Sobre el día del orgullo gay

No necesitamos un día del orgullo hetero. Nos sentimos bien con lo que somos, así que no necesitamos metérselo por el c**lo a los otros con espectáculos de mal gusto para sentirnos bien con nosotros mismos.

Comenzaron diciendo que sólo querían ser tolerados, que el Estado no debía ponerse en lo que hacían libremente dos adultos. Reconozco que me engañaron y estuve a su favor. Una vez se les dejó esto, comenzaron a querer cambiar las leyes para que lo nunca había sido matrimonio (ni lo será nunca), se llame «matrimonio» y tenga los mismos derechos legales que el matrimonio. Una vez consiguieron esto, comenzaron a crear leyes contra la LGBTIfobia y querellarse contra curas porque condenaban la homosexualidad ante sus fieles, siguiendo la doctrina cristiana. O prohibir autobuses que dan opiniones contrarias a las suyas ¿Pero cómo quedamos? ¿No tenía el Estado que quitarse de lo que hacían libremente los adultos? Los que comenzaron pidiendo tolerancia, se han convertido en unos fanáticos totalitarios, que sólo quieren prohibir a todos los que no piensan como ellos.

Toda esa voluntad totalitaria responde a una inseguridad interna. La voz de la conciencia no les deja en paz y piensan que, si todos les aplauden, acabarán sintiéndose bien con ellos mismos (si estuvieran seguros de sí mismos, les importaría un bledo lo que dijeran los otros). Así, que para acallar esa voz interna y conflicto interior, acabarán con la libertad de expresión y obligarán a todos los que discrepan a callar o ser castigados. Pero aún así no conseguirán sentirse bien con ellos mismos, aunque destrocen la sociedad intentándolo.

Nosotros no necesitamos eso. ¿Qué quieren dar un espectáculo todos los años en que muestran su vulgaridad, angustia, intolerancia y mal gusto? A nosotros no nos importa, estamos seguros de nosotros mismos.