El feminismo se basa en dos principios. Los dos falsos y contradictorios uno con otro.
Principio 1. Los hombres y las mujeres son iguales. Los estudios del documental y muchísimos estudios más demuestran que esto no es cierto. Son diferentes.
Principio 2. El rol tradicional del hombre es el único adecuado para hombres y mujeres. (Para llamarse femi- , el feminismo es una ideología completamente machista).
Si hombres y mujeres fueran iguales, sería tan valioso una ama de casa como un ejecutivo. El feminismo, aunque dice eso con la boca pequeña, está a favor de que las mujeres se conviertan en esclavos de corporaciones mientras los niños los (mal)cuidan otros. A la ama de casa se la desprecia y todo se concentra en hacer que la mujer se incorpore al mercado de trabajo y escale puestos en las empresas.
Hay que decir que, desde siempre, el hombre y la mujer han trabajado. El hombre ha trabajado fuera de casa y la mujer dentro de casa (no sólo en las tareas domésticas y el cuidado de los niños sino también recolectando vegetales próximos en sociedades primitivas, trabajando de forma compatible con esto: haciendo cosas para vender, llevando negocios caseros, (ver Proverbios 31, 10-31 para una mujer antes de Cristo, que era toda una empresaria doméstica).
Esta división sexual del trabajo (el hombre trabaja fuera de casa y la mujer cerca de casa) se da en todas las especies animales. Durante el siglo XIX, algunas mujeres de ricos dejaron de trabajar (esto se consideraba un signo de estatus para sus maridos: no necesitaban trabajar). Esto se hizo algo más popular durante el siglo XX, cuando hubo más prosperidad y muchas mujeres se concentraron en las tareas domésticas y el cuidado de los hijos (a esto se le llamó en España «sus labores»).
El feminismo le dice a la mujer que lo que debe aspirar es a trabajar fuera de casa, como el hombre. Cualquier otra opción es opresión. Así, cuidar de los seres que más quieres es opresión y aguantar a un jefe cabrón es liberación. Con el doble de trabajadores en la economía, los salarios bajan a la mitad en términos de poder adquisitivo. Así, el empresario con lo que pagaba antes un empleado, paga dos. Y mantener una familia antes se podía con un salario y ahora requiere dos, por lo que las mujeres están atascadas en el feminismo y ya no pueden salir. No es extraño que quienes financiaron el surgimiento del feminismo fueron los Rockefeller.
La mujer es lanzada a un juego que no es el suyo. Es el juego que está diseñado para los hombres y los hombres han sido diseñados por la naturaleza durante billones de años para este juego (por eso, son competitivos, entre otras cualidades). Es el juego que los machos hacen en todas las especies animales, por lo que la hembra está en desventaja. Se le dice a la mujer que, si no es tan buena como el hombre en el juego del hombre, es un fracaso o una oprimida.
Así se condena a la mujer a la frustración y al odio contra el hombre al quererla convertir en una mala copia del hombre, en vez de celebrar sus características únicas, que el hombre no puede nunca alcanzar. Desde el punto biológico, lo importante es la mujer pues crea la siguiente generación. El hombre es sólo una ayuda. Pero se le ha hecho creer a la mujer que el rol tradicional del hombre es el importante, que ella debe ser tan buena como el hombre en el rol del hombre y que el rol tradicional de la mujer es un rol inferior.
Ha sido una estafa y lo peor que le ha pasado a la mujer. Los estudios lo demuestran cuando certifican que la mujer de ahora es menos feliz que la de hace 30 años.