0. Introducción
En un escrito anterior, hemos visto que el cambio social en la cultura occidental se produce con el concepto de causa, que triunfa por qué proporciona un conjunto de beneficios materiales, legales y psicológicos a amplias capas de la población occidental.
Sin embargo, se habían dejado de dejar de responder tres preguntas, que se responderán en este escrito. Más concretamente, estas preguntas son:
- ¿Por qué las causas no existen en otras culturas? Esto se contestará en los puntos 1, 2 y 3 de este escrito.
- ¿Por qué todas las causas van en una misma dirección? (Más individidualismo, más Estado y alejándose de la ley natural) Esto se contestará en el punto 4 de este escrito.
- ¿Cómo las causas producen el cambio en la religión progresista? Esto se contestará en los puntos 5 al 7.
1. En las religiones tradicionales, el equivalente de las causas son los movimientos rigoristas
¿Es todo lo que se ha descrito un fenómeno moderno y específico de la sociedad occidental? En realidad, no, pero, en sociedades tradicionales era muchísimo más limitado y benéfico.
¿Cuál sería el equivalente de una causa en una sociedad tradicional? Sería un movimiento religioso que proclama que intenta cambiar la sociedad para hacerla más moral.
En realidad, esto es lo que son las causas. En nuestra religión del liberalismo (cuyos dogmas oficiales son la libertad, la igualdad y progreso), una causa es un movimiento religioso que dice que intenta cambiar la sociedad para hacerla más moral (es decir, para aumentar la libertad, la igualdad y el progreso en la sociedad). Si después la hace más moral o aumenta la libertad, igualdad o progreso, es otra historia.
En este escrito, sólo consideramos «causas» a aquellos movimientos colectivos de cambio social. Es decir, la práctica individual de la religión no se considera una causa. Tampoco la práctica colectiva que no sólo pretende cumplir con la religión, normalmente repitiendo lo que ha sido heredado de las generaciones anteriores de fieles.
Además, sólo se considera causa a aquellos movimientos colectivos que tienen como objetivo el cambio social. Hay otros movimientos religiosos que sólo tienen objetivos de cambio espiritual: pensemos por ejemplo el nacimiento de los jesuitas como forma de combatir el protestantismo, el primer avivamiento de Estados Unidos o cualquier herejía cristiana. Estos no se considerarán causas.
¿Podemos encontrar movimientos similares a las causas en otras religiones diferentes del liberalismo? ¿Es decir, movimientos colectivos religiosos de cambio social?
Sí, por ejemplo, son este tipo de movimientos los movimientos fundamentalistas que produce el islam de forma periódica. Estos movimientos religiosos intentan cambiar la sociedad para hacerla más moral (es decir, más islámica). Movimientos similares se han visto en la historia de Estados Unidos, con campañas que intentaban mejorar la sociedad para hacerla más moral según el cristianismo (el evangelio social de finales de siglo XIX)
Cuando vemos estos movimientos en las religiones tradicionales, vemos que sólo pueden operar en un área muy limitada del espacio de ideas posibles:
- No se pueden salir de los dogmas principales de la religión. Los movimientos fundamentalistas no pueden atacar los principios de la religión islámica. Esto no pasa en el liberalismo, pues, como hemos visto, sus dogmas oficiales (libertad, igualdad y progreso) no son dogmas y los movimientos pueden fomentar cualquier tipo de ideas.
2. Como no pueden alejarse de los dogmas y no pueden permanecer igual (recordemos que son movimientos de cambio), la ´única dirección posible de un movimiento religioso en una religión tradicional es intentar reforzar los dogmas de la religión (en la parte espiritual) o su cumplimiento (en la parte social).
Como aquí, sólo consideramos el cambio social, realmente lo único posible para un movimiento de estas características es intentar aumentar el cumplimiento de los dogmas de la religión en la sociedad.
Es decir, en las religiones tradicionales, el equivalente a las causas sociales son los movimientos rigoristas: aquellos que consideran que la sociedad ha degenerado e intentan aumentar el cumplimiento de la religión por parte de la sociedad. Como hemos visto, en el islam, hay movimientos rigoristas que intentan que la sociedad cumpla mejor los preceptos islámicos (los cuales suelen etiquetarse como «fundamentalistas»). Por ejemplo, el salafismo.
