Oración de la mañana

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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. Amen.

Oh Dios, ten misericordia de mí, un pecador.
Oh Dios, ten misericordia de mí, un pecador.
Oh Dios, ten misericordia de mí, un pecador.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo,
un solo Dios, por los siglos de los siglos, Amen.

Gloria a ti, Dios nuestro, gloria a ti.

Oración al Espíritu Santo

Oh, Rey Celestial, consolador. Oh, Espíritu de Verdad,
tú que estás presente en todas las partes y lo llenas todo
Tesoro de bendición y dador de vida,
ven y mora en nosotros;
purifícanos de toda mancha y salva nuestras almas.
Tú que eres bueno.

Santo Dios

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,
ten misericordia de nosotros.
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,
ten misericordia de nosotros.
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,
ten misericordia de nosotros.

Acción de gracias

Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo, como eran en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos, amén.

Oración a la Santísima Trinidad

Oh, Trinidad Santa, ten misericordia de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo, visítanos y cura nuestras dolencias por Tu Nombre.

Señor Ten piedad

Señor, Ten piedad.
Señor, Ten piedad.
Señor, Ten piedad.

Gloria

Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo, como eran en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos, amén.

Padre Nuestro

Padre Nuestro, que estás en el cielo
Santificado sea Tu nombre
Venga a nosotros Tu reino
Hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden
Y no nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria
por los siglos de los siglos. Amén.

Señor ten piedad

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.

Gloria

Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo, como eran en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos, amén.

Adoremos a Dios.

Vengan, adoremos a Dios, nuestro Rey,
y postrémonos ante El.

Vengan, adoremos a Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios,
y postrémonos ante El.

Vengan, adoremos al Señor Jesús, nuestro Rey y nuestro Dios,
y postrémonos ante El.

Salmo 51

Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.

Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado.

Porque yo reconozco mis rebeliones,
Y mi pecado está siempre delante de mí.

Contra ti, contra ti solo he pecado,
Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu palabra,
Y tenido por puro en tu juicio.

He aquí, en maldad he sido formado,
Y en pecado me concibió mi madre.

He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,
Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.

Purifícame con hisopo, y seré limpio;
Lávame, y seré más blanco que la nieve.

Hazme oír gozo y alegría,
Y se recrearán los huesos que has abatido.

Esconde tu rostro de mis pecados,
Y borra todas mis maldades.

Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí.

No me eches de delante de ti,
Y no quites de mí tu santo Espíritu.

Vuélveme el gozo de tu salvación,
Y espíritu noble me sustente.

Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos,
Y los pecadores se convertirán a ti.

Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación;
Cantará mi lengua tu justicia.

 Señor, abre mis labios,
Y publicará mi boca tu alabanza.

Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;
No quieres holocausto.

Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.

Haz bien con tu benevolencia a Sion;
Edifica los muros de Jerusalén.

Entonces te agradarán los sacrificios de justicia,
El holocausto u ofrenda del todo quemada;
Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.

Primera Oración de San Macario el Grande

Oh Dios, purifícame a mí, pecador, pues nada bueno he hecho delante de Ti. Líbrame de todo mal. Haz que se cumpla en mí Tu voluntad a fin de que sin condenación pueda abrir mis labios indignos para alabar Tu Santo Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

Segunda Oración de San Macario el Grande

Al levantarme del sueño Te ofrezco, oh Salvador, un himno  y postrándome, Te imploro que no me entregues al sueño del pecado. Ten consideración, Tú que voluntariamente fuiste crucificado y apresúrate a levantarme pues yazco en la apatía. Sálvame por medio de mi oración y mi intercesión y, tras el sueño de la noche, haz que brille sobre mí un día armonioso, Cristo Dios mío, y sálvame. Amén.

Tercera Oración de San Macario el Grande

A Ti acudo, Señor que amas a la humanidad, al levantarme del sueño. Por Tu misericordia lucho por hacer Tus obras y Te ofrezco mi corazón para que me ayudes siempre y en todas las cosas. Líbrame de todo mal mundano y de las acechanzas del diablo. Sálvame y guíame a Tu Reino eterno. Porque Tú eres mi Creador, el origen y protector de todo pensamiento bueno. En Ti solo tengo mi esperanza, y Te rindo gloria, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

Cuarta Oración de San Macario el Grande

Señor, en Tu abundante bondad y en Tu gran misericordia, has concedido que yo Tu siervo atravesara el tiempo de esta noche sin caer en la tentación del enemigo. Señor, Artífice de toda la creación, concédeme hacer Tu voluntad, a través de la luz de Tu verdad y con un corazón iluminado, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

Quinta Oración de San Macario el Grande

Señor Dios Todopoderoso, que aceptas de las Potestades Celestiales el Himno Trisagio, acepta también de mí, Tu siervo indigno, este himno y concede que en todos los años de mi vida y en toda hora pueda glorificarte a Ti, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

Oración a la Virgen María

Verdaderamente es digno bendecirte, oh Santa Virgen María, siempre bienaventurada y purísima, Madre de nuestro Dios. Más honorable que los querubines y más gloriosa incomparablemente que los serafines, Tú que sin mancha has engendrado a Dios, el Verbo, verdaderamente Theotokos, te alabamos.

