Es fácil. Quisieron acabar con la tradición milenaria francesa (religión, cultura francesa, tradiciones) en nombre de una utopía (la República francesa, la laïcité, en la que todos los hombres son iguales, en qué la cultura no importa y el hombre está reducido a comer, follar y votar lo que los poderosos le dictan, en que Francia no es una nación con cultura, historia y tradiciones sino un departamento administrativo al que puede ir cualquiera del mundo y ser francés). Recordad el infame discurso de Macron en que va a Marsella y ve gente de todo el mundo y dice. «¡Veo franceses!».
Mientras que la tradición francesa era algo que funcionó durante milenios, esa paja mental de la utopía (parida por cuatro filósofos ilustrados con más tiempo libre y orgullo que sabiduría) no funcionaba sino en el papel. Todo se mantuvo hasta los años 60 porque, aunque las élites eran utópicas, las masas seguían siendo cristianas y tradicionales. A partir de los años 60, las élites consiguieron adoctrinar a las masas en su utopía, a traves de los medios y la escolarización masiva. Desde este momento, Francia (y Occidente) se suicida. Como la utopía es algo impracticable, será sustituida por la tradición, como pasa siempre. Como no se quiere volver a la tradición francesa, se sustituirá por la tradición islámica.