Una breve explicación del lío en que estamos metidos

1. La locura del mundo actual

Si uno observa la sociedad moderna, uno podría pensar que alguien ha puesto un químico en el suministro de agua que ha hecho que la población se vuelva loca, como en el célebre cuento de Jalil Gibrán.

La lista de locuras no tiene fin, se renueva diariamente y llenaría varios libros. Hombres con pene que se creen mujeres, feministas que predican la igualdad al mismo tiempo que piden que las leyes las trate con privilegios, 21 orientaciones sexuales diferentes en el censo oficial de Escocia, 71 sexos diferentes en Facebook, gente que entra en psicosis porque gana el otro partido en las elecciones, prohibición de los castigos en escuela a los alumnos rebeldes porque se consideran discriminatorios y racistas, bellos jóvenes que deforman sus cuerpos y los llenan de feos tatuajes y piercings, estudiantes que demandan agresivamente que nadie les lleve la contraria lo más mínimo porque se sienten amenazados por cualquier opinión diferente, iglesias con pinturas de adanes homosexuales, gente a quien se le despide de sus trabajos o de sus estudios por haber publicado una frase en Twitter, papas que dicen lo contrario de la Biblia, premios Nobel que se convierten en parias por decir lo que piensan, personas que creen que son animales… la lista no tiene final.

2. Una lucha de poder hace dos siglos

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Mario Vargas Llosa preguntó una vez: «¿Cuándo se jodió el Perú?». Podemos preguntar: «¿Cuándo se jodió la civilización occidental?».

Para saberlo, hemos de retroceder doscientos años en el tiempo. En aquel momento, quien dominaba el poder político eran los reyes y los aristócratas, que se diferenciaban por su sangre noble. Alguien era un rey o aristócrata porque sus padres también lo habían sido.

Quien dominaba el poder económico eran los llamados «burgueses», es decir, los ricos. Alguien era burgués si había conseguido mucho dinero con sus negocios o bien si heredaba la riqueza de sus padres.

Llegó un momento que los burgueses quisieron dominar el poder político además del económico, desplazando a los reyes y aristócratas. Lo consiguieron a través de las revoluciones burguesas, como la independencia de Estados Unidos, la Revolución Francesa, las independencias latinoamericanas, etc. Como resultado de estas revoluciones, se crea el mundo que conocemos hoy, dominado económicamente y políticamente por los ricos.

3. La ideología de los reyes y aristócratas

Para realizar estas revoluciones, los burgueses necesitaban propaganda, una ideología que justificara que ellos deberían mandar y no los reyes y aristócratas. Obviamente, los reyes y aristócratas ya tenían una ideología que legitimaba su poder, la cual no explicaremos aquí con detalle por falta de espacio. Pero dos elementos clave de esta ideología eran los siguientes:

  • Elemento A: Autoridad. Los reyes y aristócratas gobernaban porque todo grupo humano necesita una autoridad que diga qué es lo que hay que hacer. De esta manera, los hijos deben obedecer al padre, el creyente a Dios, el empleado al jefe, el vasallo al noble, los alumnos al profesor, los ayudantes al doctor, el súbdito al rey, etc. Si hablamos de una nación, esta autoridad deben ser los reyes y aristócratas, como indicaban las leyes, costumbres y tradiciones desde tiempos inmemoriales. No puede haber una revolución contra ellos porque es obligación de toda persona someterse a la autoridad humana y a la autoridad de las leyes y costumbres.
  • Elemento B: Nobleza obliga. Los reyes y aristócratas gobernaban porque eran mejores que la gente común. Así, que ellos gobernaran producía un mejor gobierno, lo que redundaba en el beneficio de todos. De esta manera, los reyes y aristócratas tenían el derecho de mandar y la responsabilidad de cuidar por aquellos que gobernaban (nobleza obliga), pues *** a quien mucho se le ha dado mucho se le exige.

4. La ideología de los burgueses

En su búsqueda de una ideología que legitimara las revoluciones burguesas, los burgueses echaron mano de unas ideas que habían desarrollado algunos intelectuales poco brillantes en el siglo anterior. Estas ideas se conocen con el nombre propagandístico de «la Ilustración».

