Es muy fácil. La izquierda nunca ha sido el pueblo. De Marx a Pablo Iglesias, los líderes nunca han sido de clase trabajadora. Los líderes de la izquierda es un grupo de personas que han recibido educación superior (intelectuales, funcionarios). Está compuesta por hijos de la clase media que quieren el poder para medrar (Stalin, Pablo Iglesias) e hijos de la clase alta que buscan un sentido a sus vidas o quitarse la culpa de ser ricos (Engels, Carolina Bescansa).
Hasta hace unas décadas, la izquierda usaba a los trabajadores como excusa para llegar el poder. Cuando los trabajadores se creen las promesas de la izquierda, esta puede presentarse como defensora del pueblo (Perón). Cuando no, puede matar al pueblo (Stalin mató a 10 millones de campesinos) o sustituirlo (en nuestros tiempos, la izquierda fomenta la baja natalidad entre nativos mientras fomenta la inmigración, pues los inmigrantes votan izquierda).
Hace unas décadas la izquierda se dio cuenta que ponerse del lado de los trabajadores no le permitía obtener los jugosos fondos que da el poder financiero. Entonces abandonó a los trabajadores a su suerte y cambió por una alianza de grupos cuyas reivindicaciones le convienen al poder financiero (gays, inmigrantes, feministas, etc). Así podían conseguir poder y dinero haciéndose los rebeldes y los buenos, que es de lo que se trata.