La relación entre principios cristianos y principios occidentales
El artículo es excelente, pero hay algo que no encaja. Si los principios de la sociedad occidental son principios cristianos, ¿cómo es posible que nuestros gobernantes, intelectuales y tribunales actuales critiquen al cristianismo basándose en los principios occidentales? ¿Cómo se puede criticar los principios cristianos basándose en los principios cristianos? ¿No es esto una contradicción?
Veamos un ejemplo. Se dice que el cristianismo es malvado porque va contra la igualdad de hombres y mujeres (por ejemplo, en el sacerdocio). Aquí tenemos que el principio occidental (igualdad entre los sexos) se usa para criticar el principio cristiano (sacerdocio sólo para hombres). Entonces, parece claro que no son los mismos principios. ¿Se equivoca el autor del artículo?
No se equivoca el autor, pero es poco detallado, pues lo que le interesa es su tesis principal (que el Islam no es compatible con Occidente) y el tema de la compatibilidad del cristianismo con Occidente queda en un segundo plano.
Cuando hablamos de esta última tesis, hay que remarcar que los principios cristianos siempre son los mismos mientras que los principios occidentales cambian continuamente (a esto los propagandistas lo llaman «progreso», que es un cambio para bien, pero creo que se puede llamar más exactamente «decadencia», que es un cambio para mal).
Así, por ejemplo, hace 50 años, los principios cristianos eran los mismos que ahora. Sin embargo, los principios occidentales no incluían todos los temas relacionados con los gays o transexuales y el feminismo no era tan radical como ahora. Hace 100 años, los principios cristianos eran los mismos y los principios occidentales no incluían el feminismo.
Conforme vamos hacia atrás en el tiempo, los principios cristianos se parecen más a los principios occidentales hasta ser los mismos antes de la Ilustración. Si vemos la evolución hacia adelante, los principios que hoy llamamos occidentales (y que llamaríamos más exactamente «principios ilustrados» o «principios de la religión del egoísmo») aparecen como una herejía del cristianismo y divergen cada vez más y más, alejándose del cristianismo con el tiempo (hasta dejar de ser cristianos, convirtiéndose en una «apostasía» en vez de una «herejía»). Por tanto, cada vez los principios occidentales son menos compatibles con el cristianismo.
Por qué los principios cristianos son fijos
¿Qué hace que los principios cristianos sigan siendo los mismos mientras que los principios occidentales cambian continuamente? ¿Y en qué dirección cambian? Esto son dos preguntas y comenzaremos por la primera.
No es que el cristianismo permanezca fijo, sino que no puede variar mucho. Si el cristianismo fuera un perro, estaría atado a un poste. Podría deambular cerca del poste, pero no más allá. Si el cristianismo fuera un barco, tendría un ancla. Podría moverse alrededor del ancla, pero no más allá.
El ancla (o el poste) es la Biblia y los dogmas cristianos. Por ejemplo, el cristianismo no podrá nunca reconocer 71 sexos como Facebook, pues el libro del Génesis dice «Y creó Dios al ser humano a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó.» (Génesis 1,27). Los cristianos creemos que este es el mensaje de Dios («Palabra de Dios» lo llamamos, de forma poco precisa), así que no puedes reconocer 71 sexos sin dejar de ser cristiano.
En dos mil años de historia cristiana, ha habido pensadores y enfoques muy originales y diferentes entre sí (sólo en el catolicismo, de memoria se me ocurren Santo Tomás de Aquino, Santa Teresa de Jesús, Pascal, Tomas Kempis o el anónimo autor de «The Cloud of Unknowing»: ninguno se parece a ningún otro). Sin embargo, los principios cristianos (el poste o el ancla) han permanecido fijos y todos estos pensadores se han movido en torno a ellos sin alejarse mucho.
Todas las religiones tradicionales y exitosas operan de forma similar: todas tienen textos sagrados y dogmas, lo que quiere decir que una función importante deben de cumplir estos mecanismos de ancla.
