En los comentarios de mi artículo contra el pensamiento global, WS y yo hemos estado debatiendo sobre la Parábola del Buen Samaritano. WS ha estado proponiendo lo que yo llamo «la interpretación filantrópica» de esa famosa historia, mientras que yo he propuesto lo que aquí llamo «la interpretación misantrópica».
Como la gran mayoría de cristianos modernos, WS cree que la historia del Buen Samaritano nos exige identificarnos con el Buen Samaritano y socorrer a los maltrechos extraños que encontramos sangrando en las zanjas de este mundo. Por el contrario, cuando analizo las palabras concretas, me doy cuenta de que el protagonista de la historia es el judío que está en la cuneta, y por eso concluyo que sólo identificándonos con él podemos descubrir la lección moral de la parábola.
Como bien saben, la pregunta que impulsa a Jesús a contar esta parábola es “quién es mi prójimo”, y la interpretación natural de la historia es que mi prójimo es el que me hace el bien. Solo una interpretación muy antinatural de la historia nos da la respuesta de que mi vecino es el que necesita que yo le haga el bien.
Es obvio, por ejemplo, que el samaritano no se debate con la duda de si debe ayudar al judío que está en la zanja o continuar su camino. Simplemente lo ayuda porque es un buen hombre. El judío que está en la cuneta es el que se encuentra en un dilema moral, porque lidia con la duda de si debe reconocer que ese perro sucio samaritano es un buen hombre, o debe seguir creyendo que los dos farsantes (el sacerdote y el levita) son los buenos en este mundo.
Recuerda, el protagonista de una historia es el que cambia con la historia. Todos los demás son papeles secundarios, son sólo arquetipos. El buen samaritano no cambia. No comienza la historia lleno de odio a los judíos y termina la historia rebosando caridad. Por lo que sabemos, este hombre nació rebosando caridad. Pero la parábola del buen samaritano no se trata del buen samaritano.
Se trata del judío que está en la cuneta.
El judío comienza la historia pensando que los samaritanos son perros sucios y que los sacerdotes y los levitas son buenos hombres. Pero su desafortunada experiencia durante su trayecto a Jericó pone en duda este prejuicio y lleva al judío que está en la cuneta a una crisis moral. Después de recibir los frutos de caridad del samaritano, ¿continuará alabando y honrando los árboles sin fruto que son el sacerdote y el levita?
Ahora bien, creo que esto es una lección moral que tenía que hacerse, y que todavía debe hacerse, porque los humanos somos mucho más mezquinos con el elogio y la gratitud que con la compasión. Si mi peor enemigo se atragantara con un bocadillo de jamón, le administraría la maniobra de Heimlich y llamaría a una ambulancia. Pero si mi peor enemigo escribiera un libro excelente, yo encontraría motivos para que no me gustara, y ciertamente no lo nominaría para un premio.
Por eso llamo a mi interpretación de la historia del buen samaritano «una interpretación misantrópica». Según esta interpretación, Jesús va directamente al corazón negro de la humanidad, al corazón que realmente disfruta revolcarse en la piedad, pero que odia, odia, odia sentir gratitud y admiración.
No es de extrañar que sea así. La lástima es una emoción agradable porque (a) es agradable reflexionar que no soy el hombre que sangra en la zanja, (b) es agradable sentir que la caridad está en mi poder, y (c) es agradable que todos los demás me elogien como buen samaritano.
La gratitud y la admiración son emociones desagradables porque (a) es desagradable admitir la propia inferioridad, (b) es desagradable admitir que uno depende de otro, y (c) es desagradable admitir que uno ha despreciado injustamente a hombres buenos.
Puede ser necesario explicar un poco más lo del desprecio a los hombres buenos. Jesús dirigió esta parábola a los judíos, un pueblo que nunca ha dudado en ponerse de su propio lado en una discusión. En otras palabras, los judíos se inclinaban fuertemente a pensar que la mayoría de los hombres buenos (si no todos los hombres buenos) eran judíos, mientras que los gentiles [no judíos] eran una jauría de perros sucios.
Lo que Jesús les dice en la parábola del buen samaritano es que se trata de un prejuicio tremendamente injusto, y que entre los gentiles hay hombres con una estatura moral que se eleva por encima de los farsantes judíos, como el sacerdote y el levita.
Los judíos encontraron esta idea tan desagradable que mataron a Jesús.
No fue la única razón, pero ciertamente fue una de ellas. Mataron a Jesús porque hirió su orgullo, y este es el orgullo con el que el judío que está en la cuneta debe luchar cuando sufre la humillación de la caridad samaritana.
* * * * *
Cuando observas el mundo actual, ¿observas una escasez de caridad o una escasez de gratitud por esa caridad? ¿Es más probable que encuentres el cuerpo de un hombre muerto en la calle porque se le negó el tratamiento médico o que escuches quejas del enfermo y sus defensores sobre la cantidad y calidad de la comida, la ropa, el alojamiento y el tratamiento médico que recibieron en el hospital? ¿Es más probable que encuentres niños abandonados analfabetos deambulando por las calles porque nadie pagó su matrícula en la escuela, o escuchar quejas de esos niños abandonados y sus defensores sobre las escuelas que se les han asignado?
Estas preguntas se responden por sí mismas, y las respuestas a estas preguntas nos llevan al corazón negro que Jesús expone en la Parábola del Buen Samaritano. Este corazón negro que el orgullo de los humanos tapó inmediatamente con tonterías caritativas sobre lo buenos que somos cuando ayudamos a nuestros hermanos a salir de una zanja.
I don’t think your conclusions are warranted because of the following reasons:
1) God’s favoritism for a specific people does not automatically imply that God loves this people more than other people.
A plot that it is repeated once and again in the Old Testament is God’s choosing a specific individual (a prophet, a king) to play a specific role in the history of the salvation.
This individual is chosen to do God’s will in a specific situation, which often benefits other people. For example, King David is chosen to establish the nation of Israel so the people of Israel reaps the material and spiritual benefits of King David’s actions. So it’s not that this individual is better or more loved that others: it fits better in God’s salvation plan.
The same way, the people of Israel is chosen because it fits better in the salvation plan of God. Old Testament prophets prophesized that all peoples would end up worshiping the God of Israel.
So the people of Israel is a means for all the mankind to have access to salvation, which was the goal all along, since Adam and Eve (as representatives of mankind) sinned.
2) It’s true that Jesus expresses favoritism for the Jews once and again. The reason is “I was sent only to the lost sheep of Israel” (Matthew 15, 24). It is clear that Jesus’ mission was to establish the Kingdom among the Jews.
HOWEVER, Jesus announces once and again that the Kingdom will soon arrive to the Gentiles and that the Jews are going to be replaced by people from all over the world as a People of God (see John 4, 21-24), the Parable of the Great Banquet (Matthew 22, 1-14 and Luke 14, 15-24.), the Parable of the Wicked Husbandmen (Matthew 21, 33–46, Mark 12, 1–12 and Luke 20, 9–19) and other places.
While the mission of Jesus was for the Jews, this mission was only the start of the Kingdom and soon after Jesus “the gospel of the kingdom would be preached in the whole world as a testimony to all nations” (Matthew 24, 14).
3) And this is a very common mistake. Today’s Jews are not the Jews of the Bible. They have the same name and they are related but they are not the same.
In times of Jesus, most Jews lived in the diaspora. As Rodney Stark statistically proved, the vast majority of these diaspora Jews converted to Christianity. Some of the Jews of Israel also converted to Christianity.
The Jews that rejected Jesus kept on with their ancient rituals in the Jerusalem Temple until the Temple was destroyed. Then, during the second century, they created a new religion, based on the Talmud, since the center of the Old Testament religion was the Jerusalem Temple and this Temple was no longer available.
