla el Corán sea Petra? No sólo tenemos la evidencia de las alquiblas, sino que todo encaja.

Veamos si lo que el Corán explica sobre la ciudad del Profeta se puede aplicar a Petra, ya que hemos visto que no se puede aplicar a La Meca. Revisemos las evidencias en contra de La Meca, para ver si son evidencias a favor de Petra.

Primera evidencia. La ciudad del Corán tiene campos agrícolas y olivos, como Petra, pero al contrario de La Meca.

Segunda evidencia. La ciudad del Corán tiene un valle paralelo, un río y montañas cerca, como Petra, pero al contrario de La Meca.

En este mapa de Petra, se ve muy claramente el valle paralelo y las montañas cercanas

Tercera evidencia. Petra aparece en los documentos de la época en qué vivió el Profeta (y también muchos siglos atrás), al contrario de La Meca.

Cuarta evidencia. La ciudad del Corán está en una encrucijada de caminos, donde se cruzan las rutas comerciales. Esto vimos que no se aplica a La Meca pero sí se aplica a Petra, como se ve en la foto siguiente:

Petra está en el punto verde y La Meca está en el interrogante.

Quinta evidencia. En Petra hay restos arqueológicos de la época del Profeta, pero no en La Meca.

Sexta evidencia. Las ruinas de Sodoma que están cerca de la ciudad del Corán están en el Norte de Arabia en la región de Petra, pero a mil quilómetros de La Meca.

Séptima evidencia. Las 3 tribus (`Ad, nabateos y midianitas) con los que el Profecta interactua cotidianamente, están en la región de Petra, muy alejados de La Meca.

Octava evidencia. Las alquiblas originales de todas las primeras mezquitas apuntan a Petra y a no a La Meca (durante el primer siglo después de la muerte de Mahoma). Esto encajaría con el informe de Jacob de Edesa en 750 d.C, que decía que los musulmanes de Siria no oraban en dirección al sur.

¿Es Petra la ciudad de la que habla el Corán? Todavía no es seguro, pero lo que sí parece altamente probable es que La Meca NO és la ciudad de la que habla el Corán. Esto destruye el relato tradicional islámico (que se deriva de la Sira y los hadices), que centra toda la acción en La Meca.

No sólo esto: hay otras partes de este relato que también se están derrumbando. Aquí sólo hemos explicado un punto concreto: la ubicación de la ciudad del Profeta, pero hay varios puntos importantes del relato que ya no se sostienen.

Una vez se compruebe que el relato tradicional es falso, comienza la labor de los historiadores de intentar adivinar cuál fue la verdadera historia.

Sobre Mahoma (I): Las fuentes

¿Qué sabemos sobre la vida de Mahoma?

El Corán no nos cuenta nada sobre la vida de Mahoma, aunque habla de un cierto profeta. El nombre «Mahoma» («Muhammad», en árabe) sólo aparece 4 veces en el Corán y ni siquiera estamos seguros de que sea un nombre propio (pues «Muhammad» en árabe significa «el alabado»). Por comparación, de Abraham («Ibrahim») se habla 69 veces, de la Virgen María («Maryam») 34 veces y de Jesús («Isa») 25 veces.

Las fuentes de la vida de Mahoma son una biografía llamada la Sira, una serie de dichos llamados los hadices y un comentario primitivo llamado el Tafsir. Sobre la vida de los Compañeros de Mahoma tenemos un documento llamado Tahdib.

Los equivalentes cristianos serían los siguientes: los evangelios serían la Sira y los hadices juntos (pues contienen los hechos y dichos de Jesús), el Tahdib sería el libro de los Hechos de los Apóstoles y el Tafsir serían las cartas de Pablo, el comentario sobre el que se basan todos los otros comentarios. El Corán no tiene paralelo cristiano, pues, en él, Dios habla directamente al pueblo para darle sus reglas, mientras que en la Biblia, Dios siempre habla por medio de un profeta o por medio de Jesús.

Lo impresionante es lo tardíos que son estos documentos sobre la vida de Mahoma, lo que los hace poco fiables. En historia es un principio generalizado que, cuánto más tardío es un documento, menos fiable es su información.

Así, por ejemplo, los evangelios gnósticos son del siglo II o III y, por lo tanto, los historiadores lo rechazan como fuentes fiables de la vida de Jesús. Mientras que el evangelio de Mateo puede de ser de 20 a 40 años después de la muerte de Jesús, por lo que se considera fiable. Para ser exactos, no sólo se considera la fecha (y este no es lugar para hablar sobre este tema) pero la fecha es un dato importante.

Veamos en el gráfico siguiente las fechas de las fuentes de la vida de Mahoma, comparándolas con las fechas de las fuentes de la vida de Jesús, como una referencia.

Comparación de la datación de las fuentes de la vida de Mahoma contra la de Jesús.

En el gráfico, se indican los años que aparecen las fuentes después de la muerte de los fundadores de las religiones. El año de muerte de Jesús y Mahoma se indica como 0.

En el caso de Jesús, vemos que en un breve espacio de tiempo, entre 15 años y 35 años después de la muerte del Maestro, se escriben la mayoría de biografías, los Hechos de los Apóstoles y las cartas de San Pablo (comentarios o Tafsir). Antes de los 15 años, tenemos algunos credos aún más primitivos, como 1 Corintios 15, que quedó incorporado en las cartas de Pablo. El evangelio de San Juan tarda más en escribirse (entre 35 y 60 años después de la muerte de la muerte del Maestro).

La autoría de los escritos (excepto para Pablo) corresponde a los apóstoles Mateo y Juan, a Lucas (historiador que era el escriba de Pablo) y a Marcos (que escribió lo que dijo Pedro). La información viene de testigos oculares (como se demuestra en el libro «Jesus and the Eyewitnesses»).

El caso de Mahoma es mucho más tardío. Para comenzar, la primera biografía sabemos que se escribe 133 años después de la muerte de Mahoma. Lo que es más: no tenemos esta primera biografía, escrita por Ibn Ishaq. Lo único que tenemos una edición posterior, revisada por Ibn Hisham, 201 años después de la muerte de Mahoma.

Ibn Hisham dice que se basa en Ibn Ishaq (y sólo tenemos su palabra en esto, porque no tenemos manuscritos). También dice que ha manipulado el texto de Ibn Ishaq.  En su introducción, Ibn Hisham explica que él alteró la historia de la vida de Mahoma. «Cosas que es vergonzoso discutir, cuestiones que afligirían a ciertas personas y reportes tales que como [mi maestro] dijo no podían ser aceptados como de confianza… todas estas cosas las he omitido».

Es como si la única biografía que tenemos de Jesús se hubiera escrito en 166 d. C y que no estuviera disponible, pero que tuviéramos una edición de 233 que su propio autor considera manipulada. Obviamente, documentos tan tardíos (que los hay) no se consideran válidos en el caso del cristianismo sino falsos (apócrifos).

