Sobre la igualdad

No creo en la igualdad. Supongo que esto me hace un hereje y que me quemen en la hoguera. La igualdad es como los unicornios: algo inexistente en la realidad y sólo lavados mentales de cerebros permiten que creamos que existe.

El hecho de que no hay dos personas iguales no merece discusión. Pero tampoco hay esa igualdad de derechos que tanto se pregona. Me explico.

Delante de cualquier situación legal, la ley debe aplicar un criterio para saber qué personas tiene derecho a ciertas cosas y cuáles no. Por eso, toda ley hace a las personas desiguales. Así, por ejemplo, la ley que dice que debe aprobarse con un 5 hace a las personas inteligentes desiguales de las que no lo son. La ley de apoyo a las embarazadas discrimina a las mujeres de las que no lo están. Las normas que rigen la selección de fútbol discrimina a las personas no atléticas de las que son. Toda ley es un instrumento de discriminación. La Constitución española discrimina a los españoles de los extranjeros y así hasta el infinito.

Obviamente, cada ley discrimina según ciertos criterios y no según otros criterios. Por ejemplo, la ley del aprobado (por llamarla así) discrimina las personas inteligentes de las que no lo son, pero no discrimina por sexo. En cambio, en otras situaciones legales, sí se discrimina por sexo (por ejemplo, las selecciones olímpicas son diferentes para hombres y para mujeres, por lo que hombres con las mismas capacidades atléticas están discriminados respecto a las mujeres).

Para los criterios en que una ley o una situación no discrimina, se puede decir que las personas son iguales ante esa ley. Así, para la ley del aprobado, hombres y mujeres son iguales pero no pasa con la ley de la selección olímpica o de la ayuda a embarazadas (en este caso, hombres y mujeres no son iguales delante de esas leyes).

Decir que todos somos iguales ante la ley (así, en general, donde «ley» significa «todas las leyes del país») es absurdo, porque justamente cada ley nos hace desiguales. Es como decir, el triángulo cuadrado.

¿Por qué tiene tan buena prensa la igualdad inexistente? Bueno, además del lavado de cerebro constante, es porque hay un movimiento de «cambiazo». Realmente, cuando nos están vendiendo la igualdad, nos hacen creer que, si no hay igualdad, es injusto.

Por qué realmente lo que tiene que ser la ley no es igual, sino justa. Es injusto tratar gente diferente de manera igual (por ejemplo, en las selecciones olímpicas, porque las mujeres no son tan buenas atletas como los hombres). La justicia consiste en cada situación definir criterios que se tendrán en cuenta para discriminar (que es lo que hace la ley), pero que estos criterios sean justos. Sería injusto discriminar aprobados por sexo o por estar embarazada, pero es justo discriminar la selección olímpica por sexo o las ayudas a embarazadas por estar embarazada.

Igual que cuando te venden gato por liebre, nos venden la igualdad como si fuera justicia, pero lo que realmente lo que quiere el humano delante de la ley es justicia, no igualdad. Así nos la meten doblada. Con la excusa de la igualdad, algunos grupos hábiles en jugar este juego (y patrocinados por el poder) acceden a recursos que no les corresponden por justicia, privando de estos recursos a la gente que sería justo dárselos. Por ejemplo, en nombre de la igualdad, negros menos inteligentes acceden a Harvard, cuando blancos más inteligentes son rechazados. El poder tiene interés en jugar este juego de la igualdad pero esto ya es otra historia.