Today’s Jews are the descendants of the people that converted to this new Talmudic faith. They are not the Jews of the Bible in a genetic or religious way. Not in their customs. For example, the Jews of the Bible were patrilineal while today’s Jew are matrilineal. As Ronz Unz, who is a Jew, says:
“traditionally religious Jews pay little attention to most of the Old Testament, and even very learned rabbis or students who have devoted many years to intensive study may remain largely ignorant of its contents. Instead, the center of their religious world view is the Talmud, an enormously large, complex, and somewhat contradictory mass of secondary writings and commentary built up over many centuries, which is why their religious doctrine is sometimes called “Talmudic Judaism.”
The foundational myth of this modern tribe says that they are the same people as the people of the Bible. But this is simply not true. Not from a genetic point of view nor from a religious point of view.
The ignorance of Christians about this topic is astonishing. Christian people go to Mass and they imagine that the characters appearing in Sunday’s Mass Readings belong to the same ethnic group as modern Jews. It’s like believing the characters of the Iliad belong to the same ethnic group as modern Greeks.
Pater noster, qui es in caelis:
sanctificetur Nomen Tuum;
adveniat Regnum Tuum;
fiat voluntas Tua,
sicut in caelo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a Malo.
Amen.
Ave María
Ave María, gratia plena,
Dominus tecum,
benedicta tu in muliéribus,
et benedictus fructus ventris tui Iesus.
Sancta Maria, Mater Dei,
ora pro nobis peccatoribus,
nunc et in ora mortis nostrae.
Amen.
Gloria
Gloria Patri, et Filio, et Spiritui Sancto.
Sicut erat in principio, et nunc et semper,
et in saeccula saeculorum.
Amen.
Oración a San Miguel Arcángel
Sáncte Míchael Archángele, defénde nos in proélio, San Miguel Arcángel, defiéndenos en batalla,
cóntra nequítiam et insídias diáboli ésto præsídium. sé nuestro amparo contra las maldades y acechanzas del diablo,
Ímperet ílli Déus, súpplices deprecámur: que Dios le reprenda, es nuestra humilde súplica;
tuque, prínceps milítiæ cæléstis,
y tú, Príncipe de las huestes celestiales,
Sátanam aliósque spíritus malígnos,
a Satanás y a los demás espíritus malignos,
qui ad perditiónem animárum pervagántur in múndo,
que rondan por el mundo buscando la ruina de las almas.
divína virtúte,
por el poder de Dios,
in inférnum detrúde
arroja al infierno
Ámen
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha.
Sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio.
Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica.
Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido,
arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos
que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.
Memorare, O piissima Virgo Maria, Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!,
non esse auditum a saeculo, que jamás se ha oído decir
quemquam ad tua currentem praesidia, que ninguno de los que han acudido a vuestra protección,
tua implorantem auxilia, tua petentem suffragia, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro,
esse derelictum. haya sido desamparado.
Ego tali animatus confidentia, Animado por esta confianza,
ad te, Virgo Virginum, Mater, curro, ad te venio, a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes!,
coram te gemens peccator assisto. gimiendo bajo el peso de mis pecados
Noli, Mater Verbi, verba mea despicere; Madre del Verbo, no desechéis mis súplicas,
sed audi propitia et exaudi. antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente.
Amen. Amén.
Vowels
a, e, i, o, u pronunciadas como en español y pronunciada como i ae and oe pronunciados como «e» au and eu are treated as single syllables, but each vowel is pronounced distinctly (except in singing, where they are two syllables).
Consonants
The consonants b, d, f, k, l, m, n, p, s, t, and v are pronounced as in English.
c before e, i, y, ae, oe is pronounced ch: coelo (cheh-loh); in all other cases, c is pronounced k: cantus (kahn-toos). cc before e, i, y, ae, oe is pronounced tch: ecce (eht-cheh). ch is pronounced k: cherubim (keh-roo-beem).
g before e, i, y, ae, oe is soft (as in gel): genitum (jeh-nee-toom); otherwise, g is hard (as in go): gaudeamus (gah-oo-deh-ah-moos). gn is pronounced ny: agnus (ah-nyoos).
h is mute, except in special instances, when it is pronounced kh: mihi (mee-khee) and nihil (nee-kheel). j is pronounced as y: Jesu (yeh-soo). qu is pronounced as kw: qui (kwee).
r is lightly rolled with the tongue. sc before e, i, y, ae, oe is pronounced sh: ascendit (ah-shehn-deet).
th is pronounced as if the h were absent, as in Thomas. ti before a vowel and after any letter except s, t, or x is pronounced tsee: gratia (grah-tsee-a).
x is pronounced ks: ex (ehks). xc before e, i, y, ae, oe is pronounced ksh: excelsis (ehk-shehl-sees).
Brothers Chip and Dan Heath in their New York Time’s best-selling book, “Made to Stick,” explore the stickiness of an idea. Those of us who spend time in the start-up world marvel at why one idea gains traction and other, seemingly better ideas, fall to wayside. The Heath brothers provide insights on this phenomenon and provide help for those bent on creating ideas that are “sticky.”
“Sticky” ideas are understandable, memorable, and effective in changing thought or behavior. The six underlying SUCCESs principles for making things “stick” are:
• Simplicity – Simple=core+compact. Find and share your core idea; make it simple and profound. “It’s the economy, stupid” (Clinton campaign, 1992) is a great example. The inverted pyramid approach which is used in journalism is a good tool to get your headline.
• Unexpectedness – We need to violate people’s expectations to get them to pay attention. Break existing patterns to get people’s attention. Southwest flight attendants use humor (there are two doors on either side if you need to jump!) to hold attention when giving the pre-flight safety announcement. Humans adapt incredibly quickly to patterns. Consistent sensory stimulation makes us tune out.
• Concreteness – You must help people understand and remember. Don’t use abstractions. Make your core idea concrete. Use common knowledge to make your idea stick. Our greatest villain is the Curse of Knowledge or when we assume everyone knows what we know or shares our unique perspective. We have to see it from the “others” point of view. We forget what other people do not know and slip into “abstractspeak.” Boeing’s criteria for a new plane was not “the best passenger plane in the world” but one that can seat 131 passengers and land on Runway 2-22 at LaGuardia. No ambiguity here.
• Credibility – Help people believe by making sure your idea carries its own credentials. Pass the “Sinatra Test.” Examples offered include “Where’s the Beef?” and Reagan’s “Are you better off today?” Both were credible and resonated as they were based on common shared knowledge.
• Emotional– Make people care by using the power of association, appealing to self-interest, or identity. “People donate to Rokia more than a wide swath of Africa”; “Honoring the Game” versus the use of the word ‘sportsmanship’; “I’m in charge of morale” as stated by a US military cook in Iraq. We must make people feel something to get them to care. We are wired to feel things, not abstractions.
• Stories – Stories get people to act on our ideas. Stories act as a kind of mental flight simulator, preparing us to respond more quickly and effectively. Stories are told and retold because they contain wisdom. The Healths provide what they view are the three basic story plots – the Challenge Plot, The Connection Plot, and the Creativity Plot. Stories can almost single-handedly defeat “The Curse of Knowledge.” I have been involved in a ministry for people in career-transition for over fifteen years. We consistently advise those in-transitions to create stories to highlight their skills and experience when interviewing. It is well understood that interviewers will mostly remember your comportment and more importantly, your stories.
A chapter is devoted to each principle with the authors providing context for clarity and understanding, examples, and tools to guide the development of a “sticky” idea.