Los modernos ven esto como una limitación del pensamiento, que no puede moverse con libertad, apegado a libros antiguos y desfasados. Pero los cristianos pensamos que, al contrario de la tecnología, la naturaleza humana no ha cambiado los últimos miles de años, por lo que estos libros contienen sabiduría que ha sido demostrada válida durante miles de años. Vemos los dogmas como principios que nos impiden caer en el error. No son muy diferentes a algunos principios científicos, como que las leyes de la naturaleza son iguales en todas las partes del Universo (cosa que nunca ha sido comprobada ni puede comprobarse pero es fundamento de toda la ciencia).
Esto puede parecer muy fantasioso, pero hay que decir que la única religión que ha llegado a absurdos (la religión del egoísmo) es la única que no tiene textos sagrados ni dogmas fijos (más allá de tres palabras: libertad, igualdad y progreso). La razón humana es propensa al error (el cristianismo dice que es una «razón caída» y evolutivamente podemos decir que es la razón de un animal) y los dogmas se necesitan para que no acabe en situaciones absurdas.
Por qué los principios de la religión del egoísmo evolucionan
Con esto hemos acabado con los principios cristianos. ¿Qué pasa con los principios occidentales, también llamados, principios ilustrados o principios de la religión del egoismo?
La religión del egoísmo aparece cuando en Occidente, cultura profundamente cristiana, se elimina la Biblia y los dogmas cristianos. De repente, el perro está suelto, pues el poste se ha quitado. ¿Qué hará el perro? Saldrá y comenzará a vagar por el campo, cada vez más lejos del poste. El barco irá a la deriva, pues ya no tiene ancla que lo detenga.
De la misma manera, la religión del egoísmo (o religión ilustrada) comienza a derivar desde su nacimiento y va variando, alejándose de los principios cristianos, pues va donde le va la gana y ya no tiene nada que la ate. No la atan la Biblia y el dogma cristiano. Y tampoco la religión del egoísmo tiene ningún dogma o texto sagrado (excepto las palabras «libertad», «igualdad» y «progreso» interpretadas desde el punto de vista del egoísmo). Es por eso que los principios ilustrados o occidentales van a la deriva y se alejan cada vez más de los principios cristianos.
Cómo evolucionan los principios de la religión del egoísmo
Lo que hemos dicho ahora parecería suponer que la religión del egoísmo o de la Ilustración va a la deriva y sigue un rumbo caótico y al azar, pues ya no tiene nada que la ate. Sin embargo, esto no es así. La religión del egoísmo (o los principios occidentales) han seguido una trayectoria perfectamente predecible y en línea recta durante los últimos siglos. Como expresó Nicolás Gómez Dávila en uno de sus aforismos:
«El moderno llama ‘cambio’ al caminar más rápidamente por el mismo camino en la misma dirección. El mundo en los últimos trescientos años, no ha cambiado sino en ese sentido. La simple propuesta de un verdadero cambio escandaliza y aterra al moderno.»
Si dejamos desatado al perro, este se alejará del poste, pero su movimiento no será al azar. El perro se moverá de acuerdo a su naturaleza (por ejemplo, no se meterá en el mar), de acuerdo a su egoísmo (buscará comida o pareja sexual) o de acuerdo a su lógica (el perro tiene una mente limitada, pero seguirá los mecanismos básicos de esta mente).
De la misma manera, la religión ilustrada ha seguido estos mismos mecanismos en los últimos siglos:
- Se ha movido en torno a su naturaleza: los mínimos dogmas que tiene como la libertad, igualdad o progreso y un montón de residuos cristianos que aún contiene.
- Se ha movido siguiendo una lógica. Cada paso ha sido completamente razonado y derivado del anterior.
- Se ha movido en dirección al egoísmo.
Estas son tres fuerzas distintas y se podría esperar que el resultado fuera caótico. Sin embargo, el resultado es perfectamente predecible, pues el egoísmo es la fuerza más importante y todo se ordena en torno a ella.
El egoísmo (que no es más que una palabra para nombrar al conjunto de impulsos biológicos paleolíticos antisociales del ser humano) es una fuerza biológica muy poderosa que las diferentes religiones tradicionales intentan dominar y enjaular.