Continuando con la línea de tiempo, los dichos de Mahoma (hadices), que también contienen alguna información biográfica, los recopila Al-Bujari 238 años después de la muerte de Mahoma. Finalmente, la vida de los Compañeros (Tahdib) y el primer comentario del Corán (Tafsir) lo realiza Al-Tabari 291 años después de la muerte de Mahoma.

El equivalente cristiano del Tafsir son las cartas de Pablo (entre 15 y 35 después de la muerte de Jesús). Pero el Tafsir es más importante, por un motivo: al contrario de los evangelios, el Corán no se entiende nada si se lee solo. La única forma de entenderlo es que te lo expliquen y eso es el Tafsir.

Vemos pues las diferencias de fechas. Mientras que una persona madura puede recordar lo que pasó hace 20 o 40 años en su vida (sobre todo, si le impactó especialmente), la primera biografía de Mahoma que tenemos es de 200 años y sus dichos son de 238 años después de su muerte (comparar con evangelios entre 15 y 35 años).

Pero no sólo está el asunto de las fechas. Un documento tardío puede ser fiable si contiene información de fuentes fiables más tempranas (sean orales o escritas). ¿Cuáles son las fuentes de la protobiografía de Ibn Ishaq? ¿Podemos considerar la biografía fiable?

Las fuentes de la protobiografía de Ibn Ishaq (que, repetimos, no tenemos en forma original) fueron las tradiciones orales sobre la vida de Mahoma. No sabemos si eran fiables, pero el contenido de la protobiografía fue polémico incluso en su tiempo. Algunos tenían una opinión favorable: un árabe del siglo VIII llamó a Ibn Ishaq «el emir de los tradicionalistas». Otros le llamaron mentiroso y Malik ibn Anas (muerto en 795), lo llamó «uno de los anticristos». También hay opiniones más matizadas e intermedias.

Algunos contenidos de Ibn Ishaq (o, al menos, de la edición que tenemos a través de Ibn Hisham, llamada «la Sira») son muy dudosos. Por ejemplo, el Corán dice una y otra vez que el Profeta era incapaz de hacer milagros. La gente de su tiempo le pide milagros en varias ocasiones, para que demuestre que es un verdadero profeta. Sin embargo, él se niega, diciendo que el contenido del Corán ya es un verdadero milagro (Corán 2:118; mirar 6:37, 10:20, 13:7, 13:27). Sin embargo, la biografía (Sira) presenta a Mahoma haciendo milagros en varias ocasiones.

También la Sira presenta a un monje cristiano diciendo a Mahoma, cuando era niño, que iba a ser un profeta, mientras que otras tradiciones lo presentan atemorizado y al borde del suicidio cuando, de adulto, el ángel le comunica lo mismo. Obviamente, esto no encaja.

Como vemos, el contenido de la Sira (de Ibn Hisham basada en Ibn Ishaq) tiene problemas. Pero los dichos de Mahoma o hadices son todavía más problemáticos. Un hadiz es una pequeña historia sobre Mahoma que contiene un dicho de él. En los dos siglos después de la muerte de Mahoma proliferaron de forma espectacular, pues se inventaban por motivos políticos y personales o por simple folclore. Según la tradición llegaron a ser centenares de miles de hadices.

Esto llegó a ser un caos tan grande que los estudiosos decidieron tomar cartas en el asunto. Un puñado de estudiosos examinaron los hadices existentes y seleccionaron los que consideraron auténticos. El más importante de estos estudiosos es Al-Bujari y hasta hoy los musulmanes consideran su colección de hadices como la más respetable (seguida de la colección de Al-Muslim y cuatro o cinco más, que son también muy importantes). Lo que digamos de Al-Bujari se aplica, con leves variaciones, a todos ellos.

Se dice que Al-Bujari examinó 600 mil hadices y consideró como auténticos sólo 7275. Su método, que es alabado por los estudiosos musulmanes, suena muy extraño para los eruditos modernos.

En efecto, cada hadiz comienza de la manera siguiente: «Dice Fulanito que le dijo Menganito que le dijo Zutanito que le dijo Ayesha, esposa del Profeta que, en una ocasión, el Profeta se encontraba, bla, bla, bla…». A este comienzo se le llama «cadena de transmisión» o isnad y no hay hadiz sin su isnad. La cadena de transmisión indica cómo llegó la información y pueden ser bastante largas (no olvidemos que, cuando Al-Bujari recopila los hadices, han pasado casi dos siglos y medio desde la muerte del Profeta).

Al-Bujari consideró un hadiz como auténtico si su cadena de transmisión (isnad) era factible. Es decir, si los personajes en la isnad habían vivido cerca y sus fechas de nacimiento y muerte se solapaban, de forma que pudieran haberse encontrado para transmitirse el hadiz. Así, si Fulanito y Menganito habían vivido cerca y en la misma época podrían haberse transmitido el hadiz. Lo mismo con Menganito y Zutanito y, si esto se observa en toda la cadena de transmisión, el isnad es factible y el hadiz se toma como auténtico.

Obviamente, un método como este es bueno para descartar hadices pero no para aceptarlos. Si la isnad no es factible, la isnad es falsa y es razonable pensar que el hadiz también lo es. Pero una isnad que es verdadera, no garantiza que el hadiz sea verdadero, como Al-Bujari supuso. Esto hace muy dudosa la información de los hadices para los historiadores modernos. Hay algunos hadices que parecen tener información fiable mientras que otros parecen ser puro folclore o invenciones posteriores.

El problema de la Sira y de los hadices no es que se fundamentan en la tradición oral (es decir, en contenidos que se pasan de boca a boca, sin ser escritos). Esta ha resultado ser muy fiable en las circunstancias correctas. Si una tradición oral se considera sagrada, el maestro hace que el discípulo la repita una y otra vez hasta que la memorice exactamente. Así, los Vedas (libros sagrados del hinduismo) se han transmitido 3000 años sólo de forma oral sin ningún error, hasta que los ingleses los escribieron en el siglo XIX. Y no es el único caso: abundan los ejemplos en todas las religiones del mundo (por ejemplo, los fariseos transmitían así sus enseñanzas, que, siglos después, acabaron escritas en el Talmud).

Incluso cuando se trata de un texto literario no sagrado, la tradición oral puede ser muy fiable. Por ejemplo, la Ilíada se transmitió por siglos de forma oral y la información era tan exacta que, en 1871, Schliemann encontró Troya siguiendo las indicaciones geográficas que se dan en la Ilíada. Entre 1977 y 2001, el geólogo John C. Kraft y el clasicista John V. Luce, compararon la Ilíada, con otras obras antiguas (como la Geografía de Estrabón) y con la geología de la zona. Llegaron a la conclusión de que la Ilíada tenía una descripción extraordinariamente precisa de la geografía de la zona alrededor de Troya, lo que otra vez demuestra la precisión de la tradición oral en circunstancias correctas. Abundan también otros ejemplos de tradiciones orales no religiosas transmitidas de forma exitosa.