Tampoco hay espacio para explicar con detenimiento la ideología de la Ilustración. Pero lo que les interesaba a los burgueses de esta ideología es que contenía los elementos para combatir el dominio de los reyes y aristócratas. Estos elementos eran básicamente dos.

Elemento A: Libertad. Según la Ilustración, el hombre debía ser libre y no someterse a ninguna autoridad humana, ley o costumbre que no hubiera libremente aceptado. Como se ve, la libertad era el arma perfecta para eliminar el principio de autoridad, sobre el que se basaba el gobierno de los reyes y aristócratas.

Elemento B: Igualdad. Según la Ilustración, todos los hombres son iguales, por lo que los reyes y aristócratas no eran superiores a nadie y no tenían derecho privilegiado para gobernar. Obviamente, la igualdad era el arma perfecta para atacar el principio de nobleza obliga, que era la base del gobierno de los reyes y aristócratas.

Estas ideas se hicieron también populares entre el pueblo llano, la gente que no era ni aristócrata ni burguesa. ¿Quién no quiere hacer lo que le dé la gana sin limitaciones? ¿Quién no quiere ser igual a los que tienen una posición social mayor que él? (Cuando se habla de igualdad, nadie mira a los que están por debajo de él).

Ayudados con el pueblo llano y las ideas propagandísticas de libertad e igualdad, los burgueses consiguieron tener éxito en sus revoluciones, quitar a los aristócratas del poder político y ponerse ellos como los gobernantes políticos.

(Lo siguen siendo hasta el momento de hoy. El hecho de que estas palabras de libertad e igualdad sean tan importantes en nuestra sociedad, mientras que nadie ha oído del principio de autoridad o de nobleza obliga, nos indican que vivimos en una sociedad dominada por los burgueses, por los ricos)

5. La ideología de los burgueses era pura propaganda

Antes de seguir, y en forma de paréntesis, hay que remarcar que estas ideas eran propaganda para los burgueses. Ni las practicaban, ni las creían, sino que eran un arma que usaron para derrotar a los reyes y aristócratas. Como ejemplo, se pueden poner los burgueses que redactaron la Declaración de Independencia y la Constitución americana. ¿Cómo olvidar el preámbulo de la Declaración?

Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.

No hablaremos aquí de lo absurdo de estas líneas, que contienen un montón de falsedades enunciadas de forma descarada. Por ejemplo, no es evidente de que los hombres son creados iguales. Al contrario, lo evidente es que no hay dos hombres iguales. El párrafo intenta disimular su falsedad usando retórica que produce emociones positivas con palabras agradables (libertad o felicidad). Así, consigue que la gente está de acuerdo con este párrafo porque le da buen yuyu. Produce una agradable reacción emocional, aunque para ello se deba desconectar la mente racional. Pero esto no es lo que nos ocupa aquí.

Lo que queremos destacar aquí es la gran hipocresía de los que redactaron estas líneas. Mientras las redactaban, estas personas (como Jefferson) tenían esclavos y  estas mismas personas  crearon un sistema político donde sólo podían votar los ricos (los burgueses): el llamado «sufragio censitario». Todo esto mientras hablaban de la libertad y de que todos los hombres eran creados iguales.

Es decir, para los burgueses, las ideas de la libertad e igualdad eran solamente pura propaganda para acabar con el dominio de los aristócratas. Más concretamente, para los burgueses:

  • «Libertad» quería decir «nosotros los burgueses no nos tenemos que someter a los aristócratas o a las leyes o costumbres tradicionales que dan el gobierno a los aristócratas»
  • «Igualdad» quería decir «nosotros los burgueses no somos inferiores a los aristócratas para gobernar».

Nunca pensaron en aplicar estas ideas al pueblo llano. Por supuesto que ellos debían gobernar sobre el pueblo llano: por eso tenían esclavos o creaban sistemas donde sólo los ricos podían votar.

El origen del lío en que estamos metido radica en que, como los burgueses habían ganado las revoluciones y tenían  el poder político, esta ideología de la Ilustración, esta ideología de la igualdad y la libertad, que era pura propaganda, se convirtió en la ideología oficial del Estado y la ideología dominante en la cultura (y lo sigue siendo hasta hoy). Las escuelas enseñaron esta ideología a los niños. Las leyes se basaron en esta ideología. Los medios de comunicación hicieron propaganda de esta ideología. Los conflictos sociales se plantearon y resolvieron apelando a esta ideología.