The Curse of Knowledge is what escapes most when trying to pitch an idea. It is the natural psychological tendency that consistently gets in the way of our ability to successfully create “sticky ideas” using these principles. Once we know something, we find it hard to imagine what it was like not to know. This knowledge has “cursed” us and makes it difficult to share our knowledge with others. It is because we cannot readily re-create our listeners state of mind. When a CEO discusses “unlocking shareholder value,” there is a tune playing in his head that the employees can’t hear. On the other hand, President John F. Kennedy knew that opaque, abstract missions don’t captivate and inspire people so he concretely challenged the country with “landing on the moon by the end of the decade.”
Throughout the book, the authors present “Idea Clinics” which illustrate how an idea can be made stickier. Example: ”Do smokers really need to understand the workings of the lungs in order to appreciate the dangers of smoking?”
The book itself is “sticky’ filled with stories of normal people facing normal problems who did an amazing thing simply by applying these principles, even if they were not aware that they were doing this. They distinguish themselves by crafting ideas that made a difference.
Do your ideas gain traction and “Stick” or are they cast aside for less important ideas? “Made to Stick” was written for you.
Esta guía ha sido adaptada de la versión que aparece en nuestro libro Recipes for Disaster: An Anarchist Cookbook.(Recetas para el Desastre: un libro de cocina anarquista)Tiempos difíciles están sobre nosotrxs. Ya los paros, bloqueos, manifestaciones, motines, y confrontaciones están ocurriendo regularmente. Estamos más que tarde para empezar a organizar para los alzamientos que vienen de camino.
Organizarnos no debe significar unirse a una institución preexistente y tomar órdenes a ciegas. Que abandonemos nuestra agencia e inteligencia para convertirnos en los engranajes de una máquina. Desde una perspectiva anarquista, las estructuras organizadas deben maximizar tanto la libertad y la coordinación voluntaria a cualquierescala; desde el grupo más pequeño hasta la sociedad más compleja.
Tú y tus amigxs constituyen un grupo de afinidad, el bloque esencial en este modelo. Un grupo de afinidad es un grupo de amiguxs que se entienden como una fuerza política autónoma. La idea es que las personas que ya se conocen y se tienen confianza, trabajen juntxs para responder inmediatamente, inteligentemente, y flexiblemente a las situaciones emergentes.
Este modelo sin líderes ha probado ser efectivo para actividades de guerrilla de todo tipo, al igual lo que la corporación RAND llama “tácticas de enjambre” en la que muchos grupos autónomos impredecibles abruman un adversario centralizado. Todxs deberíamos ir a las demostraciones en un grupo de afinidad, con una noción compartida de sus objetivos y capacidades. Si estás en un grupo de afinidad que tiene experiencia tomando acción juntxs, estarán mucho más preparadxs para lidiar con emergencias y sacarle provecho a las oportunidades inesperadas que surjan durante la acción.
Los Grupos De Afinidad Son Poderosos
Aun con su pequeño tamaño, los grupos de afinidad pueden lograr un impacto desproporcionadamente poderoso. Contrario a las estructuras tradicionales que operan de arriba hacia abajo, los grupos de afinidad están libres a adaptarse ante cualquier situación. Estos no necesitan consultar sus decisiones a través de un proceso burocrático complicado, de esta manera todxs lxs participantes pueden actuar y responder instantáneamente sin tener que esperar órdenes, sin embargo sí con una idea clara de qué pueden esperar lxs unxs de lxs otrxs. La admiración mutua en la que se funda el grupo es lo que lxs hace extremadamente difícil de desmoralizar, pues cuentan el unx con el otrx. Esto contrasta grandemente con las estructuras capitalistas, fascistas, y socialistas, que operan a base de amenazas constantes y el miedo; los grupos de afinidad funcionan sin necesidad de ningún tipo de jerarquía o coerción.
Participar de un grupo de afinidad puede ser satisfactorio, divertido y sumamente efectivo.
Lo más importante de todo es que los grupos de afinidad son motivados por un deseo compartido y lealtad, en vez de por ganancias económicas, el deber, o cualquier otra compensación o abstracción. Es una pequeña maravilla que por estas motivaciones escuadrones policiales antimotines han sido mantenidos en la raya por grupos de afinidad armados solamente de los canisters de gases lacrimógenos que se les han tirado.
Los Grupos De Afinidad Son Un Modelo Flexible
Algunos grupos de afinidad son formales e inmersivos: lxs participantes viven juntxs, y comparten todo en comunidad. Pero un grupo de afinidad no tiene que ser un acuerdo permanente. Puede servir como una estructura de conveniencia, ensamblado de un grupo de personas interesadxs y confiadxs, por la duración de un proyectoparticular.
Un equipo particular puede actuar una y otra vez como un grupo de afinidad pero sus miembros también pueden dividirse en grupos de afinidad más pequeños, participar en otros grupos de afinidad, o actuar libremente fuera de la estructura del grupo de afinidad. La libertad de asociarse y organizarse como cada cual sienta es un un principio fundamental anarquista; esto promueve la redundancia, así que no hay ningún individuo o grupo que sea esencial en el funcionamiento del todo, y así los diferentes grupos se pueden reconfigurar como necesiten en cualquier momento. El grupo de afinidad es un modelo flexible que se ajusta a las particularidades y necesidades de todxs.
Escoge La Escala Que Te Funcione
Un grupo de afinidad puede tener desde dos personas hasta, digamos, quince dependiendo de los objetivos. Sin embargo, ningún grupo debe ser tan grande que una conversación informal sobre asuntos urgentes resulte imposible. Siempre pueden dividirse en dos o más grupos de ser necesario. Por ejemplo, en acciones que requieran un carro, el sistema más fácil es tener un grupo de afinidad por cada vehículo.
Tomen El Tiempo De Conocerse Íntimamente
Conozcanse, conozcan sus fuerzas, sus vulnerabilidades, y sus trasfondos, para que de esta manera sepan qué pueden esperar, y en qué pueden contar el unx del otrx. Discutan sus análisis de cada situación en la que entran y qué están dispuestes a dar y arriezgar para cumplir sus objetivos. Identifiquen dónde coinciden, dónde son complementarios, y dónde difieren para que de esta manera puedan tomar decisiones instantáneas en el momento de la acción.
Una manera de desarrollar intimidad política es leyendo y discutiendo textos juntxs, pero absolutamente nada es mejor que la experiencia de accionar juntxs. Empiecen lento para así no sobre extenderse. Una vez hayan establecido un lenguaje común y unas dinámicas internas saludables, están listxs para identificar los objetivos que quieren lograr, preparar un plan y entrar en acción.
Decide Tu Nivel De Seguridad Apropiado
Los grupos de afinidad son resistentes a las infiltraciones porque todxs sus miembros comparten una historia y una intimidad entre ellxs mismxs, y nadie fuera del grupo tiene que ser informado de sus planes o actividades.
Una vez juntxs, un grupo de afinidad debe establecer una serie de prácticas compartidas de seguridad, y mantenerse con ellas. En algunos casos, podrían permitir ser públicos y transparentes sobre sus actividades. En otros casos, cualquier cosa que ocurra dentro del grupo no debería ser hablado fuera del grupo, aun cuando ya las actividades hayan sido completadas. Dependiendo de las actividades del grupo de afinidad, nadie fuera de los participantes del grupo debería conocer sobre la existencia del mismo grupo.
Tú y tus compañerxs pueden discutir y prepararse para las acciones sin dejarle saber al exterior que ustedes constituyen un grupo de afinidad. Y recuerda, es más fácil sobreprotegerse y pasar de protocolos de alta seguridad a protocolos de baja seguridad, que hacerlo al revez.
