Históricamente, ha habido tres formas de luchar por separarse de un país y los indepes catalanes han inventado una cuarta;
1) La independencia pactada, como la de Checoslovaquia. Si las dos partes quieren. Ahora los eslovacos se arrepienten y los checos están encantados de la vida.
2) La independencia mediante guerra. Los independentistas rompen la ley, se declaran independientes y esperan una guerra. Si ganan la guerra, son independientes. Este es el método más común. Así fue en Estados Unidos o América Latina. Quien algo quiere, algo le cuesta.
3) La independencia por resistencia pacífica. Inventada por Gandhi para la India. La población desobedece la ley y aguanta las consecuencias. Si los encarcelan, no hay problema. Están dispuestos a sacrificar por su sueño. Al final, esto sirve de excusa a las élites británicas que estaban hasta los huevos de la India para vender a su población que deben irse corriendo. (El mismo método de desobediencia pacífica sirve para dar excusa a las élites que querían acabar con la segregación racial). Quien algo quiere, algo le cuesta.
4) La independencia por lloriqueo y sin ningún coste. Inventada por los indepes para Cataluña. Se trata de quejarse y quejarse para que alguien les de la independencia sin ellos hacer nada. Si lloran suficiente, Europa presionará a España para que les dé la independencia, sin ellos perder ni arriesgar nada. Es como cuando llorabas mucho para que tu papá te diera lo que querías. «Independencia por pataleta», podríamos llamarla. No sólo no están dispuestos a una guerra o a ir a la cárcel: es que no quieren tener el mínimo incoveniente o riesgo. Cuando se aplicó el 155, ningún empleado de la Generalitat dimitió en protesta. Eso sí, hacer cosas que no les cuesten nada, tendrás todas las que quieras, no importa lo ridículas que sean. Manifas, poner una silla vacía en Navidad, poner lazos amarillos, cruces amarillas, bufandas amarillas, condones amarillos, pues el amarillo es un color mágico, que les dará la independencia (y una máxima potencia sexual) sin hacer nada. Después se ponen ciegos de ratafía y se sienten luchadores por la patria. Bueno, cada uno tiene sus aficiones. También hay gente que se disfraza de Star Trek y se cree alienígena. Peor es dedicarse a la heroína.
Su estrategia es siempre la misma: saltarse la ley y provocar y, cuando la ley se aplica, hacerse las víctimas. A Rajoy lo provocaron una y otra vez, con el primer referendum, y les fastidiaba que no reaccionara, porque eso es lo que buscan. Es lo que se llama en inglés un «crybully», un bravucón de la lágrima. Por eso, meten niños y viejos, como los islamistas, que los meten entre los terroristas para que los maten y después sacar rédito político.
Tienen sueños húmedos con «los tanques entrando por la Diagonal», porque es lo que desean, para convertirse en un problema mundial, que salga todos los días en la CNN. Los líderes independentistas están muy disgustados porque no hubo un muerto. Con un muerto hubieran montado una campaña internacional impresionante. Esto es imposible con la señora madura que dicen que le tocaron las tetas y sale con una herida en el brazo contrario al que agarraron. Después se inventan los mil heridos, porque lo de la señora de las tetas queda muy cutre. Qué más hubieran querido ellos que tener mil heridos. De ilusión también se vive.
Los líderes independentistas sin unos cobardes miserables. Están arruinando a su población mientras riban las arcas del Estado , mandándoles a un abismo.
Sí, pero a los indepes, les encanta que les mientan. Cuando Mas y Ponsatí dicen la verdad y reconocen que los han engañado, los indepes se tapan las orejas y piden que los sigan engañando. Han basado toda su personalidad en el sueño de la independencia (un sucedáneo de la religión) y renunciar a él sería replantearse el sentido de la existencia y esto es siempre muy trabajoso y doloroso. Es mejor que les mientan y les roben. Nunca unos políticos corruptos lo tuvieron más fácil.