Poco a poco esta ideología de la libertad y la igualdad fue penetrando toda la sociedad hasta actuar como una religión oficial (esto se consiguió en Europa en los años 60 y en España en los años 80). La libertad e igualdad se convirtieron en dogmas indiscutibles, imponerlos era una obligación ética y rechazarlos te convertía en un hombre malvado. Así, a los que rechazan la libertad se les llama «opresores». A los que rechazan la igualdad se les llama «discriminadores», «sexistas», «machistas», «racistas», «homófobos», «islamófobos», «transfobos», «xenófobos», etc.

En otra parte, he explicado que toda sociedad necesita una religión oficial en la que se basen las leyes y la vida social. También he explicado que toda ideología necesita unos dogmas indiscutibles. Este no es el problema de la religión de la Ilustración.

Es decir, el problema no es que la Ilustración sea una religión, ni que sea una religión oficial sino que es una una religión absurda y antisocial y, por ello, los males de nuestra sociedad se reducen a la implantación de esta religión.

6. ¿Por qué la libertad es un concepto incoherente?

Hemos dicho que la religión de la Ilustración es absurda y antisocial. Comenzaremos demostrando que es absurda y después demostraremos que es antisocial.

La religión de la Ilustración es absurda, porque el concepto de la libertad no es coherente y el concepto de la igualdad es falso. Comencemos con el concepto de la libertad.

En la discusión que sigue es importante tener en cuenta que «derecho» es una clase de «libertad». Si tengo derecho a la propiedad privada, quiero decir que tengo la libertad de tener propiedad privada. Aunque esto necesitaría una explicación más larga y con más detalles, no la haremos aquí y trataremos «derecho» y «libertad» como sinónimos.

El mundo occidental se justifica como «nuestro sistema político está basado en la libertad». En realidad, ningún sistema político puede basarse en la libertad, porque la libertad o derecho de uno es la obligación de otro. Así, mi derecho a mi propiedad privada es la obligación de todo el mundo de no robarme esta propiedad. El derecho a la vida significa la obligación de no matar.

Un ejemplo reciente se dio cuando una pareja gay le pidió a una pastelería cristiana hornear un pastel para su «boda gay». El pastelero se negó debido a sus creencias cristianas y el caso acabó en los tribunales.

Aquí vemos que la libertad (o derecho) de la pareja gay de elegir pastelería choca con la libertad (o derecho) del pastelero cristiano de no ir en contra de sus creencias. Si la pareja gay tiene libertad de elegir pastelería para el pastel, el pastelero tiene la obligación de cocinar el pastel. Si el pastelero tiene derecho a no ir en contra de sus creencias, la pareja gay tiene la obligación de buscar otra pastelería.

Por ello, ningún sistema politico puede basarse en la libertad (así en abstracto), sino que tiene que privilegiar unas libertades sobre otras, lo que significa imponer unas obligaciones sobre otras. Para ello, el sistema político debe basarse en una concepción de la moral, del bien y del mal (es decir, una religión oficial, que en nuestros tiempos es la religión de la Ilustración en su versión políticamente correcta). La ley dará libertad al tipo de acciones que considera buenas (e impondrá obligaciones para posibilitar estas libertades).

Un sistema político moderno se basa en considerar la no discriminación como bien supremo. Por ello, privilegiará la libertad de la pareja gay de elegir pastelería, por lo que impondrá la obligación al pastelero cristiano de cocinar el pastel. Un sistema político tradicional considerará la libertad de creencia como bien supremo. Por ello, privilegiará la libertad del pastelero de no ir en contra de sus creeencias y obligará a la pareja gay a buscar otra pastelería.

Así, por ejemplo, los países occidentales modernos privilegian la libertad de divorciarse (pues la satisfacción sexual es un bien supremo para ellos), por lo que imponen la obligación de aceptar una famila rota a los hijos y al cónyuge que no lo desea.

Por el contrario, los países occidentales tradicionales privilegiaban la libertad de tener una familia unida (pues la familia era bien supremo para ellos), por lo que imponían la obligación de no divorciarse al cónyuge que así lo quería.

Al final, no hay ningún sistema político basado en la libertad, sino que siempre se tienen que priorizar unas libertades sobre otras y, por lo tanto, tiene que imponer obligaciones para garantizar las libertades prioritarias.