A veces, hay varios niveles de fiabilidad en la transmisión. Así, como dice Jeaneane D. Fowler aludiendo a las tradiciones indias:  «Al contrario de los Vedas, que debían de ser conservados sin alterar una letra, el Bhagavad Gita era una obra popular cuyos recitadores se ajustaban inevitablemente a cambios en el lenguaje y el estilo» (Fowler, Jeaneane D. (2012). The Bhagavad Gita: A Text and Commentary for Students. Eastbourne: Sussex Academic Press. p. 302. ISBN 978-1-84519-520-5.).

En general, la forma de transmisión de una tradición oral depende de lo qué la comunidad considera importante sobre ella. Si el contenido y la forma se consideran importantes, se trata de una tradición de transmisión controlada (como los Vedas): ni una letra puede cambiarse. Si sólo el contenido es importante, es una tradición de transmisión semi-controlada, como el Bhagavad Gita,. El contenido no se cambia pero si la forma de expresarlo, que suele adaptarse al público específico en cada ocasión. Si ni el contenido ni la forma son importantes, la tradición es de transmisión no controlada y varía de forma libre, como en los chistes modernos o en el «juego del teléfono».

El problema de la Sira y los hadices es que las tradiciones orales en las que se basan no se consideraron importantes hasta que las recopilaron los estudiosos, varios siglos después. No se las consideró en serio, como algo valioso a preservar. Eran cuentos y anécdotas que la gente distorsionaba a su placer y por intereses propios, propagándose de forma no controlada, no diferente a cómo se extienden los chistes modernos.

Siglos después, los estudiosos quisieron recopilarlas y hacer su transmisión controlada (y de hecho, desde Al-Bujari han sido transmitidas de forma controlada). Sin embargo, ya era tarde. Cuando se quiso formalizar estas historias y controlar su transmisión, ya el contenido estaba corrompido por siglos de transmisión no controlada y la verdad histórica era muy difícil de distinguir de las invenciones posteriores.

Con una Sira y unos hadices tan poco fiables, el relato tradicional de la vida de Mahoma debe ponerse en tela de juicio. Sobre todo, cuando aparece evidencia abundante en contra, que es lo que veremos a continuación.

Nota: En 743, San Juan Damasceno incluye su crítica del Islam.

 

Cada palabra que procede de la boca de Dios

Jim Blackburn

[Original en inglés aquí. Todas las citas bíblicas son de la Reina Valera 1960, la traducción protestante más popular en español, para que no haya sospechas de parcialidad en la traducción.]

Cuando estudiaba en la Universidad, era común que cada profesor entregara un temario que esbozaba y resumía su asignatura. Recuerdo un temario en específico, que incluía una frase parecida a la siguiente: «Asiste a clase todos los días y aprobarás esta asignatura». Pensé: «Esto parece bastante sencillo. De todas maneras, yo no falto a menudo a clase, así que supongo que tengo garantizado un aprobado fácil».

Pensé que podía asistir a clase todos los días y trabajar en las tareas urgentes de otras asignaturas. La clase podría convertirse en una especie de sesión de estudio para otras asignaturas, ya que todo lo que tenía que hacer para aprobar era «asistir» cada día. Incluso, cuando acabara las tareas, podría pasar algún tiempo en la clase reponiendo sueño atrasado. Si el profesor intentara suspenderme al final de curso, podría simplemente mostrarle su escrito, donde sus propias palabras me garantizaban un aprobado sólo por asistir.

Por supuesto, lo que pensaba era tonto. Había muchos requisitos para aprobar el curso. El llamamiento del profesor a asistir a clase sólo intentaba inculcar en los estudiantes la importancia que tenían sus explicaciones para aprender el contenido necesario para aprobar la asignatura. No era una garantía de aprobado. Pero, sin duda, el profesor tenía experiencia que aquellos que asistían a clase con regularidad tenían un porcentaje de aprobados mucho mayor que aquellos que no lo hacían.

Esta historia tiene paralelos en la apologética moderna.

Los versículos sueltos como «prueba»

Como un apologista del [sitio web] «Catholic Answers», a menudo hablo con no católicos que cuestionan varias doctrinas de la Iglesia Católica. No es raro que esas personas presenten un versículo de la Biblia – la «prueba» textual de lo que afirman. Creen firmemente que este versículo invalida la doctrina de la Iglesia que cuestionan.

Por ejemplo, cuando alguien cuestiona la doctrina de la Iglesia sobre la importancia de las obras en la vida de un cristiano, frecuentemente cita el siguiente versículo para refutar esa doctrina: «Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo» (Hechos 16:31).

Después de esto, hace comentarios que expresan que piensa que eso es todo – si crees en Jesús, es seguro que irás al cielo. Al fin y al cabo, la Biblia es la palabra inerrante de Dios: si eso es lo que dice la Biblia, entonces esto es todo lo que necesitamos saber. Así, si creemos, tenemos una garantía simple pero cierta de salvación.

Cuando oigo este argumento, no puedo evitar recordar el temario de mi universidad y preguntarme si la persona que lo usa se imaginará un día de pie ante las puertas del cielo con ese versículo en la punta de su lengua, listo para decir a San Pedro: «He creído en el Señor Jesucristo así que tengo la entrada al cielo garantizada». Entonces, San Pedro contestaría: «¿Qué hay de todo lo otro que dice la Biblia?». De hecho, en vez de Pedro, podría ser Jesús quien le diría: «Nunca te conocí; apártate de mí, hacedor de maldad» (Mateo 7:23).

¿Ves? Este es el peligro de entender erróneamente y citar inapropiadamente un versículo o pasaje de la Biblia sin considerar su significado completo en su contexto correcto. Esto es usar versículos sueltos como prueba de la peor manera.

Cuando explico los posibles riesgos de usar versículos sueltos como prueba, a veces uso como argumento un ejemplo obvio y extremo de esta técnica . Por ejemplo, según la Escritura: «No hay Dios».

Esto esto todo. Supongo que podemos cerrar nuestras biblias e irnos a casa ahora porque la misma Biblia nos dice que no hay Dios. Está justo ahí en el Salmo 14.

Por supuesto, si vuelves a abrir la Biblia y lees el versículo completo, el contexto revela un nuevo significado: «Dice el necio en su corazón: No hay Dios.» (Salmo 14:1; ver también Salmo 10:4, Salmo 53:1 y 2 Reyes 5:15). 

Las primeras seis palabras del versículo dan una interpretación completamente diferente a la frase suelta «No hay Dios»: ¡eres un necio si eso es lo que crees!

El contexto es vital

Lo primero a considerar cuando alguien cita versículos sueltos de forma incorrecta es el contexto inmediato en el que aparece este texto. Por ejemplo, en el caso de la persona que cita: «Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo» (Hechos 16:31), miremos este versículo en su contexto completo. (Hechos 16:25-34).

Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron.

Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: «No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí».

El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?

Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.

Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos. Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios.

