[Traducido de https://esoterictrad.wordpress.com/2019/10/25/the-commoditization-of-everything/]
Hubo un tiempo en que, si llegabas tarde a casa después de un viaje, un familiar o un buen amigo podía ofrecerte recogerte del aeropuerto o de la estación de tren. Hoy se espera que usarás un Uber. Es más «conveniente». Se ha convertido un gesto de buena voluntad, amor y amistad en una mercancía. Al usar Uber, tú, querido consumidor, estás contribuyendo a la economía. Generando más PIB.
Este efecto está en todas partes. No tenemos más que ver el auge de los servicios de entrega de alimentos en todo el mundo. La economía ahora contrata a personas para realizar una tarea que, en el pasado, hacías tú mismo. De esta manera, se obtiene más capital. El dinero que antes tú gastabas en gasolina no es suficiente: es mejor contratar a tiempo parcial a otro peón en un trabajo de mierda y convertirlo en un sistema de entrega de alimentos y así maximizar las ganancias del PIB.
Desde un punto de vista más tradicional, podemos ver cómo hay cada vez más guarderías. A medida que la ahogada clase media se ve obligada a que los dos padres trabajen, el papel de la madre es trabajar para conseguir ingresos que financien la subcontratación de la crianza y el cuidado de sus hijos. Esto es bueno para la economía. Más mujeres trabajando, abandonando a sus hijos en la guardería produce más trabajos. Los salarios pueden reducirse en todos los ámbitos a medida que más personas trabajan y contribuyen al PIB nacional. La atomización de la sociedad y el hecho de que cada vez se tienen los hijos más tarde implica que los abuelos son cada vez más viejos. Por lo tanto, ya no pueden cuidar a los nietos cuando se necesita.
Este fenómeno es la mercantilización de todo. Se debilita la familia. Se debilitan los lazos sociales. Está diseñada para que todo el mundo se sienta cómodo viviendo en zulos y comiendo comida basura. Siempre he pensado que la verdadera rebelión de la derecha disidente debe darse en el ámbito de la economía. Los economistas neoliberales infiltraron la política derechista angloamericana. Ser de derecha en Occidente se redujo a conservar muchas libertades económicas (y, si ello significaba bienes más baratos al exportar mano de obra al extranjero, entonces todos estaban a favor). Esta traición definitiva es la razón por la cual la derecha ha sido débil y vacía durante tanto tiempo. Una nación dispuesta a sacrificarse por un mejor PIB y «cosas» más baratas es siempre débil. Su gente está sola, tratando de comprar su camino a la felicidad.
La verdadera rebelión de la derecha disidente es entender que las personas son más importantes que el PIB. Se están dando cuenta de esto conforme las empresas tecnológicas de Silicon Valley se dan cuenta de que, en lugar de resolver problemas difíciles o interesantes, es más fácil mercantilizar aún más la vida cotidiana. Para que sea aún más fácil pasar todo el tiempo libre mirando series en Netflix mientras comes comida a domicilio, cuando en el pasado pudiste haber disfrutado con un amigo. La rebelión debe ser rechazar estos servicios. Tienes que oponerte al consumo desenfrenado. No compres alimentos elaborados o cultivados en el extranjero cuando sea posible. No uses estos servicios de Silicon Valley. Están diseñados para destruirte a ti y a tus compañeros. Los inmigrantes, los blancos subempleados, se verán obligados a entrar en la «economía compartida». Trabajar en múltiples trabajos de mierda entregando comidas a los que están un poco mejor.
Una forma sencilla de luchar contra esto es rechazar la «economía compartida» de Silicon Valley en todas sus formas. Forme sus propias economías compartidas con amigos y familiares. Pida prestado herramientas y aprenda reparar y reemplazar. Evite comprar productos internacionales cuando sea posible, trate de comer comida local. Estas acciones no derribarán «el sistema», pero es algo a promover por parte de la derecha disidente.