Publicado el 7 de enero de 2022 por Matthew Cochran
Original en inglés aquí
Una vez más, estamos en lo más profundo del aumento estacional de Covid, a pesar de dos años de máscaras, pinchazos, mandatos y confinamientos. Y, nuevamente, aquellos que viven entre pequeños tiranos son presionados para que adopten las mismas máscaras, pinchazos, mandatos y confinamientos que nunca funcionaron en un principio. Ahora, un par de años más tarde de las dos semanas que [nos dijeron que eran necesarias] para detener la propagación, aumenta el clamor: «¿Hasta cuándo, oh gobierno?»
“¿Nos dejarás volver a la normalidad cuando alcancemos la inmunidad de rebaño? ¿Nos dejarás volver a la normalidad cuando recibamos nuestro octavo refuerzo? ¿Nos dejarás volver a la normalidad si enmascaramos tres veces a nuestros hijos? ¿Nos dejarás volver a la normalidad si repudiamos a nuestros familiares no vacunados? ¿Nos dejarás volver a la normalidad una vez que todos nos hayamos infectado de omicron? ¿Qué debemos hacer para ganarnos tu favor?»
Pero ninguna de esas cosas acabará con la pandemia del gobierno. La gente imagina esas posibilidades porque creen falsamente que todo se trata de seguridad, por lo cual todos volveremos a la normalidad una vez que las cosas vuelvan a ser «seguras». Pero nunca las cosas fueron «seguras» antes de la pandemia y nunca las cosas serán «seguras» después de la pandemia. Y, desde el principio, la respuesta al Covid nunca se ha tratado de la seguridad.
Se trata del control.
Claro, puede haber muchas motivaciones diferentes detrás del deseo de controlar. Algunos quieren controlar porque los hace sentir seguros. Algunos quieren controlar porque los hace sentir empoderados. Algunos quieren controlar para poder forzar que haya unidad nacional donde no existe. [Algunos quieren controlar, porque quieren instaurar un estado totalitario]. Y sí, algunos incluso quieren controlar porque quieren salvar a la gente. Pero el denominador común entre todos estos es que todos quieren el control.
Por lo tanto, la pandemia continuará mientras produzca control. Terminará solo cuando ya no produzca este control. En otras palabras, solo terminará cuando suficientes personas rechacen las máscaras, los pinchazos, los mandatos y los confinamientos.
Y para ser muy claro: no me refiero a que suficientes personas no estén de acuerdo con las reglas, se quejen de las reglas, voten en contra de las reglas, etc. Terminará cuando la gente rechace las reglas, cuando actúe como si esas reglas no existieran. Terminará cuando nos neguemos a usar las máscaras. Terminará cuando nos neguemos a ponernos las inyecciones. Terminará cuando nos neguemos a hacer cumplir los mandatos. Terminará cuando nos neguemos a encerrarnos. En resumen, terminará cuando suficientes personas desobedezcan descaradamente.
Y no caigas en la trampa de pensar que “suficientes personas” tiene que ser una especie de mayoría. Solo se necesita un número de gente que sea demasiado alto de administrar. Si una empresa no puede manejar el despido del 10% de sus empleados, entonces basta el 10% [de gente que se rebela] para acabar un mandato empresarial [de Covid]. Si una tienda no puede estar llamando a seguridad para tratar al 5% de sus clientes que se niegan a usar máscaras o a mostrar una prueba de vacunación, entonces el 5% es todo lo que se necesita para crear una política de tolerancia. ¿Y la policía? Bueno, hay una razón por la que no detienen a nadie si solo van 10 kilómetros por hora por encima del límite de velocidad. Piensa en cómo recientemente no pueden ni lidiar con los alborotadores y los ladrones de tiendas (que no son un un gran porcentaje de la población). La única razón por la que han tenido éxito acorralando gente en lugares como Australia es porque los australianos se lo permiten. No cometamos el mismo error aquí.
¿Y si vives en un área que realmente no tiene suficientes personas dispuestas a resistir? Entonces es hora de que te mudes a un lugar que lo haga. Sólo va a empeorar donde estás.
Es hora de enfrentar la realidad: la mayoría de los que son capaces de ser convencidos solo por la razón y la evidencia ya saben que todas estas medidas draconianas contra el Covid son, en el mejor de los casos, superstición y, en el peor, peligrosos rituales de humillación. ¿De verdad crees que a las mujeres progres les van a importar los datos de [la base de datos sanitaria] VAERS? A la gente mayor que todavía cree que el telediario es la verdad del Evangelio, ¿les importará el estudio de máscaras que les muestres? Las personas que incluso repudiaron a miembros de la familia [por no ponerse la vacuna], ¿se dejarán persuadir por argumentos sobre la libertad y la tiranía?
No. Están atascados en su lugar y no pueden moverse sin que se que se les presione a moverse. Tal vez esa presión venga de ser avergonzados, tal vez de la presión de los compañeros, tal vez de ver a la gente salirse con la suya, o de que el gobierno finalmente se rinda ante lo ingobernable. De cualquier manera, somos nosotros los que tenemos que empezar a desobedecer. No porque se nos permita desobedecer a las autoridades civiles que Dios ha instituido, sino porque nuestras vocaciones y conciencias dadas por Dios nos obligan a desobedecerlas.
Eso y solo eso acabará con la pandemia. Así que sé desobediente. Conviértete en ingobernable. Olvídate de la inmunidad de rebaño. En cambio, consigamos la impertinencia del rebaño y, de una vez, acabemos con la histeria del Covid para siempre.