¿El motivo de los atentados? Crear una sociedad totalitaria.

Bruce Charlton

[Original en inglés aquí]

Esta semana [la del atentado de Manchester] el estado totalitario dio otra vuelta de tuerca en Gran Bretaña. Ahora el terrorismo se muestra como normal y se acepta como normal. La vigilancia de masas cada vez más completa (que pone como excusa el terrorismo, pero que no sirve para prevenirlo) es normal. Cerrar las ciudades de forma repetida es normal. Encontrar policía y tropas armadas en tropel es normal.

En una  micro-gerencia institucional, la propaganda penetrante, la supervisión constante y el control mental son ahora normales.

Se nos dice que los problemas deben continuar – pero, en la práctica, también se nos dice que debemos adaptarnos a ellos. Y resulta que debemos adaptarnos aceptando más totalitarismo.

Se nos martillea con el mensaje con palabras, obras y – de manera más poderosa – con rechazar cualquier cambio… excepto el cambio hacia más totalitarismo.

(El totalitarismo no funciona para prevenir los problemas. Pero eso está bien: de hecho, ¡de eso se trata! . Porque los problemas se crean como excusas para implantar más totalitarismo y, por lo tanto, no se quiere que los problemas se resuelvan)

La gente moderna tolera todo esto porque somos hombres huecos, rellenos de paja; hombres sin pecho; que no tienen ninguna religión, así que carecen de cualquier motivación para hacer algo inoportuno.

Tomar acciones eficaces sería producir represalias. Y sería soportar un sufrimiento a corto plazo para conseguir un bien a largo plazo… pero, para nosotros, no existe un bien a largo plazo. (Para nosotros, la muerte es el fin de todo; una vida cómoda es lo máximo a lo que podemos aspirar).

Somos cobardes. Porque el ateísmo nos hace cobardes a todos. Porque no ser un cobarde requiere un objetivo más allá de lo inmediato; y para que una población no sea cobarde se necesita algún objetivo social claro que sea frustrado por el totalitarismo. La gente sólo puede ser valiente cuando tienen algo por lo que ser valientes.

Para resistir el totalitarismo, se necesita valentía y un motivo; la valentía requiere ser capaz de imaginar y creer un objetivo mejor que el que promete el totalitarismo; un motivo requiere ser capaz de imaginar y creer que nosotros, ahora y personalmente, deberíamos trabajar por ese objetivo mejor.

(La valentía no puede producirse a partir del nihilismo. Y nosotros, los británicos/occidentales modernos no creemos en nada. [El historiador Glubb lo puso así: «Los ciudadanos de una nación [decadente] ya no hacen un esfuerzo para salvarse a sí mismos, porque no están convencidos de que merezca la pena salvar nada en la vida»]

El frenesí de una rata acorralada no es valentía; y, de cualquier manera, es completamente ineficaz contra un vasto sistema totalitario. Lo que se necesita para escapar es valentía desinteresada – la valentía más difícil de alcanzar, porque es consecuencia de altos ideales impersonales mantenidos firmemente).

Las sociedades ateas son utilitarias [creen que el bien máximo es aumentar el placer y disminuir el dolor] – al menos en sus intenciones explícitas. Todo lo que se hace se justifica haciendo que la gente (alguna gente) se sienta mejor. Pero si los sentimientos de la gente son la justificación última [de la sociedad], entonces el fin del gobierno es manipular los sentimientos de la gente – que es exactamente lo que pretenden los sistemas totalitarios; lo que tenemos ahora exactamente.

Pero,  ¿qué hay para aquellos líderes que crean a propósito las situaciones que generan terrorismo? Los que afirman que es imposible cambiar lo que han creado (porque un cambio real es impensable e indecible) así que, por lo tanto, debemos aceptar más de las mismas causas; así que, por lo tanto, debemos aceptar más de las mismas consecuencias: aceptar todo esto como normal.

(Incluso conforme «lo normal» empeora obviamente y rápidamente: haciéndose más totalitario.)

Lo que hacen en realidad – a propósito, planificadamente, deliberadamente- es crear un estado cada vez más totalitario. ¿Por qué es tan difícil  que la gente reconozca esta estrategia?

No son incompetentes, no son tontos con buenas intenciones, no son hipócritas que buscan enriquecerse: están haciendo lo que quieren hacer, y haciéndolo cada vez más y mejor: ¡están implementando el totalitarismo paso a paso y están ganando!

¿Por qué? Simple. El objetivo del totalitarismo, desde una perspectiva cristiana, no es matarnos ni hacernos infelices, sino hacer que nos condenemos. Este es el motivo por el que lo hacen. [El traductor piensa que, aunque el amo del circo obviamente tiene estas intenciones y este es el final del plan, los líderes son los payasos, que se mueven por motivaciones mezquinas diferentes al fin último del plan.]

Se quiere el control mental para que elijamos la condenación en vez de la salvación – nuestros pensamientos serán vigilados, nuestras mentes serán llenadas, nuestras acciones serán dirigidas, nuestros pensamientos serán manipulados hacia el pecado: pecados como el miedo, el rencor y la desesperación.

Esto es – en pocas palabras: infundir miedo, rencor y desesperación – todos pecados, todos llevando a la gente a elegir la condenación. Esto es, al rechazo activo del Bien porque ahora el Bien es considerado malo.

Esta es una guerra espiritual. Una guerra cristiana.

No podemos sacar valentía de cobardes – y la población occidental simplemente es cobarde: le falta valentía desinteresada. Porque no tiene ideales – de hecho, la gente moderna no puede imaginar nada mejor que el placer y la comodidad: esto es el colmo de la fantasía.

Para comenzar, necesitamos una base para la valentía. Lo que necesitamos es amor y esperanza, basada en la fe en Dios (no en sentimientos); y cuyo objetivo sea el gozo eterno (no la comodidad, la conveniencia, la diversión y evitar el sufrimiento).

Si el control mental totalitario se vuelve completo; será porque, en última instancia, no queríamos nada mejor.