Cuando leemos la historia completa en que aparece el versículo suelto, vemos que Pablo fue a enseñar el evangelio al carcelero y a su familia y, entonces, los bautizó a todos. Claramente, creer simplemente en Jesús no era todo lo que Pablo tenía en mente. En este contexto, creer incluye como mínimo ser bautizado. Probablemente es por esto por lo que Pablo les «habló la palabra del Señor», para enseñarles qué significa realmente creer en Jesucristo, es decir, seguir sus mandamientos.

Más que la suma de sus partes

A veces considerar el contexto inmediato de un versículo suelto no es suficiente para comprenderlo completamente. En ese caso, podemos citar otros versículos para demostrar que el pasaje original no se entiende bien de forma aislada.

Para ello, podría ser útil señalar  que Jesús, citando Deuteronomio 8:3, enfatizó la importancia de toda la palabra de Dios: «Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mateo 4:4). Si la Biblia es la palabra de Dios, entonces cada palabra de ella debe ser importante, y debemos considerar toda la Biblia por completo. Debemos ser cuidadosos de no separar sólo trocitos de ella para formular nuestra fe.

Volviendo al versículo suelto: «Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo», podemos buscar otros pasajes bíblicos que discutan también qué es lo que se requiere para la salvación, con el fin de ver el cuadro completo de lo que se necesita.

Por ejemplo, considera estos versículos:

  • «No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.» (Mateo 7, 21).
  • «Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo» (Mateo 10, 22; ; ver también Mateo 24:13; Marcos 13:13).
  • «El que creyere y fuere bautizado, será salvo» (Marcos 16:16).
  • «Si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente» (Lucas 13:3).
  • «El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.» (Juan 3:3)
  • «El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero [último].» (Juan 6:54)
  • «Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.» (Romanos 10:9)
  • «Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.» (Romanos 10:13)
  • La fe sin obras es muerta (Santiago 2:20)
  • El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva […] por la resurrección de Jesucristo (1 Pedro 3:21)

Aislados como pruebas sueltas, se podría afirmar erróneamente que cada uno de estos versículos contiene todo lo necesario para la salvación: «Hacer la voluntad del Padre; perseverar hasta el fin; creer y ser bautizado; arrepentirse; nacer de nuevo; comer la carne de Jesús y beber su sangre; confesar que Jesús es Señor y creer que Dios le levantó de los muertos; invocar el nombre del Señor; tener fe viva con obras; ser bautizado». Muchos más versículos podrían añadirse a esta lista.

La verdad es que todas estas cosas son necesarias para la salvación y ninguno de estos versículos debería ser citado como una fórmula suelta. Para comprenderse por completo, todos ellos deben considerarse dentro del contexto de cada uno y del resto de la Escritura.

Confiar en la autoridad

Pero a veces, incluso considerar toda la Escritura puede no ser suficiente para corregir un versículo suelto usado incorrectamente como prueba. Esto es porque la propia Escritura no basta del todo  para entender la fe cristiana en su plenitud, porque la Biblia no contiene toda la revelación de Dios. Juan nos dice: «Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir.» (Juan 21:25).

Entonces, ¿cómo uno puede refutar un versículo suelto usado incorrectamente como prueba si la misma Biblia no basta para hacerlo? Si cada palabra de la revelación de Dios es importante y debe ser considerada, pero no toda ella está incluida en la palabra escrita de la Biblia, ¿dónde puede encontrarse? Es muy sencillo: se encuentra en aquellos a los que Dios encomendó la plenitud de su revelación – la jerarquía con autoridad de su Iglesia – a los que encomendó «la fe que ha sido una vez dada a los santos» (Judas 3).

En último término, si, usando la misma Escritura, no podemos tratar adecuadamente un versículo suelto, debemos confiar en la enseñanza de la Iglesia.

Así que, cuando alguien ofrece un versículo bíblico para demostrar un argumento que sabes que es incorrecto, primero considera el versículo en su contexto inmediato, después considera lo que otros versículos y la totalidad de la Escritura tiene que decir sobre el tema. Y, finalmente, confía en la enseñanza con autoridad de la Iglesia para resolver el asunto de forma definitiva.

Sobre Francia (y Occidente)

Es fácil. Quisieron acabar con la tradición milenaria francesa (religión, cultura francesa, tradiciones) en nombre de una utopía (la República francesa, la laïcité, en la que todos los hombres son iguales, en qué la cultura no importa y el hombre está reducido a comer, follar y votar lo que los poderosos le dictan, en que Francia no es una nación con cultura, historia y tradiciones sino un departamento administrativo al que puede ir cualquiera del mundo y ser francés). Recordad el infame discurso de Macron en que va a Marsella y ve gente de todo el mundo y dice. «¡Veo franceses!».

Mientras que la tradición francesa era algo que funcionó durante milenios, esa paja mental de la utopía (parida por cuatro filósofos ilustrados con más tiempo libre y orgullo que sabiduría) no funcionaba sino en el papel. Todo se mantuvo hasta los años 60 porque, aunque las élites eran utópicas, las masas seguían siendo cristianas y tradicionales. A partir de los años 60, las élites consiguieron adoctrinar a las masas en su utopía, a traves de los medios y la escolarización masiva. Desde este momento, Francia (y Occidente) se suicida. Como la utopía es algo impracticable, será sustituida por la tradición, como pasa siempre. Como no se quiere volver a la tradición francesa, se sustituirá por la tradición islámica.

Los cobardes de Tours

[Original en inglés aquí.

El título alude a la batalla de Tours (también llamada «batalla de Poitiers») en la que el líder franco Carlos Martel, con pocas tropas, valentía y fe, logró detener la invasión islámica de Europa en 732. Así impidió que Europa se convirtiera en parte del Califato Islámico y permitió que la civilización europea no muriera poco después de nacer]

Bataille de Poitiers, Steuben, siglo XIX.

Te habrás dado cuenta de que los hombres raramente pierden una oportunidad de presentar sus fracasos como algo de qué sentirse orgullosos. Esto es porque el fracaso ofrece un camino fácil y establecido, mientras que el éxito puede involucrar incomodidad e insultos por parte de aquellos que preferirían que no lo tuvieras. Y como somos propensos al ocio y a alabarnos a nosotros mismos, no es sorprendente que estos dos aspectos se combinen de forma inconsciente. Aunque pienso que sería útil ser un poco más conscientes de ello.

Esto era lo que pensaba durante el ritual (ahora ejecutado con desgana) que producen los atentados terroristas que se suceden con regularidad mecánica en Gran Bretaña.  Cada uno de ellos genera un montón de tópicos que proliferan como hongos después de la lluvia. Por supuesto, conoces de qué hablo: llamados a la unidad entre aquellos que quieren matar y conquistar a los ingleses y aquellos ingleses que preferirían que no lo hicieran.