Una vez suelta de su jaula, el egoísmo acaba devorándolo todo. Todas las apelaciones a la libertad, la igualdad y a la lógica son sólo racionalizaciones para seguir el egoísmo, de la misma forma que una mujer puede decir que el chico malo que le gusta es bueno en el fondo.
En efecto, la naturaleza de la religión del egoísmo (la libertad e igualdad) pueden interpretarse de diferentes formas. La lógica puede aplicarse de diferentes formas (aunque se aplique mal). Es el egoísmo quien decide la forma en que se aplica.
Queda para el futuro una definición más precisa de egoísmo y de su rol detallado en la religión ilustrada. Pero pongamos por ejemplo la cuestión del aborto :
- La libertad puede interpretarse como la libertad de la mujer a seguir con su vida a pesar de un embarazo no deseado o la libertad del feto a nacer. En este caso, se hablaría de derechos (que es un sinónimo de libertad): el derecho de la mujer de decidir sobre su vida (choice) o el derecho del feto a nacer (life). En la religión del egoísmo, prima el derecho de la mujer de decidir sobre su vida, pues es la decisión más egoísta para la mujer (el feto no puede opinar).
- La igualdad puede interpretarse como la igualdad de la mujer con el hombre (por ejemplo, los hombres pueden progresar sin que un embarazo no deseado impida su carrera profesional) o la igualdad de todos los seres humanos a nacer y tener una vida. En la religión del egoísmo, prima la primera igualdad porque va a favor del egoísmo de la mujer.
- Si hablamos de la lógica, se puede razonar que el feto es un ser humano vivo porque tiene todas las características biológicas (el ADN humano): esto iría en contra del aborto. O se puede razonar que el feto no tiene conciencia plena, por lo que no tiene derecho a la vida: esto iría a favor del aborto. Últimamente, algunos defensores del aborto han argumentado que el feto es un ser humano vivo pero es un parásito de la madre (pues recibe nutrición de ella), por lo que la mujer no tiene la obligación de prestar su cuerpo para que ese parásito prospere y está justificada de abortar. Al final, en la religión del egoísmo, la lógica se interpreta a favor del egoísmo, es decir, el aborto.
(El último razonamiento ilustra la tragedia de la razón humana. Dada una conclusión X a la que se quiere llegar, no importa que sea monstruosa e irracional, siempre hay varios argumentos que permiten justificar X.
No importa que los argumentos puedan rebatirse, porque esto es un juego de filósofos y la masa de la gente no tiene la capacidad mental de rebatirlos. Así, todo puede justificarse, lo que le sirve al poder para imponer lo que quiera en cada momento. Esto es lo que intentaban evitar los dogmas de las religiones tradicionales, que eran uno de los mecanismos de defensa contra el poder.)
En resumen, al final, la libertad, la igualdad, el progreso y la lógica se interpretan siempre en la dirección del egoísmo (y, más específicamente, del egoísmo de las clases dirigentes). Por eso, la dirección de la religión del egoísmo es predecible.
Esta dirección se puede resumir así: la religión del egoísmo avanza siempre a un mayor individualismo, es decir, una mayor entropía. Con el fin de satisfacer el egoísmo del individuo, todo lo que se opone va siendo destruido. La religión tradicional, la comunidad de vecinos, la comunidad religiosa, la familia extendida, la familia nuclear, la vida (aborto, eutanasia) y hasta la propia biología (transexuales). La sociedad va a una atomización cada vez más completa en la que el ácido del individualismo disuelve cada vez más las estructuras sociales.
Un caso práctico
Acabemos con un ejemplo que nos permitirá ilustrar la diferencia entre los principios cristianos y los principios occidentales. Como hemos visto, se podría decir que si los principios cristianos fueran un niño, los principios occidentales serían el adulto en que se convierte ese niño y que está siempre cambiando. Hay una continuidad evidente, pero también hay diferencias.
Las diferencias se acentúan en nuestros días, en los que los principios cristianos que gobiernan la sociedad occidental derivan hasta extremos absurdos, pues ya no están anclados en la Biblia y el dogma cristiano, que impedían esa deriva.
Así, por ejemplo, en el caso de la igualdad entre los sexos tenemos que en los últimos siglos se ha ido llevando al extremo, según la deriva ideológica que sigue a continuación, de 1) a 5):
0) Las culturas pre-cristianas consideraban a la mujer menos valiosa que el hombre.