Tomen Deciciones Juntes
Los grupos de afinidad generalmente operan vía un consenso al tomar decisiones: las decisiones se toman colectivamente de acuerdo a las necesidades y los deseos de cada individux. Un voto democrático, en el cual la mayoría adquieren lo que desean y una minoría debe callar es una anatema para los grupos de afinidad, pues para que un grupo funcione cómodamente y para que mantenga su integridad bajo presión, cada individux involucrado debe estar satisfecho con las decisiones tomadas. Antes de cada acción lxs miembros del grupo deberían establecer juntxs cuales son sus metas individuales, colectivas, cuales riesgos están comodxs tomando, y cuáles son sus expectativas de cada cual. Una vez se hayan determinado estos asuntos, se puede formular un plan.
Ya que las situaciones durante una acción siempre son impredecibles, y los planes rara vez salen tal como anticipado, puede ayudar el empleo de un acercamiento doble a la preparación. De antemano pueden hacer planes para cada escenario. Por ejemplo, *Si Y cosa pasa nos informamos de X manera y cambiamos a plan B, Si la manera X de informarnos no es posible, nos encontramos en el lugar Z a la hora Q.* Por otra parte, pueden formar estructuras que serán útiles aun si lo que pasa es muy diferente a cualquiera de los escenarios que han imaginado. Esto puede querer decir preparar recursos, (pancartas, equipo médicos, o equipo ofensivo), dividir roles internos, (reconocimiento, comunicaciones, medicos, contacto mediático), estableciendo sistemas de comunicación (teléfonos desechables, o frases en clave que pueden ser gritadas en una multitud para transmitir información de manera segura), preparar estrategias generales (para mantener visión sobre cada unx en un ambiente caótico), y marcar rutas de escape de emergencia, o teniendo a mano asistencia legal en caso de que cualquier persona sea arrestada.
Después de una acción, un grupo de afinidad hábil se encontrarán, (si es necesario en una localización segura sin ningún tipo de aparato electrónico) para discutir qué funcionó, qué pudo haber ido mejor, y qué va a pasar ahora.
Es más fácil actuar seguramente en un ambiente de protesta caótica cuando se está en un grupo de afinidad cercano.
Tacto y Tácticas
Un grupo de afinidad responde solamente a sí mismx, esta es una de sus fortalezas. Los grupos de afinidad no están estorbados por los protocolos procedimentales de otras organizaciones, las dificultades de llegar a acuerdos con desconocidxs, o las limitaciones de responder a un cuerpo que no está inmediatamente involucrado en la acción.
Al mismo tiempo, lxs miembrxs del grupo de afinidad buscan consenso el unx con el otrx, cada grupo de afinidad debe aspirar una relación similarmente considerada con otros individuos y grupos, o al menos reconocer los acercamientos de otrxs, aun cuando otrxs no reconocen el valor de estas contribuciones. Idealmente, la mayoría de la gente debería estar contentx de la participación o intervención de tu grupo de afinidad en cualquier situación, más que resentirles o temerles. Ellxs deben llegar a reconocer el valor del modelo de los grupos de afinidad, y empezar a acogerlo ellxs mismxs, luego de verlo triunfar y haberse beneficiado de estos triunfos.
Organiza Con Otros Grupos De Afinidad
Un grupo de afinidad puede trabajar junto a otros grupos de afinidad en lo que se le llama a veces un conglomerado. La formación de un conglomerado permite que un número mayor de individuxs actúen con las mismas ventajas que tiene un grupo de afinidad básico. Si se necesita rapidez y seguridad, se pueden reunir representantes de cada grupo de antemano, en vez de todxs lxs miembros de todos los grupos; si es esencial la coordinación, los grupos o los representantes de estos, pueden organizar métodos de comunicación durante el caos de la acción. A Través de los años de colaboración, diferentes grupos de afinidad pueden llegar a conocerse tan bien como los mismos grupos singulares, convirtiéndose en acordé, mucho más cómodes y capaces juntxs.Cuando varios conglomerados o grupos de afinidad necesitan coordinar acciones particularmente masivas, antes de una demostración grande por ejemplo, estos pueden convocar un Consejo de Voceros, en el cual los diferentes grupos de afinidad y conglomerados pueden informarse lxs unxs a los otrxs (hasta donde sea prudente) de sus intenciones. Los Consejos de voceros rara vez producen unanimidad exacta, pero puede estimar las diferentes perspectivas y deseos de los participantes que están en juego. La independencia y la espontaneidad que provee la descentralización es usualmente la ventaja más grande que tenemos contra un adversario que está mejor equipado.
Resultados
Para los grupos de afinidad y estructuras más grandes basadas en consenso y cooperación para su funcionamiento, es esencial que todxs lxs que estén envueltxs sean capaz de depender en cada unx para llevar a cabo sus compromisos. Cuando es acordado, cada individux en un grupo, y cada grupo en un conglomerado, debe escoger uno o más aspectos críticos de la preparación y ejecución del plan y ofrecerse a hacerse cargo de estas. Quiere decir, hacerse cargo del proyecto, supliendo un recurso que sea necesario, organizando las partes y logística que sea necesaria, y en fin garantizando que el proyecto se complete de cualquier manera, no importa qué. Por ejemplo, si estás operando como la vía legal de tu grupo durante una demostración, se lo debes al grupo hacerte cargo de estas responsabilidades aun si te enfermas u ocurre cualquier imprevisto; si tu grupo se voluntariza a proveer pancartas para una manifestación, asegurarse que estén listas, aun si eso quiere decir que te quedas despierte toda la noche el día antes porque el resto del grupo de afinidad no pudo llegar por alguna razón. No cumplir con tu parte puede incurrir en riesgos o resultar en el fracaso de la acción. A través del tiempo aprenderás a manejar crisis y en quién puedes contar, al igual que otros aprenderán cuanto pueden contar de ti.
Entra En Acción
En vez de preguntarte qué va a ocurrir, o por qué no está ocurriendo nada; Júntate con tus amiguxs y empieza a decidir qué va a pasar. No vayas por la vida como espectador, pasivamente esperando que te digan qué hacer. Adopta el hábito de discutir qué quieres ver pasar, y empieza a hacer esas ideas una realidad.
Sin una estructura que estimule que las ideas se conviertan en acción, sin compañerxs con quienes idear y crear momentum, probablemente quedes paralizadx, cortado de tu propio potencial. Con los grupos de afinidad, tu potencial puede ser multiplicado por diez o por diez mil. Margaret Mead escribió “Nunca dudes que un pequeño grupo de gente pensante y comprometida pueda cambiar el mundo, son los únicos que lo ha hecho.” Ella se refería, lo sepa o no, a los grupos de afinidad. Si cada individuo en cada acción en contra del estado y el status quo, participa de un grupo de afinidad unido y dedicado, la revolución se lograría en unos pocos años.
Un grupo de afinidad podría ser un círculo de tejido, o un colectivo de bicicletas; podría reunirse con el propósito de proveer comida, en una ocupación, o para forzar que una corporación multinacional cese sus operaciones a través de un programa de sabotaje fríamente calculado. Los grupos de afinidad han sembrado y defendido huertos comunitarios, construido y ocupado edificios abandonados, organizado guarderías comunitarias, y huelgas sin la aprobación de la dirección del sindicato; Grupos de afinidad comúnmente comienzan las revoluciones en las artes visuales y la música popular, tu banda favorita fue un grupo de afinidad. Un grupo de afinidad inventó el avión y otro escribió este panfleto.
Deja que se reúnan cinco personas que estén resueltas a la acción, más que a la agonía de la sobrevivencia, y desde ese momento, la desesperanza termina, y las tácticas empiezan.
Recently Yasir Qadhi posted a video on youtube in response to Jay Smith regarding the dialectal differences between different Qur’anic readings, or Qira’at1. After years of controversy between Shabir Ally, Smith and other Christian apologists it seems that the issue of Qur’anic readings has come to the forefront. Qadhi and Ally maintain that while there are dialectal differences in the Qur’anic readings, this does not contradict the central theology of the text and Islamic doctrine more broadly. This seems like a very reasonable statement at face value, and one wonders to what degree this statement was necessitated.