De acuerdo, este terreno que compartimos en común es un estrecho istmo, pero este es el motivo de que tengamos valores, tolerancia y diversidad. Cualquier palabra que puedas engatusar a la población para que se la trague. La clave es no hacer nada pero de forma ostentosa. Por lo tanto, la pasividad histérica se ha vuelto la respuesta estándar europea a encontrar las entrañas de los nativos servidas en tiras como si fueran espaguetis en un plato.

Un vívido ejemplo de este estupor frenético es un cartel que apareció horas después de la masacre en Londres, por encima de las manchas de sangre. Se me pasó guardar la imagen, pero recuerdo de memoria que decía algo parecido a «Ten el valor de seguir amando»

La imagen a la que se refiere el autor es esta. El cartel dice: «Londres. Atrévete a seguir amando».

¡Ah, la cálida alabanza de la fría cobardía! Porque fingir amor cuando se tiene miedo no es valentía, sino lo opuesto. «Ten el valor de seguir amando» se escribe de forma más honesta como «Ten la cobardía y la apatía de no resistir«. Pero como esta sinceridad hiere gravemente el ego, buscamos narrativas que presentan nuestra locura bajo una luz más favorable. «Valentía» y «amar» parecen mucho más positivos que palabras que evalúen la situación de forma más honesta.

Resulta casi cómico imaginar que es valentía de verdad lo que el eje político-mediático intenta fomentar con sus llamamientos inculcados a base de repetición. ¿Ahora llamamos «valentía » al miedo de decir algo que pudiera hacer que te despidieran del trabajo? ¿Es valentía la aceptación sumisa a las restricciones sobre el «discurso del odio»? ¿Es valentía pronunciar con rimbombancia cualquier tópico para evitar que te etiqueten con un -ismo? Más específicamente para el tema que estamos tratando, ¿es valentía implorar a los extranjeros que sean más limitados en sus matanzas? Si es así, es seguro que Carlos Martel fue el mayor cobarde de Europa.

Ser un lamebotas cultural desganado y sumiso da muchas ventajas en nuestro mundo moderno. Considerarte valiente no debería ser una de ellas.

About Darwinian evolution

“The fossil record is anything but complete. Actually, it’s a exceptionally poor filter with gaping holes. On top of that, recovery of fossils is exceptionally tiny compared to what actually lies buried. The odds of finding particular forms is very very small.”

This was the excuse in Darwin’s time and Darwin was right to argue that. Now after a century of unburying fossils, this doesn’t cut. Some transitional forms should have been found. Their absence have led to scientists to formulate theories such as the punctuated equilibrium, which have their own problems.

A theory cannot be proven based on the absence of evidence or in the difficulty of finding evidence.

“We can’t find evidence, but if the evidence were found it would be as I say. Believe me”. Complete fail


Well,  let’s say the fossil record doesn’t show evolution–common descent–to hold. What do you say about the evidence from the phylogenetic tree?


Firstly, a disclaimer. I am a Catholic but I don’t have any theological problem with evolution. I don’t think Adam and Eve really existed and I don’t think that Genesis has to be interpreted literally. Having said that, the problems with evolution are scientific.

Secondly, let’s define the terms. Common descent = all living organisms descend from a common ancestor. Biological evolution = change in the heritable characteristics of biological populations over successive generations. Macroevolution = species derive from other species through biological evolution. Microevolution = inside the same species, some specific features are selected through biological evolution. Mutation evolution = the way that evolution happens is through DNA mutations. Darwinian evolution = the way that evolution happens is through RANDOM (blind) DNA mutations. (I know, I know, Mr. Briggs, maybe this “random” is not accurate, but bear with me).

Bob asked me about the evidence about the phylogenetic tree. Well, to begin with, there is no inequivocal evidence about the existence of a phylogenetic tree. As you see in the Wikipedia page (https://en.wikipedia.org/wiki/Phylogenetic_tree), the definition of phylogenetic tree IMPLIES acceptance of evolution. That is, talking about the evidence of evolution in the phylogenetic tree (defined in evolutionary terms) is the fallacy named “begging the question” (https://en.wikipedia.org/wiki/Begging_the_question).

What is the evidence in favor or against Darwinian evolution?

EVIDENCE IN FAVOR.

  • Living organisms are very similar, not only in a macro way but also in a micro way (the cell, chemical reactions).
  • These similarities are not equal. There are organisms that are more similar than other ones. So you can classify organisms in a cladistic tree (this is what Carl Linnaeus did).
  • Complexity of living organisms increases over time.

EVIDENCE AGAINST.

  • Transitional forms have not been found.
  • Mutations cannot produce the kind of change we see from a species to another (irreducible complexity). See for example, https://www.amazon.com/Chance-Shattering-Modern-Theory-Evolution/dp/1880582244 . For some complex structures, several mutations must be produced at once to be advantageous, which is extremely unlikely. If the mutations are produced serially, natural selection removes them from the gene pool.

If you see the evidence in favor of Darwinian evolution, Darwinian evolution is only one of the theories that can explain this evidence. The similarity of living organisms could be explained by the fact that they are designed by the same designer (not necessarily God). The web pages I produce are similar and they can be classified in a cladistic tree, as I learn new tricks or I derive a design from a previous design.

A directed evolution would fit the evidence too. A designer producing the kind of mutations needed to go from a form to another form will explain all the evidence in favor and against.

So there is no evidence of Darwinian evolution, only because you can derive a cladistic tree. This is a piece of evidence that fits with several theories and cannot be taken as a proof of only one theory. Even more, there are theories that are more in line with the evidence.

In addition, Darwinian evolution has several pieces of evidence against it.

Rodney Stark writes in the link I include below: “I write as neither a creationist nor a Darwinist, but as one who knows what is probably the most disreputable scientific secret of the past century: There is no plausible scientific theory of the origin of species!”

Atheist Thomas Nagel writes in Mind & Cosmos :”‘ … the general force of the negative part of the intelligent design position – scepticism about the likelihood of the orthodox reductive view, given the available evidence – does not appear to me to have been destroyed …At least the question should be regarded as open.”

If it was about science, the fact we don’t have a certainty about the origin of species would be well known and all theories would be assessed according to their merits. Real science does not hide from the lack of knowledge. There are a lot of scientific aspects that we don’t have explanation for (at least, until now). We don’t hurry to present one theory as a fact, only because we don’t understand something.

