Marcial (40-104). Al afeminado Carmenión (Epigramas X.65)

Si presumes de que eres paisano de los bronces
corintios, Carmenión, sin que nadie lo niegue,
¿Por qué me llamas hermano a mí, que he nacido
de iberos y celtas y soy vecino del Tajo?

¿O es que damos la impresión de parecemos en la cara?
Tú deambulas radiante, con el cabello ondulado,
yo, incorregible con mis cabellos hispanos;
tú, terso por el depilatorio de cada día,
yo con mis piernas y mejillas peludas;
tu boca es premiosa y tu expresión débil,
más alto que yo hablará fulanita

no es tan distinta la paloma al águila
ni la asustadiza gacela al impertérrito león.

Por tanto, deja de llamarme hermano
no vaya a ser, Carmenión, que te llame hermana.