In fact, Gabriel Reynolds says that the common belief among “less well-informed Muslims”2 that the Qur’an is perfect and unpreserved, without alteration (Tahrif), is a relatively modern one. Jay Smith also says this in his video3 on the Canonization of the Hafs reading in 1924 by the Egyptian government. I think in terms of the Islamic doctrine overall, we should give some credence to Qadhi and Ally in that the central dogma of Islamic theology is not changed because most of these differences seem grammatical. While I am generally sympathetic to Smith’s methodology and polemics, I feel that he places too much stock on the relevance of these differences to Islamic theology.
This criticism of the focus on minutae and pedantry on Qur’anic grammar may sound like an endorsement of the Traditional Islamic position, but it is far from it. In fact, the statement that Qur’anic changes do not affect Islamic theology is actually a strike against the Tradition, for this suggests that Islamic theology has little to do with the Qur’an to begin with. This notion had already been suggested by Crone & Cook in 19774 and more recently by Nevo, Donner, Schoemaker and the German school (Luxenberg, Puin and co.)5. I am planning on outlining a re-reading of Islamic history under this “new” thesis in a separate series, though I will use some of its conclusions here, as I would like to focus on the formation of the Qur’an and the relevance of the controversies surrounding it.
The Context
Beginning with Crone and especially Donner6 and Shoemarker7, the revisionist school of Islamic theology says that the movement of the Prophet “Muhammad”8 was an eschatological one focused on Palestine, and not on the Hijaz.
In sum, we have three basic facts:
(1) The vast majority of the randomly associated dialectal variations between Hafs and Warsh do not change the central theological doctrines of Islam, because–the text itself has nothing to do with Islam to begin with!
(2) Radiocarbon dating of the earliest Qur’anic folios or Mushafs–many of them fragments or Surahs, and most of which when combine form a complete “proto-text”, gives dates from the 5th-early 7th Centuries. This is well too early for the supposed revelations to the Prophet. Only later do complete Qur’anic corpi appear. At first, this seems like a contradiction–how can the Qur’an exist in disparate forms, yet they exist in self-contained Surahs? For example, an anonymous 8th-C. “dialogue with a Monk of Bet Hale” says that the Muslims follow the “Book of the Cow” (presumably a proto-form of Al-Baqarah, Surah 2) as though it was a text complete unto itself9.
(3) The Believers’ movement in the early Arab Empire was an ecumenical confederation (in Aramaic: Qurays) of different tribes of Arab monotheists convinced it was to play a part in the eschatological drama soon to unfold on the Temple Mount (in Arabic: al Masjid al Haram). Jesus would soon return at His Second Coming and herald the apocalypse once the Kingdom of David is re-established, as the usual (post)Christian eschatology goes. These disparate groups, while united in their common struggle against Rome (and to a lesser extent Persia), were divided by faith and tradition. Each had their own circulating texts, many of these being heterodox as they lay outside the bounds of organized Judaism and Christianity. Each of these texts were complete unto themselves and may have formed part of a “reading circle” as most of these people were nomads.
The Model
We can resolve the apparent paradox between (1) and (2) if we consider that the various source documents that were dated up to the early 7th Century are in fact the source documents of these groups, rather than a Qur’an itself. The source documents are complete and yet self contained because the Qur’an was compiled therefrom.
Now onto the question of the reason for the Qur’an’s compilation. I suspect this may have had something to do with ‘Abd Al Malik as his Dome of the Rock mosque have many verses which seem Qur’anic yet do not appear in our modern Qur’an10.
Why would he need to compile this book? Recall that the Arab Empire had been just ravaged with two civil wars, one from 656-661, the second from 680-692. The young Empire threatened to tear apart and the warring factions did not have a unified vision though the elites leading them were all Arabs. The Caliph probably took upon himself to use this fact and unite them with a common purpose and identity. At this stage, however, this identity was not yet Islam, as even many revisionist scholars think. It was still a form of the Abrahamist ideology propagated by the Prophet and his followers as they led the (post)Christian deliverance of the Children of Israel from the Romans. But factions were slowly forming. On one side were the Believers sympathetic to Judaism and intent on preserving the legacy of the Arabs in the newly conquered Holy Land, the other post-Christians in Hira mourning the theft by Mu’awiya11, of the Viceroyship (Caliphate) that was promised to the Risen One, Jesus Christ (the ‘Ali) who never came, as as originally prophesied by the Prophet. The latter group called themselves the Partisans of the Risen Christ (the Shiat’ul-‘Ali). (More on this to come in my series on Islamic origins.) To mend these divisions and make them think of themselves as Arabs, ‘Abd Al-Malik likely took inspiration from or directly borrowed Jewish source material and Christian source material in addition to local Abrahamist traditions, and perhaps Samaritan ones and others, that were held dear to the Arab believers.
The reason these sources complemented, rather than contradicted, one another, he maintained, was that they proved the Arabs had a role to play in salvation history. For most of history this desert people lay on the margins of both the Greco-Roman and Biblical dramas. Yet according to the Abrahamist ideology of unknown origin, at least some of the Arab believers also recognized themselves as cousins of the Jews, as both were descendants of Abraham. The Qur’an is at pains to prove that it is merely confirming the legal covenant (Deen, meaning judgment12) that came before and was granted to Abraham (Surah 61.913) by God as well as his descendants, the Jews and Christians. These source materials are then, in the first phase of redaction, meant to now be read together as a midrash on the Bible14: thus, it is not meant to supplant but merely confirm the earlier Scriptures (3.315). Hence why its frequent allusions to Biblical and extra-Biblical stories are just that: allusions. It was not yet viewed as a Scripture unto itself.
So this book, soon to be known as al Kitaab (the Book), became the glue that literally bound the Empire together as through its pages the Arabs searched and found for themselves proof of their role in History. In it are Signs from God that make clear that the Book is a message proving to the Arabs their inheritance (3.716).
Postscript N.: If we consider the instances of “Al Kitaab” being mentioned in the Qur’an really referring to the original Book of ‘Abd Al Malik, since he obtained his sources from the writings and scriptures of the “Peoples of Abraham”, then it makes sense that they are called “People of the Book”. Here, then, the Book refers to the Kitaab, not the Bible.
Fig. 1: A preview of the model. Edit: The quote for “The Second Canonization” should have the date 1985, not 1987.
Hagarism, by Patricia Crone and Michael Cook. Cambridge University Press (Feb. 28 1980).
The Syro Aramaic Reading of the Koran, by Christoph Luxenburg and The Hidden Origins of Islam: New Research into its Early History, eds. Karl-Heins Ohlig & Gerd R. Puin.
Muhammad and the Believers, by Fred Donner.
Death of a Prophet, by Stephen J. Shoemaker.
Though he most definitely existed it is unclear if Muhammad would have been his original name rather than a title; see the work of Luxenberg (The Syro-Aramaic Reading) and more recently Sneaker’s Corner on Youtube.
“I think that for you, too, not all your laws and commandments are in the Qur’an which Muhammad taught you; rather there are some which he taught you from the Qur’an, and some are in surat albaqrah and in gygy and in twrh. So also we, some commandments our Lord taught us, some the Holy Spirit uttered through the mouths of its servants the Apostles, and some [were made known to us] by means of teachers who directed and showed us the Way of Life and the Path of Light.” – Quoted in the entry on “Dialogue Between A Monk of Bet Hale and an Arab Notable”, http://www.christianorigins.com/islamrefs.html#johndamascus. (Dialogue, pp. 470-72.)