Why is different with Darwin? Why Darwinian evolution is presented as the only theory, as something proven by science, and indisputable and undeniable, as a fact? As said Richard Dawkins, “the theory is about as much in doubt as that the earth goes round the sun”

Because it was never about science. It was about atheism (or materialism). As Dawkins said: “Although atheism might have been logically tenable before Darwin, Darwin made it possible to be an intellectually fulfilled atheist”. This article explains that evolution was motivated by atheism: http://www.aei.org/publication/fact-fable-and-darwin/

It was about fighting traditional religion. As geneticist Richard Lewontin said (I emphasize using *):

“Our willingness to accept scientific claims that are against common sense is the key to an understanding of the real struggle between science and the supernatural. We take the side of science in spite of the patent absurdity of some of its constructs, in spite of its failure to fulfill many of its extravagant promises of health and life, in spite of the tolerance of the scientific community for unsubstantiated just-so stories, *because we have a prior commitment, a commitment to materialism.*

It is not that the methods and institutions of science somehow compel us to accept a material explanation of the phenomenal world, but, on the contrary, that we are forced by our a priori adherence to material causes to create an apparatus of investigation and a set of concepts that produce material explanations, no matter how counter-intuitive, no matter how mystifying to the uninitiated. Moreover, that materialism is absolute, for *we cannot allow a Divine Foot in the door.*”

This is why you see cars with a bumper sticker of Darwin (the Ichthys Christian logo with two legs) and not with a bumper sticker of Newton or Einstein. This is because evolution can be undeniable and cannot be discussed in a classroom, only accepted without question. It is because it is not about science. It is about the cultural war.

 

Democracia: la opinión de un hereje (resumido)

Por Sam Gerrans, 4 mayo de 2004.

[Versión resumida. Versión completa aquí. Original en inglés aquí]

No creo en la democracia. En algunos círculos progresistas esto me hace un hereje que debería ser disparado. […]

La retórica de la democracia se basa en la idea de que la mayoría de personas son responsables y capaces de pensar por ellas mismas. Si esto fuera verdad, no se necesitaría un gobierno, nadie a quien pagar todos esos impuestos. No hace falta ser un genio para darse cuenta por qué esta idea no puede ni comenzar a funcionar.

«La mayoría» es una abstracción política necesaria dentro del marco de la hipocresía democrática, precisamente porque no puede pensar por sí misma. Es una fuerza ciega, divorciada de los hechos y fácilmente manipulable. Debe serlo. Su función es comprar cosas, pagar impuestos y distraerse – no atascar los mecanismos del poder.

Los gobernantes, por definición, forman una minoría. Bajo el sistema feudal, esto estaba completamente a la vista de todos. Bajo la democracia, tenemos que pretender que todos somos expertos en todo y que nuestra opinión cuenta. Ni somos expertos ni nuestra opinión cuenta y comenzamos, lentamente, a darnos cuenta de ello.

La diferencia básica entre el feudalismo y la democracia es de propaganda. Es parecido a cómo se crían los hijos. Es más eficiente que el niño crea que ordenar su habitación fue su idea. Es menos molestia. Pero el hecho es el mismo: habrá que ordenar la habitación.

Los que gestionan a la población muestran sus verdaderas intenciones cuando, de vez en cuando, la rueda se tuerce. Que Tony Blair ignoró la mayor concentración de personas de la historia en suelo británico (para protestar sus planes de lanzar una nueva ronda de genocidio en Irak) demuestra lo que realmente piensa de las opiniones de la gente.  Su trabajo, tal como lo ve, es gestionarlas, no llevarlas a la práctica.

Estamos empezando a despertar al hecho de que a nuestros gobernantes les importa un pito lo que pensamos. […] Por supuesto, esto ya ha sido previsto. No se iba a mostrar el puño de hierro que hay debajo del guante de seda sin tener funcionando todas las medidas necesarias. Por eso, la «Patriot Act» [que pone restricciones a la libertad en nombre de la seguridad], la obligación de tarjetas de identidad, las leyes contra «crímenes de odio», la vigilancia en todos lados y las iniciativas para prohibir las armas de fuego. Porque, puedes estar seguro, la guerra de verdad es contra nosotros – la gente que lo pagamos todo.

Estos terroristas, estos espantapájaros contra los que se nos debe proteger, son muy útiles para dar razones a la gente que gasta nuestro dinero para que reduzca nuestra libertad. No puedes evitar preguntarte quién los financia.

Pero no es este el tiempo de llorar por la democracia. No es que la democracia se convierta en algo diferente. La democracia se hace madura y revela  su verdadera naturaleza: la de una oligarquía [gobierno de pocos] brutal dedicada a destruir el orden natural [es decir, la forma en que las cosas deben ser, por ejemplo, la familia]. Su objeto: desconectarnos de la tierra y de la tribu y reemplazarnos por una casta sin raíces vigilada por medidas de seguridad de alta tecnología.

Este escenario no es antidemocrático. Es precisamente el resultado de la abdicación de la responsabilidad que es inherente en la democracia de masas. Así que acepta los hechos: el totalitarismo es la conclusión natural de la democracia [Nota del traductor: Platón ya detectó esto].

Sugiero que- sin importar las querellas internas – los fuertes y poderosos hacen más o menos lo que quieren y el resto es sólo propaganda. […] La ventaja principal de la democracia para quienes realmente tienen el poder es el hecho de que la creencia extendida de que somos libres es un medio eficiente de control. [Goethe lo puso así: «Nadie está más irremediablemente esclavizado que aquel que cree falsamente que es libre].  Pero la democracia nunca es y nunca ha sido la Libertad; es solo una dictadura «light». Y ahora que la infraestructura totalitaria está en su lugar, nuestros gobernantes ya no necesitan la propaganda.

Por supuesto, la democracia se aferrará a sus eslóganes cursis por tanto tiempo como sea útil. […] Lo que quiero no es llegar a conclusiones morales. Tengo mi opinión, por supuesto. Pero, para mí, todo se resume en lo siguiente: los fuertes y los astutos hacen lo que quieren y el resto de nosotros necesitamos decidir qué vamos a hacer con esto – si es que vamos a hacer algo.

Sólo no me pases el dogma de la democracia por delante de mi cara, porque no creo en él.

Así que dispárame.

Democracia: la opinión de un hereje

Por Sam Gerrans, 4 mayo de 2004.

[original en inglés aquí]

No creo en la democracia. En algunos círculos progresistas esto me hace un hereje que debería ser disparado.

Los progresistas menos reactivos sonrieron con cara de tonto cuando vieron mi consternación porque nuestro gobierno británico colaboraba con Estados Unidos en crear el infierno en Yugoslavia a base de bombardeos –  por razones humanitarias y adorables, por supuesto. Simplemente era demasiado bárbaro dejar que los yugoslavos se mataran entre ellos. Teníamos que hacerlo por ellos.

Entonces, después de una guerra que habíamos diseñado con la diplomacia, tuvimos nuestro genocidio largo y silencioso usando sanciones contra Irak, de lo que nadie quiso comentar entre gente educada. No importó que, para Madelaine Albright [secretaria de Estado de Estados Unidos], la muerte de medio millón de niños valiera la pena. Seguimos siendo los buenos.

Pero ahora los cambios en la forma de actuar estadounidense hacen que la gente simpática que viste cardigans y sirve crepas esté perdiendo la superioridad moral. La realidad de nuestras guerras […] está llegando a lo más hondo. Ya era hora.