1) Con el cristianismo, los hombres y las mujeres son igualmente valiosos ante Dios y, por tanto, igualmente valiosos (pues el punto de vista de Dios es el que cuenta).
Este es un principio cristiano enunciado por San Pablo, que es compatible con que los hombres y mujeres tengan diferentes derechos y deberes como se ve en las cartas de San Pablo. De esta manera, la Biblia actúa como un ancla o límite al principio de la igualdad e impide que llegue hasta sus últimas consecuencias. Esto es positivo, porque cualquier principio llevado hasta sus últimas consecuencias acaba siendo absurdo, como veremos.
de ahí se pasó a
2) Los hombres y las mujeres son igualmente valiosos ante la ley.
de ahí se pasó a
3) Los hombres y las mujeres son iguales ante la ley. La ley no debe distinguir entre hombres y mujeres.
de ahí se pasó a
4) Los hombres y las mujeres son iguales en todos los sentidos (excepto en el aspecto reproductivo).
de ahí se pasó a
5) Objetivamente no hay hombres y mujeres. La igualdad es tan grande, que ser hombre o mujer es simplemente una preferencia personal y subjetiva, como uno ser 100% Barça o 100% Madrid. Una persona con pene que se cree mujer es mujer. Además, hay decenas de sexos más (Facebook lista hasta 71 sexos diferentes) porque el sexo simplemente es una opinión subjetiva y no algo real y objetivo.
(Nota personal: el traductor cree en 1) y 2) pero no en 4) o 5). Sobre 3) prefiere no pronunciarse, al ser un tema muy complicado)
En este ejemplo práctico, vemos que los principios occidentales comienzan siendo principios cristianos, pero, liberados de la Biblia y el dogma, acaban alejándose del cristianismo y, siguiendo el camino indicado por el egoísmo, llegando al absurdo. Conforme las leyes van derivando hasta estos nuevos absurdos, cada vez será más difícil ser cristiano en nuestra sociedad. Por eso, no es totalmente cierto lo que dice el autor de que un cristiano se adapta a la sociedad occidental pues comparte sus principios. Lo ha sido hasta ahora, pero cada vez será menos cierto.
Sin embargo, a pesar de todo, de 1) a 5) se parecen. Hay un vago sentimiento de que los hombres y las mujeres son iguales de valiosos. Esta es una idea muy reciente y muy extraña en la historia de la humanidad. El Islam, por ejemplo, no la tiene. Las mujeres son inferiores a los hombres ante Dios. No sólo tienen una mente inferior sino que, después de la muerte, si han sido buenas musulmanas, recibirán premios inferiores a los de los hombres.
El islam parte de una alternativa a 1) llamada 1islam) Las mujeres no son iguales de valiosas que los hombres ante Dios. De 1islam) es imposible derivar a cualquier punto de 2) a 5). Es decir, la secularización del Islam es imposible, al contrario de la secularización del cristianismo.
Lo máximo que se puede aspirar es la conversión del musulmán a la religión progre. Es decir, que el hombre musulmán deje toda su concepción del mundo y abrace la concepción occidental. Un salto discontinuo en vez del cambio continuo que se ha explicado antes. Esto es un salto tan grande que pocos lo hacen. No es como la deriva de 1) a 5), que los cristianos han realizado, pues cada paso era relativamente menor.
Además, los musulmanes conversos al progresismo acaban teniendo menos hijos y son los musulmanes auténticos los que tienen más hijos, lo que no soluciona el problema del Islam en Occidente.
Por qué los progresistas se equivocan
Y aquí llegamos a la cuestión de por qué los progres piensan que la secularización que han aplicado con éxito al cristianismo la pueden repetir con el Islam. Cuando un progre ve a un musulmán, no es que lo vea como un occidental en estado embrionario, es que lo ve como un progre en estado embrionario.
El motivo es que los progres ven la historia de la secularización de forma distorsionada por su ideología. Para poner el ejemplo anterior, los progres ven la evolución de la igualdad de los sexos de la siguiente manera:
Xprogre) significa X) interpretado por un progre.