Probably a philo-Judaic autonomous Roman governor of Syria of Arab origin. The Tradition acknowledges him to be an early opponent of Muhammad. So it is possible that Muhammad, while part of the proto-Zionist revival movement among the Judaized Northern Arabs, still maintained a significant Christian and Persian following in Hira, was undercut by the governor’s pro-Jewish and (as a Roman official) anti-Persian leanings. It was suggested by Sneakers’ that Mu’awiya could have been a Roman Arab general who was rewarded with an important governorship post, suggesting he could have been part of the army which defeated Muhammad during his last battle in Palestine (cf. Shoemaker, Death of a Prophet).
Note the dates: Muhammad’s death, 635/6 AD/CE (according to Shoemaker’s reconstruction), and 640/1, the year Mu’awiya becomes Governor of Syria. I maintain that he was actually the last such Roman governor, rather than the first “Islamic” one, though he would have definitely been an Arab with Abrahamist/pro-Judaic leanings. Considering the government in Hira was a mixture of Judaic, Christianized and Persianized elements with a significant pro-Persian contingent it stands to reason that the Islamic traditions’ account of him being an early opponent of Muhammad is a vestige of this early rivalry, which later created the Sunni-Shi’a split. Mu’awiya would have acted both as an independent autonomous governor (something like Mohammed Ali of Egypt who became the autonomous Wali of Egypt during the Napoleonic Wars, firmly detaching it from Ottoman suzerainty) as well as an agent of Roman punitive expeditions.
The Emir of Hira, Muhammad’s immediate successor–representing the Christ to come, though he never came–ruled a small province in the now-independent Iraq, while Mu’awiya acted as an autonomous agent pursuing Roman imperial goals in the region.
There were local quarrels with heretics in the Vandal ruled territory of Africa dating from the late 500s, for example; the exhausted Roman army would have presumably granted him permission to “walk into” the region unopposed by Roman garrisons with a local mercenary force to suppress them. Though this is just speculation on my part, he may have even had the support of the Miaphysite Church in Egypt as the Islamic tradition recounts many favourable things about the contemporary Bishop of Alexandria, Cyrus–known in Arabic as Al-Mukawkis. That Mu’awiya was not even a Christian would not have bothered the Romans, as long as he was their loyal servant–they had no problem fighting the (Arian) Christian barbarians of Germania.
As for his conquests in Syria he would have continued this energy and also pursued vengeance of the defeat of Heraclius by the Persians and the Judeo-Christian Arabs of Muhammad. The region would have been completely devastated by 200 years of constant warfare between Rome and Persia, so the absence of any shift in the archaeological record can be explained by a relatively bloodless diplomatic takeover of the Roman province.
Like many of the local pseudo-emperors of the Crisis of the Third Century, such as the Palmyrene Empire before him, Mu’awiya declaring himself the first Caliph–usurping the title nominally reserved for the Messiah to come (e.g. Jesus Christ), angering the Hira party–is nothing new under the sun. Or in this case, under the desert sun. He was merely the last in a long line of Eastern warlords who took advantage of decaying Roman power in the region to pursue their own personal fortunes and ambitions.
This is incorrectly translated as religion as the concept of religion in the modern sense clearly didn’t exist during Abraham’s time according to the German linguists, Hidden Origins.
61.9 (my translation): He is the One Who has sent His Messenger, Abraham, with guidance and the True Law, that His may be above all other covenants, even though the idolaters hate it.
3.3 (my translation): He has sent down to you the Book, the Truth which confirms what was sent before–this He also revealed in the Torah and Gospel.
The Qur’an and its Biblical Subtext, by Gabriel Said Reynolds.
3.7 (my translation): “He is the One Who revealed to you the Book; in it are clear Signs, some which form the glue which binds this Book, and others act general guidance.”
Francisco afirmó recientemente que «el mundo se olvidó de llorar», para evitarse la molestia de brindar una respuesta ponderada y concienzuda al problema espinoso de la inmigración. Pero lo cierto es que la gente llora cada vez con más facilidad; llora con tanta profusión y desparpajo que el llanto se ha convertido en una burda artimaña a la que constantemente recurren los demagogos. Más atinado sería decir, por ejemplo, que «el mundo se olvidó de razonar»; y, refiriéndonos al declinante mundo católico, podríamos añadir que se olvidó de leer a Santo Tomás de Aquino (pero leer a Santo Tomás y razonar van de la mano). Si lo volviese a leer, al menos sus jerarquías dejarían de darnos la tabarra con pamplinas emotivistas que mezclan el deber que tienen los gobernantes de asegurar el bien común de las naciones que gobiernan con las exigencias que la misericordia nos impone hacia quien nos demanda auxilio. Pero el auxilio que nos demanda quien sufre no debe confundirse con su acogida incondicionada, como hacen quienes sólo se acuerdan de llorar, dejando que la razón sestee.
Una correcta doctrina católica empezaría por repetir las palabras de Pío XII en la constitución apostólica Exsul Familia: «Todos los hombres tienen derecho a un espacio vital familiar en su lugar de origen; en caso de que aquél se frustre, tienen derecho a emigrar y ser acogidos en cualquiera otra nación que tenga espacios libres». Donde se establece claramente que el derecho a emigrar es subsidiario; esto es, un derecho que suple o sustituye el derecho principal a tener un espacio vital familiar en el lugar de origen, cuando éste último no se pueda asegurar. Las razones por las que, en muchos casos, ese derecho principal no se puede cumplir son diversas; y en cada caso deben ser discernidas. No tiene mucho sentido, por ejemplo, acoger sin tasa personas de naciones cuyos gobernantes corruptos o malvados las obligan a abandonar su lugar de origen, infligiéndoles hambrunas o persecución, si al mismo tiempo no se trata de impedir el comportamiento malvado o corrupto de estos gobernantes. Mucho menos sentido tiene todavía acoger sin tasa personas de naciones que han sido arrasadas por la rapacidad económica y los apetitos bélicos de la plutocracia que, a la vez que esquilma países y provoca flujos migratorios de mano de obra barata, fomenta el multiculturalismo. Cualquier Estado que no sea una mera colonia tiene que denunciar y combatir con todos los medios a su alcance los designios de esta plutocracia globalista; pues servir de recipiente a los flujos migratorios que provoca sin denunciar ni combatir su estrategia es tanto como actuar de mamporrero de quienes niegan a los hombres el derecho a un espacio vital familiar en su lugar de origen.
Una vez sentada la premisa de que el derecho a emigrar es subsidiario, convendría leer con atención a Santo Tomás de Aquino, que en la Suma Teológica (Prima Secundae, cuestión 105, artículo 3) nos brinda soluciones clarividentes al problema de la inmigración, estableciendo nítidamente las obligaciones de la hospitalidad, pero también sus límites. Empieza Santo Tomás recordando algo tan elemental como que «las relaciones con los extranjeros pueden ser de paz o de guerra». Y es que, en efecto, las intenciones de los inmigrantes pueden ser pacíficas u hostiles; y es legítimo que la nación que los recibe las investigue, y también que rechace, como medida de legítima defensa, a aquellos inmigrantes que considera hostiles, entendiendo como tales no solamente a quienes tengan como propósito perpetrar crímenes o violencias, sino en general a quienes alberguen intenciones contrarias al bien común de la nación que los recibe. (Continuará)
Inmigración y cuestión religiosa (II)
Santo Tomás observa que no todos los extranjeros deben ser tratados de igual manera
Naturalmente, esta condición que debe exigírsele a todo inmigrante (que no tenga ánimo de perjudicar a la nación que lo recibe) no debe ser excusa para actuaciones arbitrarias, que disfracen de legítima defensa lo que no es más que una aversión irracional hacia personas, por ejemplo, de distinta raza. Pero cuando los Estados se han convertido en colonias de poderes extranjeros y sus pobladores están invadidos por sórdidas ideologías e intereses turbios (o, todavía peor, por las ideologías e intereses de sus amos), resulta muy sencillo instalar estas aversiones irracionales, fundadas en el miedo y en la ausencia de discernimiento. De este modo, podemos llegar a atribuir intenciones pacíficas a nuestros enemigos más ensañados; o, por el contrario, intenciones hostiles a quienes nos han probado su amistad. Así ocurre, por ejemplo, en España, donde por mandato de la plutocracia globalista o de las naciones extranjeras que nos mangonean se consideran naciones amigas las que muestran sin rebozo las intenciones más hostiles (y les vendemos armas y fragatas, con las que luego estas naciones abastecen a los yihadistas o desatan guerras que provocan avalanchas migratorias incontenibles). Y, mientras tanto, otras naciones que combaten el yihadismo o protegen a los cristianos que viven en su territorio, son sancionadas y estigmatizadas como enemigas, también por mandato de quienes nos mangonean. Resulta, en verdad, sobrecogedor que Occidente haya declarado su hostilidad a aquellos países islámicos que podrían ser nuestros amigos, mientras brinda su amistad a naciones criminales que, a la vez que sirven a los intereses de la plutocracia globalista, financian el yihadismo y persiguen ensañadamente a los cristianos.