Los progresistas permiten dos opiniones respetables sobre la democracia – y yo no acepto ninguna de ellas. La primera es que la democracia es algo bueno, pero el problema es que tenemos una versión imperfecta de ella. Todo estaría bien si pudiéramos tener una representación proporcional, un alto número de votantes y políticos decentes. La segunda es que la democracia es algo bueno que tenemos y que todo estaría bien si todos los otros pueblos lo tuvieran también. Para mí, las dos opiniones son dos variantes del mismo virus: el pensamiento confuso y lleno de fantasías.

La retórica de la democracia se basa en la idea de que la mayoría de personas son responsables y capaces de pensar por ellas mismas. Si esto fuera verdad, no se necesitaría un gobierno, nadie a quien pagar todos esos impuestos. No hace falta ser un genio para darse cuenta por qué esta idea no puede ni comenzar a funcionar.

«La mayoría» es una abstracción política necesaria dentro del marco de la hipocresía democrática, precisamente porque no puede pensar por sí misma. Es una fuerza ciega, divorciada de los hechos y fácilmente manipulable. Debe serlo. Su función es comprar cosas, pagar impuestos y distraerse – no atascar los mecanismos del poder.

Los gobernantes, por definición, forman una minoría. Bajo el sistema feudal, esto estaba completamente a la vista de todos. Bajo la democracia, tenemos que pretender que todos somos expertos en todo y que nuestra opinión cuenta. Ni somos expertos ni nuestra opinión cuenta y comenzamos, lentamente, a ser consciente de ello.

La diferencia básica entre el feudalismo y la democracia es de propaganda. Es parecido a cómo se crían los hijos. Es más eficiente que el niño crea que ordenar su habitación fue su idea. Es menos molestia. Pero el hecho es el mismo: habrá que ordenar la habitación.

Los que gestionan a la población muestran sus verdaderas intenciones cuando, de vez en cuando, la rueda se tuerce. Que Tony Blair ignoró la mayor concentración de personas de la historia en suelo británico (para protestar sus planes de lanzar una nueva ronda de genocidio en Irak) demuestra lo que realmente piensa de las opiniones de la gente.  Su trabajo, tal como lo ve, es gestionarlas, no llevarlas a la práctica.

Algo que da gusto del país en el que vivo ahora – Rusia – es que nadie confía en el gobierno. Es lo único en que todos están de acuerdo. Se acepta como una verdad evidente que los gobernantes gobiernan para su propio beneficio y que todos los demás deben apechugar con las consecuencias de este hecho. No se te excluye de reuniones sociales por decir que la democracia es una ilusión absurda que disfraza una demagogia brutal. Sólo te preguntan si quieres otro plato. Las conversaciones aquí carecen de la ceguera autoimpuesta que controla lo que se puede decir en las fiestas occidentales.

Vuelvo a lo que quería destacar. Aunque, no hay que decirlo, me duele lo que pase con la gente iraquí (sin mencionar con las divisiones de muchachos estadounidenses cuya única ocupación legítima sería defender su propia tierra), percibo una refrescante brisa de realismo que llega a las playas lujosas de la conciencia progresista. Estamos empezando a despertar al hecho de que a nuestros gobernantes les importa un pito lo que pensamos. La ironía de imponer la Libertad a naciones a base de bombas ha comenzado a ser detectada tímidamente en nuestro radar. Ha saltado el tapón de la retórica por exceso de uso y el motor pierde fuerza. Al fin, se está descubriendo el timo de la democracia.

Por supuesto, esto ya ha sido previsto. No se iba a mostrar el puño de hierro que hay debajo del guante de seda sin tener funcionando todas las medidas necesarias. Por eso, la «Patriot Act» [que pone restricciones a la libertad en nombre de la seguridad], la obligación de tarjetas de identidad, las leyes contra «crímenes de odio», la vigilancia en todos lados y las iniciativas para prohibir las armas de fuego. Porque, puedes estar seguro, la guerra de verdad es contra nosotros – la gente que lo pagamos todo.

Estos terroristas, estos espantapájaros contra los que se nos debe proteger, son muy útiles para dar razones a la gente que gasta nuestro dinero para que reduzca nuestra libertad. No puedes evitar preguntarte quién los financia.

Pero no es este el tiempo de llorar por la democracia. No es que la democracia se convierta en algo diferente. La democracia se hace madura y revela  su verdadera naturaleza: la de una oligarquía [gobierno de pocos] brutal dedicada a destruir el orden natural [es decir, la forma en que las cosas deben ser, por ejemplo, la familia]. Su objeto: desconectarnos de la tierra y de la tribu y reemplazarnos por una casta sin raíces vigilada por medidas de seguridad de alta tecnología.

Este escenario no es antidemocrático. Es precisamente el resultado de la abdicación de la responsabilidad que es inherente en la democracia de masas. Así que acepta los hechos: el totalitarismo es la conclusión natural de la democracia [Nota del traductor: Platón ya detectó esto].

Sugiero que- sin importar las querellas internas – los fuertes y poderosos hacen más o menos lo que quieren y el resto es sólo propaganda. Esta opinión es desagradable para aquellos atrapados en la retórica de la democracia, pero no se puede evitar. Sin embargo, felizmente para mí, conforme las cosas empeoran en el Oriente Medio, los progresistas encontrarán cada vez más difícil justificarse su visión del mundo. Es una pequeña satisfacción dadas las circunstancias, pero algo es algo.

La ventaja principal de la democracia para quienes realmente tienen el poder es el hecho de que la creencia extendida de que somos libres es un medio eficiente de control. [Goethe lo puso así: «Nadie está más irremediablemente esclavizado que aquel que cree falsamente que es libre]. Pero la democracia nunca es y nunca ha sido la Libertad; es solo una dictadura «light». Y ahora que la infraestructura totalitaria está en su lugar, nuestros gobernantes ya no necesitan la propaganda.

Por supuesto, la democracia se aferrará a sus eslóganes cursis por tanto tiempo como sea útil. Pero, como el verdadero plan estadounidense es subir las apuestas en el Oriente Medio al nivel de guerra necesario para completar el proyecto del Gran Israel  (y como la historia de los últimos cien años muestra que ningún sacrificio es demasiado grande para conseguir este fin), no te sorprendas si nuestros gobernantes dejan de fingir que es algo diferente que una masacre como la de los viejos tiempos y empiezan a arrasar ciudades iraquíes enteras.

Lo que quiero no es llegar a conclusiones morales. Tengo mi opinión, por supuesto. Pero, para mí, todo se resume en lo siguiente: los fuertes y los astutos hacen lo que quieren y el resto de nosotros necesitamos decidir qué vamos a hacer con esto – si  es que vamos a hacer algo.

Sólo no me pases el dogma de la democracia por delante de mi cara, porque no creo en él.

Así que dispárame.

 

Santo Tomás de Aquino sobre el Islam

En su «Suma contra los Gentiles» (1260-1264), Santo Tomás hace una pequeña anotación sobre el Islam, en una nota a pie de página, así como de pasada. 

Santo Tomás no era un experto del Islam  (aunque es un experto en filósofos islámicos, a los que conoce profundamente), pero se ve que conoce bastante bien esta religión:

Santo Tomás de Aquino, por Botticelli.

