Sobre dejar pudrir los problemas

Lo de Cataluña demuestra lo que nuestros abuelos sabían: que los problemas no se arreglan sin hacer nada ya sea porque se niega que son problemas o esperando que se solucionen solos. Así solo se pudren, se agrandan y se hacen inmanejables.

Durante décadas, el pueblo español y sus políticos sabían lo que pasaba en Cataluña, con el adoctrinamiento en la religión nacionalista, la inmersión lingüística y el incumplimiento de las leyes. Miraron a otro lado hasta que el problema estalló y ahora nadie sabe como resolverlo. Al final, incluso si hay solución a largo plazo, el problema habrá causado una enorme cantidad de daño para la gente de Cataluña y el resto de España. No sólo daño económico, de imagen en el extranjero o de cohesión territorial sino también daño psicológico a millones de personas (frustración, familias divididas, odio, etc).

Hoy tenemos otro problema: la inmigración musulmana. También nos engañamos a nosotros mismos, diciéndonos que no es problema y no haciendo nada, mientras el problema aumenta y aumenta. Nosotros a lo nuestro: los toros, el futbol, los famosos, la televisión basura, el análisis político a corto plazo y los postureos varios. Cuando el problema musulmán estalle, lo de Cataluña va a ser un juego de niños.