Sobre la naturaleza humana según la modernidad

Definitivamente, el mundo moderno se basa en dos hipótesis (que se contradicen una con la otra y falsas las dos).

Hipótesis 1. El ser humano es infinitamente maleable. Es una página en blanco. No hay naturaleza humana ni son importantes los componentes genéticos, sino que todo es cultural. A esto se le llama «tabula rasa» o «blank slate» en inglés. Y es completamente falso (la ciencia lo ha desmentido en miles de ocasiones. Para una introducción, leer el libro de Steve Pinker «La tabla rasa» (the blank slate).

Conclusión de la hipótesis 1. Todos los males del mundo pueden ser remediados cambiando al ser humano a través de la educación. Por ejemplo, cuando un refugiado de 16 años viola a una encargada de catering en Europa del Norte, los responsables del centro se extrañan y dicen: «Pero si él había asistido a los cursillos donde les decíamos cómo tratar a las mujeres en Europa». Atónitos.

Los que crearon la democracia y eran bien intencionados (que eran los menos, pues fue todo una estrategia para obtener poder) imaginaron una república de filósofos: una sociedad en que cada persona analizaría de forma racional las opciones políticas y votaría a la que le pareciera mejor. Además, creyeron que los votantes votarían de forma libre, sin ser influidos por las mentiras y la propaganda de los medios. ¿Qué porcentaje de personas hace esto? ¿Un 1%? ¿Un 5%, siendo muy generosos? La mayoría de gente vota porque su familia es de derecha o izquierdas, porque todos sus conocidos votan así, porque la tele le dice el candidato que debe votar, porque se cree que es bueno votando a la izquierda, o se cree que la izquierda va a favor de los pobres o porque el candidato es guapo (Suárez, Felipe, ZP) o porque está contento o descontento sobre su vida.

Cuando esto no salió, la solución estaba preparada: educación. Pero la educación ha pegado un salto espectacular en las últimas décadas y la gente sigue votando por las mismas razones. Lo que la natura no da, Salamanca no lo remedia. Hay carácteres genéticos que impiden que la persona media sea un filósofo. Esto no la hace menos valiosa (tiene otros puntos fuertes) pero sí que no se pueden pedir peras al olmo. Esto es una consecuencia de la falsedad de la hipótesis 1.

Hipótesis 2. El ser humano es bueno por naturaleza (es la negación de Rousseau del pecado original). Fíjaos que esto se contradice con la hipótesis 1, que dice que el hombre no tiene naturaleza sino que es maleable y sin forma, como la plastilina.

Conclusión de la hipótesis 2. Como el hombre es bueno, son las estructuras (la sociedad, el sistema político y económico, las instituciones, etc) las que producen el mal. Por lo tanto, hay que cambiar las estructuras (ya sea por reforma o por revolución). (A Rousseau nunca se le ocurrió como personas tan buenas pueden producir estructuras tan malas).

Obviamente, las dos hipótesis no sólo se contradicen entre sí si no que son falsas. El hombre es una mezcla de bien y mal y no es infinitamente maleable. Es cierto que la educación y el cambio de sistema político pueden tener efectos positivos y, por ello, deben estudiarse, pero no hay que tener excesiva fe en ninguno de ellos, pues tienen sus limitaciones.

Es por eso que no creo que la educación sea la solución (las últimas décadas han demostrado esto). Pero tampoco creo que cambiar el sistema político sea la solución.

En mi opinión, aunque es bueno pensar en como mejorar la educación y el sistema político, no hay alternativa a trabajar sobre la persona, sobre los valores. Hay que inculcar una moral a los niños. Esto no es trabajo de la escuela, sino de la familia y de toda la sociedad. «Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará.» Proverbios 22:6. Para un pueblo que es moral, cualquier sistema político es bueno. Para un pueblo que no es moral, cualquier sistema político es malo.

La sociedad española ha estado inyectando egoísmo a las nuevas generaciones. Lo de la moral es un cuento de viejas, disfrutemos la vida, que mañana moriremos. Se abandona la estrategia tradicional en la historia de que el ser humano debe esforzarse para ser mejor moralmente (eres pecador y debes esforzarte por pecar menos, según la tradición cristiana, aunque otras tradiciones llegan al mismo lugar por otros caminos).
 
Ahora el ser humano debe esforzarse en conseguir todo lo que quiere su egoísmo, sentirse bueno y tirar las culpas a otros y a la sociedad. Yo soy bueno haga lo que haga, los malos son los otros y el sistema. Es una lucha de todos contra todos por ver quién consigue un pedazo más grande del pastel aunque tenga que dejar al otro sin nada.
 
Así nada puede ir bien y vemos que, conforme la inercia de las viejas generaciones se va apagando, las cosas cada vez van peor.