Esta conversión tan admirable del mundo a la fe cristiana es el más claro indicio de las señales que se dieron en el pasado [se refiere a los milagros de Jesús incluyendo su resurrección]; que no es necesario repetir de nuevo, pues son evidentes en su mismo efecto.

Pues sería el más admirable de los milagros que el mundo fuera inducido por los hombres sencillos y vulgares a creer verdades tan arduas, obrar cosas tan difíciles y esperar cosas tan altas sin señal alguna. Sin embargo, también es un hecho que, incluso en nuestros días, Dios no cesa de realizar milagros por medio de sus santos para la confirmación de la fe.

Pero quienes introdujeron los errores de falsas doctrinas, siguieron el camino opuesto. Por ejemplo, Mahoma sedujo al pueblo con promesas de placeres carnales [sexuales], a los que nos instiga la carne y la concupiscencia. Igualmente les dio una religión de acuerdo con dichas promesas, dando rienda suelta al placer carnal. En todo esto, como era de esperar, fue obedecido por hombres carnales.

Como prueba de la verdad de su doctrina, sólo presentó lo que puede ser entendido por la habilidad natural de cualquiera que tenga una sabiduría muy modesta. Además, las verdades que enseñó las mezcló con muchas fábulas y con doctrinas de la mayor falsedad.

No les dio señales sobrenaturales, única manifestación que puede demostrar una inspiración divina, pues una obra visible que sólo puede venir de Dios demuestra que un maestro de verdad está divinamente inspirado. Por el contrario, Mahoma afirmó que había sido enviado por las armas  – que son señales que no faltan ni a los ladrones ni a los tiranos.

[Santo Tomás alude al hecho de que los adversarios de Mahoma le reclamaron que hiciera milagros para demostrar que era el profeta de Dios y él fue incapaz de hacer milagros, como confirma el Corán en el capítulo 29, versículo 50]

Lo que es más importante: no le creyeron desde el principio hombres sabios, expertos en todas las cosas divinas y humanas. Los que creyeron en él fueron hombres bestiales y nómadas del desierto, completamente ignorantes de toda doctrina sobre Dios. Usando esta fuerza numérica y la violencia de sus armas, Mahoma forzó a que los demás se hicieran sus seguidores.

Tampoco ofrecen prueba alguna los oráculos de profetas anteriores. Por el contrario, desfigura el Antiguo y el Nuevo Testamento falsificándolos en una invención propia, como puede ver cualquiera que estudie su religión. Por lo tanto, fue una decisión astuta de su parte prohibir que sus seguidores leyeran el Viejo y el Nuevo Testamento, para que estos libros no demostraran su falsedad.

[Aquí Santo Tomás parece referirse a algunas decisiones jurídicas islámicas que prohíben que los musulmanes comunes lean la Biblia, basadas en Corán 29:51 y en dos hadices (Al-Bujari 4485, Ibn Hanbal 4736). En el último de estos, Mahoma dice que no hay que leer la Biblia pues ya el Corán tiene la verdad completa y la Biblia puede contener falsedades. Una discusión más extensa se encuentra en esta página islámica. ]

Por lo tanto, es claro que los que ponen fe en las palabras de Mahoma creen de forma tonta.

Summa Contra Gentiles, Libro 1, Capítulo 16, Artículo 4, Nota a pie de página 1

Nacho no huyó

[Tomado de La Tribuna del País Vasco]

Se llama Sadiq Khan, y es el alcalde que los londinenses eligieron democráticamente para dirigir su ciudad y destinos. Un destino que se me antoja muy incierto, ciertamente, salvo por el ejemplo de un español, Nacho, un ser humano ejemplar de los de antes.

“Corre, escóndete, avisa” son los consejos que el alcalde musulmán de Londres dio a sus ciudadanos ante los excesos del islam, esa religión que profesa y bajo la que en cumplimiento de sus mandatos se realizan los asesinatos terroristas, cuyos códigos de justicia (sharia) o suras violentas no condena. Los londinenses han de acostumbrarse a sufrir el terrorismo musulmán, con un par.

“Corre, escóndete, avisa” es el mensaje que envió a los londinenses utilizando nada menos que la cuenta oficial de la policía en Twitter. Unas órdenes que pretenden parecer de seguridad y civismo, pero que son de cobardía y rendicionismo ante el musulmán violento, mientras te sugieren que corras, en tu propia casa, ante quienes llegaron ayer, ¡quizás tus invitados!

En la perversión del orden natural de las cosas, debes huir de tu casa, debes aceptar culturas invasoras e intolerantes que oprimen la libertad en la mujer y al homosexual, mientras exigen respetes su derecho a preservar sus costumbres. Una cultura que rechazó unilateralmente y unánimemente la Carta de los Derechos Humanos de la ONU (derechos que ellos violan, pero que te exigen respetes con ellos) suscrita por todas las naciones.. menos las musulmanas: la Carta contraviene la sharia.

“Los ataques terroristas son parte de la cotidianidad de vivir en una gran ciudad”, afirma el alcalde de Londres. Nacho no hizo ni puñetero caso a esos consejos rendicionistas del alcalde Sadiq Khan, el musulmán. Sus armas, un simple monopatín, un par de bemoles y una educación occidental sólida, que seguro salvo vidas inglesas, cuya policía patrulla desarmada.

El día en que Europa deje el «Imagine» de John Lennon, los hashtags en Twitter (donde la censura a cuentas que proclaman esta realidad es un hecho) y los inútiles minutos de silencio como arma ante la intolerancia del islam, quizá los islamistas empiecen a respetar la tierra que les acoge, nuestras costumbres y si es preciso a temernos… al menos en nuestra casa.

Desde hace décadas nuestros políticos ofrecen de modo irresponsable a personas intolerantes derechos y estatuto de ciudadanía (los terroristas islámicos eran británicos) que no respetan e ingentes millonadas en ayudas sociales que no integran. Les protegen nuestros derechos humanos que exigen para ellos, pero que no respetan para nosotros, piden se nos aplique la sharia.

Una montaña de absurdos complejos que la izquierda fomenta y cosecha rompiendo nuestra unidad, junto a unas leyes que nos dimos en paz para tiempos de paz, son utilizados en su guerra contra nuestra civilización, mientras la parálisis de los políticos deja de facto a los europeos indefensos, desarmados, vendidos.

Anuncian que recuperarán Al-Andalus y, por supuesto, Israel. En los vídeos de musulmanes en Londres ves como insultan a Occidente mientras se ríen impunemente de su desarmada policía. El viernes dieron con Nacho armado con su monopatín. Su impagable ejemplo quizás despierte conciencias en Europa y la gente reaccione. Como con los comunistas de ETA, de nada sirvió acobardarse. El apaciguamiento es el único modo de dar alas al criminal.

Aún queda esperanza mientras alguien se revuelva y se enfrente a esta canalla, aunque solo sea con un patinete. Un abrazo, Nacho.