Cuando decimos que nuestro sistema político está basado en la libertad, se miente. Es por eso que nuestra cultura política está basada en la mentira.

Se sostiene «nuestro sistema político está basado en la libertad» pero esto es imposible y no se puede llevar a la práctica. Entonces se lleva a la práctica un sistema lleno de obligaciones mientras se proclama «nuestro sistema político está basado en la libertad».

El sistema político se mantiene engañando a los ciudadanos sobre su naturaleza. Sólo es estable mientras los ciudadanos no se den cuenta de la mentira obvia. Afortunadamente para el sistema, son pocos los ciudadanos que piensan estas cosa más de 30 segundos y, los que lo hacen, pueden ser descalificados o marginados por la masa que no piensa.

 

 

7. ¿Por qué la religión de la Ilustración es antisocial?

8. Breve descripción de cómo los problemas actuales se deben a la religión de la Ilustración.

Describir cómo la religión de la libertad e igualdad produce los problemas sociales modernos ocuparía todo un libro, pero aquí se puede dar unos apuntes para los problemas más importantes.

La libertad y la igualdad son un disolvente, pero lo son de maneras diferentes.

Bajada de niveles educativos. En nombre de la igualdad entre los alumnos, que se igualan por lo bajo (igualarlos por lo alto es imposible).

Falta de disciplina en las aulas. En nombre de la libertad de los alumnos.

Inmigración descontrolada. En nombre de la libertad de movimiento de los inmigrantes y también de la igualdad entre nacionales e inmigrantes.

Expansión del Islam. En nombre de la igualdad entre las religiones.

Tolerancia del velo islámico y de las prácticas islámicas ajenas a la tradición occidental. En nombre de la libertad de las personas.

Separatismo. En nombre de la libertad de los ciudadanos para separarse de la nación.

Destrucción de la familia. En nombre de la libertad de cada miembro de la familia para destruir la familia y de la igualdad entre las diferentes opciones de vida.

Destrucción de las roles de género que son la base de la sociedad. En nombre de la igualdad entre hombres y mujeres.

Promoción de estilos de vida poco recomendables para la persona y que disuelven la sociedad (feminismo, promiscuidad, homosexuales y transexuales). En nombre de la igualdad de opciones de vida.

Hombres que creen que son mujeres o animales. En nombre de la libertad para construir la propia identidad y la igualdad entre aquellos que creen ser mujeres y las que son mujeres.

Decaimiento de la religión y de la moral tradicional. En nombre de la libertad de cada uno de hacer lo que le dé la gana.

Triunfo de la fealdad (tatuajes, piercings, edificios horribles). En nombre de la libertad de cada uno de hacer lo que quiera y de la igualdad entre lo bello y lo feo.

Guirigay entre opiniones diferentes y triunfo de movimientos absurdos (como el rechazo de vacunas) y de la mentira vocinglera contra la verdad experta. En nombre de la libertad de opinar y la igualdad entre opiniones. «Todo es igual, nada es mejor : lo mismo un burro que un gran profesor», como dice el tango Cambalache.

Como se ve, todos estos son disolventes de la sociedad. No puede ser de otra manera, porque la libertad y la igualdad son un ácido disolvente de la sociedad, como se vio en el punto ***.

Conforme luchamos por aplicar la libertad y la igualdad, nuestra sociedad se hace más caótica. Las estructuras que forman la sociedad (como la familia) se disuelven, creando una sociedad atomizada de individuos solos, en lucha todos contra todos. En esta lucha ganan los poderosos y aquellos a quien los poderosos quieran favorecer.

Llegará un momento en que la sociedad se hará tan caótica que será conquistada por otras sociedades (seguramente el Islam). En este punto, la sociedad será tan lamentable que, incluso los cristianos, nos arrodillaremos y daremos gracias a Dios de que los musulmanes nos conquisten y pongan un poco de cordura en una sociedad completamente esquizofrénica.

Mientras tanto, nos esforzaremos por solucionar los problemas producidos por la libertad e igualdad con más libertad e igualdad. Bebemos el veneno que nos destruye como si fuera ambrosía. Como sociedad, somos dogradictos que buscan con ansiedad las drogas (libertad e igualdad) que les hacen sentir bien mientras le destruyen lentamente.