Una política inmigratoria seria tiene que negarse a seguir las consignas plutocráticas. Y, a continuación, debe discernir las intenciones de las naciones extranjeras, robusteciendo con intercambios comerciales y laborales su relación bilateral con aquéllas que hayan probado su intención amistosa; e imponiendo sanciones y medidas disuasorias contra aquellas otras que hayan demostrado intenciones hostiles (cuyos súbditos no deben ser en ningún caso admitidos, salvo cuando prueben fehacientemente su condición de refugiados, término que ahora se utiliza con una ligereza desquiciada). Una vez hecha esta distinción fundamental entre inmigración amistosa y hostil, Santo Tomás se refiere a tres posibles tipos de inmigrante pacífico: quien pasa por nuestra tierra en tránsito hacia otro lugar; quien viene a establecerse en ella como forastero; y quien quiere incorporarse por completo a la nación que lo recibe, «abrazando su religión» (más adelante nos referiremos a la complicación que el vacío religioso introduce en el problema inmigratorio). Para los dos primeros grupos, Santo Tomás considera que debe usarse la misericordia, siempre que asuman las obligaciones y responsabilidades que les corresponden; pero no se les debe permitir poseer la ciudadanía. Para quienes desean incorporarse plenamente a la nación que los recibe, Santo Tomás -aunque no fija taxativamente ningún criterio- se inclina por no admitirlos hasta la tercera generación, como propone Aristóteles, pues «no estando arraigados en el amor del bien común, podrían atentar contra el pueblo».
Vemos cómo Santo Tomás antepone siempre la noción de bien común, que exige un deseo no meramente instrumental de integrarse en la vida del país de acogida. Por último, Santo Tomás observa que no todos los extranjeros deben ser tratados de igual manera, sino que conviene examinar su grado de «afinidad» con la nación que los recibe. Lo que también aporta un criterio muy iluminador a la hora de determinar los límites a la hospitalidad debida a los extranjeros. (Continuará)
Inmigración y cuestión religiosa (III)
Sólo en las naciones donde hay un espíritu común fundado en la religión cuaja la comunidad del pueblo
Para establecer ese grado de «afinidad» que determina la integración plena de los extranjeros, Santo Tomás repara en las costumbres de los hebreos, que integraban a la tercera generación a los egipcios -en cuya tierra habían vivido en el pasado- o a los idumeos, con quienes los unían vínculos de sangre (pues eran hijos de Esaú, el hermano de Jacob). En cambio, Santo Tomás observa que los miembros de otros pueblos de clara intención hostil, como los amonitas y moabitas, nunca fueron integrados plenamente en el pueblo de Israel. Este criterio de «afinidad» tendría fácil aplicación en el caso español: los inmigrantes de pueblos con quienes los españoles tenemos vínculos de sangre (muy especialmente los pueblos hermanos de la América hispánica) deben ser incorporados en plenitud más fácilmente; y también aquellos inmigrantes procedentes de pueblos que nos hayan brindado su ayuda o acogido benignamente en circunstancias difíciles.
En cambio, los inmigrantes procedentes de pueblos que nos hayan guerreado o nos hayan infligido calamidades deberían cumplir con requisitos mucho más exigentes, o incluso ver denegada su incorporación plena. Especialmente importante debe resultar este criterio de «afinidad» con inmigrantes procedentes de otras culturas, en donde deberá valorarse especialmente el trato que en sus naciones se dispensa a nuestros compatriotas, o a los cristianos que viven en su territorio.
Aunque como añade el Aquinate, incluso los inmigrantes procedentes de naciones enemigas, «podrían ser admitidos en la asamblea del pueblo, por dispensa y en premio de algún acto virtuoso, como los israelitas hicieron con el general Aquior, jefe de los amonitas que intervino ante Holofernes en apoyo a los judíos, o con la moabita Ruth». Pero, salvo estos casos de virtud probada, debe aplicarse el criterio de «afinidad», con la vista siempre clavada en el horizonte del bien común, que exige una inmigración dirigida a la integración auténtica (lo que exige que no se permita la creación de guetos o «pequeñas naciones» en el seno del país). De ahí que deben considerarse modelos equivocados tanto el francés (que construye una falsa unidad en torno a entelequias pomposas y vacuas, llámense la República, la Democracia o el Sistema Métrico Decimal) como el modelo inglés y estadounidense, que construye una sociedad multicultural donde la verdadera comunidad política se hace inviable, por más que se fomente un archipiélago de comunitarismos fragmentarios.
¿Y cómo se crea una auténtica comunidad política? Unamuno nos lo explica maravillosamente: «¿Qué hace la comunidad del pueblo, sino la religión? ¿Qué lo une por debajo de la historia, en el curso oscuro de sus humildes labores cotidianas? Los intereses no son más que la liga aparente de la aglomeración, el espíritu común lo da la religión. La religión hace la patria y es la patria del espíritu». La liga aparente de la aglomeración la pueden mantener artificialmente durante algún tiempo los intereses económicos, o la fuerza coactiva de las leyes; pero esta liga tiende siempre a la disgregación. Y, desde luego, las avalanchas inmigratorias la erosionan, generando tensiones que, tarde o temprano, la hacen saltar en mil pedazos. Sólo en las naciones donde hay un espíritu común fundado en la religión cuaja la comunidad del pueblo, pues la religión actúa a la vez como puente expedito y como muro insalvable para los inmigrantes, sin necesidad de «efectos llamada» ni de concertinas. Y este espíritu religioso común no exige que todos los miembros de la comunidad sean creyentes por obligación, sino algo muy distinto, que explicaremos en nuestra última entrega. (Concluirá)
Inmigración y cuestión religiosa (y IV)
Mientras Europa reniegue de su identidad y la indiferencia religiosa domine las almas, todo está perdido
Ese «espíritu común» que brinda la religión, convirtiendo a los pueblos en auténticas comunidades, como afirmaba Unamuno, no requiere que todos los miembros de la comunidad sean fervorosos creyentes. Requiere, en cambio, que creyentes y no creyentes se reconozcan en una misma tradición religiosa, en unas instituciones nacidas de esa tradición, en unos principios morales alimentados por ella, en una cosmovisión compartida. No hay comunidad auténtica donde no hay un ethos común; y ese ethos que conforma y vincula a los pueblos, capacitándolos para los esfuerzos colectivos, tiene siempre un sustrato religioso. No en vano todas las civilizaciones que en el mundo han sido han nacido de una religión; y han perecido cuando la religión que les brindaba sustento se marchitó. El empeño de Occidente por sostenerse sobre el indeferentismo religioso, convirtiendo la Democracia o la República o el Sistema Métrico Decimal en idolatría sustitutoria, es un empeño tan quimérico como suicida.