Bajo Tu amparo, nos acogemos, oh Virgen María; no desatiendas nuestra plegaria en la necesidad y de todo peligro líbranos siempre, oh Virgen gloriosa y Bendita.

Gloriosa Siempre Virgen Madre de Cristo nuestro Dios, presenta nuestra oración a tu Hijo y nuestro Dios, rogándole que por Tu mediación salve nuestras almas.

Oración final

Sálvanos Hijo unigénito y Palabra de Dios, quien, siendo inmortal, se dignó para nuestra salvación encarnarse en la Santa Madre de Dios, en la Siempre Virgen María, y hacerse hombre y ser crucificado. Oh, Cristo, nuestro Señor, y que por tu muerte has derrotado a la muerte, que eres uno con la Santísima Trinidad y que eres glorificado con el Padre y el Espíritu Santo: sálvanos.

Oh Señor Jesucristo, Hijo de Dios, por las oraciones de Tu Santísima Madre, nuestros Santos Padres, y todos los Santos, Ten piedad de nosotros y sálvanos. Amén.

https://www.seredne.org/Oracion.html

https://www.monasterioortodoxodelasantatrinidad.com/publicaciones/oraciones/

https://www.facebook.com/notes/efraim-acosta/el-extra%C3%B1o-caso-de-la-oraci%C3%B3n-rover/917287018345481/

Dame Señor:
un corazón vigilante,
que ningún pensamiento vano lo aleje de Tí;
un corazón noble,
que ningún afecto indigno rebaje;
un corazón recto,
que ninguna maldad lo desvíe;
un corazón fuerte,
que ninguna pasión lo esclavize;
dadme señor, un corazón generoso,
para servir.
Amen.
Que proviene de un fragmento de la Oración de Santo Tomás de Aquino al Santísimo Sacramento
¡Oh, Santísimo Jesús, que aquí sois verdaderamente Dios escondido; concededme desear ardientemente, buscar prudentemente, conocer verdaderamente y cumplir perfectamente en alabanza, y gloria de vuestro nombre todo lo que os agrada. Ordenad, ¡oh Dios mío!, el estado de mi vida; concededme que conozca lo que de mí queréis y que lo cumpla corno es menester y conviene a mi alma. Dadme, oh Señor Dios mío, que no desfallezca entre las prosperidades y adversidades, para que ni en aquellas me ensalce, ni en éstas me abata. De ninguna cosa tenga gozo ni pena, sino de lo que lleva a Vos o aparta de Vos. A nadie desee agradar o tema desagradar sino a Vos. Séanme viles, Señor, todas las cosas transitorias y preciosas todas las eternas. Disgústeme, Señor, todo gozo sin Vos, y no ambicione cosa ninguna fuera de Vos. Séame deleitoso, Señor, cualquier trabajo por Vos, y enojoso el descanso sin Vos. Dadme, oh Dios mío, levantar a Vos mi corazón frecuente y fervorosamente, hacerlo todo con amor, tener por muerto lo que no pertenece a vuestro servicio, hacer mis obras no por rutina, sino refiriéndolas a Vos con devoción. Hacedme, oh Jesús, amor mío y mi vida, obediente sin contradicción, pobre sin rebajamiento, casto sin corrupción, paciente sin disipación, maduro sin pesadumbre, diligente sin inconstancia, temeroso de Vos sin desesperación, veraz sin doblez; haced que practique el bien sin presunción que corrija al prójimo sin soberbia, que le edifique con palabras y obras sin fingimientos. Dadme, oh Señor Dios mío, un corazón vigilante que por ningún pensamiento curioso se aparte de Vos; dadme un corazón noble que por ninguna intención siniestra se desvíe; dadme un corazón firme que por ninguna tribulación se quebrante; dadme un corazón libre que ninguna pasión violenta le domine. Otorgadme, oh Señor Dios mío, entendimiento que os conozca, diligencia que os busque, sabiduría que os halle, comportamiento que os agrade, perseverancia que confiadamente os espere, y esperanza que, finalmente, os abrace. Dadme que me aflija con vuestras penas aquí por la penitencia, y en el camino de mi vida use de vuestros beneficios por gracia, y en la patria goce de vuestras alegrías por gloria. Señor que vivís y reináis, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.