0progre) Las culturas pre-cristianas consideraban igual al hombre y la mujer y eran ejemplos de progresía y tolerancia. Y que los libros de historia revienten.
1progre) Con el cristianismo, la igualdad entre hombres y mujeres sufrió un gran retroceso, pues hombres y mujeres no eran iguales. Sólo hay que ver las cartas de San Pablo, que dicen que los hombres y mujeres tienen diferentes derechos y deberes.
2progre) Poco a poco, el oscurantismo y la superstición retrocedieron así que los hombres y las mujeres acabaron igualmente valiosos ante la ley.
3progre) Los revolucionarios anticristianos establecieron que los hombres y las mujeres fueran iguales ante la ley. Así se opusieron a la Iglesia que quería oprimir a las mujeres y mantenerlas esclavizadas.
4progre) La ciencia (que superó la religión) demostró que los hombres y las mujeres son iguales en todos los sentidos (excepto en el aspecto reproductivo). Y que los libros científicos revienten.
5progre) Ahora que el cristianismo está superado, podemos afirmar que objetivamente no hay hombres y mujeres. Además, hay decenas de sexos más (Facebook lista hasta 71 sexos diferentes) porque el sexo simplemente es una opinión subjetiva y no algo real y objetivo.
Es decir, el progre (que está ubicado en la creencia 4) o 5) ve la creencia cristiana 1) y le parece una monstruosidad, pues dice que una mujer no puede ser sacerdote y eso va contra la igualdad. Además, atribuye toda desigualdad al cristianismo, negando el tratamiento vejatorio a la mujer de las culturas pre-cristianas.
El progre interpreta que el estado natural de la humanidad es la igualdad entre sexos, pues la humanidad es buena por naturaleza (siguiendo a Rousseau), y ve la igualdad como buena (siguiendo el ideario progre). Interpreta que el cristianismo y las diferentes religiones han reprimido esa igualdad natural.
Como consecuencia, el progre piensa que para lograr la igualdad, hay que extirpar el cristianismo y las diferentes religiones. Como dijo alguien en Internet, el progre siempre se cree un cirujano, que extirpa un tumor, cuando lo que hace es destruir el pilar que mantiene en pie la casa.
Por eso, cuando los progres ven que los musulmanes se aferran a su religión y no la abandonan en favor de la religión progre (como hicieron los cristianos), se preguntan: «¿Por qué son tan obstinados? Seguramente con más tiempo seguirán el camino que han seguido los cristianos».
Lo que el progre no ve es que la evolución de 1) a 5) ha sido posible porque el principio cristiano 1) ya estaba muy orientado a la igualdad de los sexos. Sin la Biblia y el dogma cristiano (que impedían la deriva del pensamiento hacia posiciones absurdas), el paso de 1) a 5) es inevitable, va cuesta abajo si tienes en cuenta el egoísmo. Los progres han atacado la Biblia y el dogma, y todo lo otro ha salido de forma natural.
En cambio, en el Islam, hombres y mujeres no son igual de valiosas ante Dios, por lo que el concepto de igualdad de los sexos es imposible de iniciar. No puedes ir de 1) a 5) si no tenías el primer paso, el paso 1), si tu cultura no considera igual de valiosos a hombres y mujeres. A los musulmanes resulta imposible convencerlos de la igualdad entre sexos, en cualquiera de las versiones que se han explicado más arriba, de 1) a 5).
Por ello, la secularización del Islam es imposible.
En resumen, si el cristianismo fuera una casa, la religión actual del egoísmo (y la sociedad occidental actual) sería la misma casa si se hubieran quitado los pilares principales (Dios, Jesús, el pecado original, la expiación), se hubiera puesto otro pilar principal (el egoísmo) y toda la casa se hubiera reestructurado en torno del egoísmo.
La reestructuración es continua y nunca acaba y, por eso, la casa se parece cada vez menos a la casa original (cristianismo). Sin embargo, siempre quedan similitudes (materiales reaprovechados de la antigua construcción) y siempre estamos hablando de una casa.
Por el contrario, el Islam no es una casa: es un campo de fútbol y su naturaleza es completamente ajena a Occidente.