Por lo demás, sólo ese espíritu común que brinda la religión, a la vez que rechaza los espíritus adversos, permite la integración de elementos de otros espíritus compatibles. Los musulmanes creyentes y pacíficos, por ejemplo, encontrarían mucho más atractiva una sociedad cohesionada por normas morales e inquietudes espirituales; y los musulmanes fanatizados por doctrinas criminales sentirían, por el contrario, una repugnancia invencible que los mantendría alejados. En cambio, las sociedades irreligiosas, donde triunfan el individualismo y el libertinaje, provocan repugnancia en los musulmanes creyentes y pacíficos y los arrojan en brazos del fanatismo, que al menos les ofrece vínculos y normas, aunque sean perversos. Una civilización cristiana, en fin, sería tolerante con el creyente auténtico de otra religión; y resultaría intolerable para el fanático criminal. Exactamente lo contrario que una sociedad irreligiosa.
Y en esa comunidad con «espíritu común» habría caridad auténtica, pues anfitrión y huésped se reconocerían como hermanos, por ser hijos del mismo Padre. Todo lo contrario que ocurre en las sociedades irreligiosas, donde no se acoge al inmigrante por amor al prójimo, sino por postureo político coyuntural; o por suscitar -según la receta de Laclau- en el seno de la sociedad «antagonismos» que faciliten la dinámica revolucionaria (una vez que la «clase obrera» ya no se considera sujeto revolucionario); o incluso por odio sibilino pero irreprimible hacia la religión que constituyó nuestra civilización. Y quienes rechazan al inmigrante no lo hacen tampoco por amor a su patria, sino para explotar electoralmente el odio al extranjero, o para sembrar el miedo egoísta a la pérdida del bienestar material.
En las sociedades irreligiosas, en fin, hasta la Iglesia se desnaturaliza, dedicándose a las obras de misericordia… corporales, a la vez que renuncia a las espirituales, olvidando la encomienda para la que fue fundada. Así puede llegar a convertirse en un capataz al servicio del multiculturalismo, el laicismo y la apostasía. Si Europa desea brindar una respuesta a la vez disuasoria y acogedora al problema de la inmigración tendrá primero que restaurar su ethos y ofrecerse lealmente a otras culturas, dejándoles claro que no piensa dimitir de su identidad ni rendirse a los intereses de la plutocracia globalista. Mientras esto no ocurra, mientras Europa reniegue o no tenga conciencia de su identidad, mientras el escepticismo y la indiferencia religiosa dominen las almas, todo está perdido. Como nos recordaba Will Durant, «una gran civilización no es conquistada desde fuera hasta que no se ha destruido a sí misma desde dentro».
Relacionado:
Y es más reiterado en el Magisterio el derecho de los Estados a limitar, para la defensa de su patria y su patrimonio espiritual, la inmigración. Auxiliar a todos dentro de un orden, sin poner en peligro a los prójimos, a quienes nos debemos con anterioridad, por los remotos.
También «Deus Caritas Est» de Benedicto XVI explica el orden de caridad citando la Carta a los Gálatas: «Mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, pero ESPECIALMENTE a nuestros hermanos en la fe». (Galatas 6, 10).
Nosaltres veiem als musulmans de la nostra terra com els més fidels a l’Islam però hi ha molta gent que no compleix. El conflicte no és tant un conflicte religiós: es un conflicte ètnic. Fins al tio que només fa que emborratxar-se, anar a prostitutes i prendre drogues. Es un musulmà, encara que faça anys que no vaja a una mesquita. L’últim tabú d’ells és dir que un no és musulmà
Es una mentalitat de nosaltres contra els altres. Una competició pels recursos entre dos tribus. Molt paregut al que passa en els jueus. La majoria dels jueus són ateus. Però sempre tiren per a casa.
Moltes de les adolescents musulmanes porten els seus mòbils, es posen el mocador perquè li diuen els seus pares o perquè els agrada paréixer com a diferents. Però no totes són devotes.
Es més: jo crec que la gent que ha vingut deu ser de la menys devota de tots. Han abandonat un país on podien exercir l’Islam de forma correcta només per diners
Així que, al final, és un conflicte ètnic. Quan un veu els pobles de la terra: els espanyols, els francesos, les tribus yanomani. : Un es pregunta: «D’on han eixit estes ètnies. I un pensa això són coses que han passat en el passat. Però ara, davant dels nostres ulls, s’està creant una ètnia.
Els immigrants de la primera generació són marroquins, algerians, …. Encara és més, són de l’ètnia bereber, l’ètnia àrab. Encara és més: són de la tribu X o de la tribu Y. I del poble A o del poble B
Els seus fills ni són marroquins, ni berebers, ni de la tribu X, ni del poble A. Els fills són musulmans europeus. Esta és l’ètnia que s’està formant. Els fills ja no coneixen res de l’antic país, apenes parlen la llengua (els nets ja no la parlen) ni saben res dels grups tribals i dels pobles van a Marroc i els dona agonia, volen tornar a la Vall.
Esta gent no és marroquí però tampoc és nativa europea. Tenen una cultura mixta i esta és la gent que està en competició amb nosaltres per als recursos
Es la que realment vol dominar perquè ells saben que són l’últim mono i estan amargats.
Els pares somnien en el seu poblet en el Marroc però els fills ja no s’adapten al Marroc. Eixa és la dinàmica en Europa
Sayyid Qutb, fundador de l’islamisme, va viure un temps en Estats Units en els anys 50 i va reaccionar horroritzat.
Va escriure una sèrie de llibresque posen les bases de l’islamisme modern. També cal dir que l’islamisme naix també de l’abolició del califat turc
Ell té un gir copernicà. L’Islam sempre havia sigut la religió del poder. Per tant, un moviment que té l’Islam com bandera no es pot rebel·lar contra un govern islàmic (com els que hi ha en el món musulmà)
Ell va eixir amb la idea de la jahiliyya. En la narrativa islàmica tradicional, el temps abans de Mahoma es deia «el temps de la jahiliyya» (de la ignorància)
La idea és que la gent era ignorant fins que va arribar Mahoma. Llavors, Mahoma tenia tot el dret a conquistar a eixos governs perquè eren governs de la ignorància, no eren governs islàmics
Qutb va eixir amb la idea que els governs àrabs actuals eren governs no islàmics, eren governs de la jahiliyya perquè no seguien el fonamentalisme islàmic. Això és una idea nova. A ningú se li havia ocorregut.
Per tant, és legítim lluitar i fer jihad contra estos governs. Això abans estava prohibit: no podies fer jihad contra un musulmà.
Qutb redefineix el terme «musulmà» perquè signifique «fonamentalista musulmà». I tot el que no és fonamentalista musulmà és un govern de la jahiliyya.
Així es com es van començar a formar grups islamistes contra els governs àrabs. El primer del qual són els Germans Musulmans, d’Egipte com Qutb
Es per això que el terrorisme (que estava prohibit en l’islam clàssic: només hi ha l’anècdota de la secta dels assassins, però això és algo marginal): és legítim ara
Una cosa contra les Torres Bessones era impossible perquè hi havia musulmans entre les víctimes.
Al meu parer, l’islam clàssic dura fins a la colonització europea de les nacions àrabs. El que ix després de la independència ja té mescla d’elements occidentals. I la mescla occidental es va accelerant.
L’islamisme és una reacció contra això, però al mateix temps és un exemple d’això. L’islamisme lluita contra Occident, però té molts elements occidentals: l’alfabetització, el terrorisme (que és una invenció occidental de l’esquerra), la teoria de la colonització, el victimisme, l’ús de mitjans de comunicació, de propaganda i de la guerra psicològica.