(¿Qué pasa en las sociedades no modernas cuando un grupo de individuos quiere saltarse los dogmas de la sociedad tradicional? En este caso, adoptan una nueva religión con otros dogmas, ya sea inventada o importada. La decadencia del Imperio Romano está llena de estas religiones. Por así decirlo, el cambio religioso se produce como un todo, en vez de forma gradual. El liberalismo permite hacerlo de forma gradual, a partir de la implementación de causas, porque no tiene dogmas verdaderos.)
2. Por qué los movimientos rigoristas no son tan dañinos como las causas
Para comenzar los movimientos rigoristas de las religiones tradicionales no son tan dañinos porque, al reforzar los dogmas de la religión tradicional, refuerzan la ley natural en la que se basan, por lo que producen una disminución de entropía (un aumento de estructura), lo que es algo positivo para la sociedad.
En realidad, es difícil mantener este aumento de estructura durante mucho tiempo (el celo religioso de un nuevo movimiento se va apagando con el tiempo), pero, como mínimo, los movimientos rigoristas no destruyen la sociedad , destrozando las estructuras y aumentando la entropía, como las causas del liberalismo. Es por eso que no son dañinos a largo plazo, aunque pueden producir mal a corto plazo (por ejemplo, pueden excederse en su rigorismo y en la coacción para implantarlo).
Por otra parte, los movimientos rigoristas son menos comunes y más costosos que las causas por varios motivos:
- No hay tantos posibles movimientos rigoristas como causas, porque estas últimas pueden ir donde quieren (siempre que se alejen de la ley natural), mientras que los movimientos rigoristas tienen que limitarse a un reforzamiento de los dogmas religiosos. Así que todos los movimientos rigoristas dentro de una religión tradicional se parecen y no se pueden repetir con mucha frecuencia, porque sólo son posibles en épocas de fervor religioso y además, no se puede repetir el mismo mensaje de forma tan frecuente como cuando se dan diferentes mensajes.
- El costo de pertenecer a ellos es mucho más alto. Con las causas basta con ponerse un pin, hacer un tweet, ir a una manifestación…Tienen un costo prácticamente cero. En los movimientos rigoristas, uno tiene que tomar acciones concretas (que involucran tiempo, esfuerzo o dinero). La idea de que uno está luchando por una idea sólo expresando su adhesión a ella es extraña para las religiones tradicionales. Sólo se da en el protestantismo (es la Sola Fide de Lutero) y en el liberalismo, que es una secularización del protestantismo.
Además, los beneficios que se obtienen en un movimiento rigorista son menores.
- Los beneficios tangibles son mucho menores, pues estas sociedades no tienen tanto dinero de sobra para financiar trabajos, subvenciones, paguitas, etc. El motor que produce las causas es la prosperidad de la sociedad occidental, debida a los progresos tecnológicos.
- Los beneficios intangibles también son menores que los de las causas (ver este escrito para recordar una lista de beneficios que dan las causas). El punto 4 de relajar las costumbres sociales para validar la trayectoria vital es imposible con un movimiento rigorista, cuyo objetivo es exactamente el contrario. Tampoco se puede validar la trayectoria vital de gente que no cumple la ley moral (punto 5), pues se trata de justamente lo contrario. En cuanto al sentido de identidad (punto 12), en una sociedad tradicional viene dado por la familia, el pueblo, etc., y no por una posición ideológica. Los beneficios 6 al 11 sí que son posibles. (Sin embargo, en el caso del cristianismo no son posibles el fariseísmo (6,7 y 8) y la descarga de la frustración (9 y 11), por la doctrina del pecado original). Estos se reemplazan por la culpa.
- Aunque los beneficios 6 al 11 son posibles en un movimiento rigorista, estos beneficios se pueden obtener de otras maneras, reduciendo el atractivo de los movimientos rigoristas. Así, el punto 10 (la necesidad de trascendencia) puede ser satisfecha con la práctica religiosa tradicional, fuera de un movimiento de cambio. También el fariseismo (6,7 y 8) y la descarga de la frustración (9 y 11), que están íntimamente ligados pueden ser satisfechos con la práctica religiosa de religiones no cristianas (pero 6,7,8,9 y 11 no pueden ser manifestados de ninguna manera religiosa con el cristianismo, ni con un movimiento rigorista ni con la práctica religiosa común).
En resumen,
- los movimientos rigoristas son menos atractivos que las causas, pues tienen un mayor costo, no proporcionan tantos beneficios y los beneficios que dan pueden encontrarse en otras partes (o están prohibidos en la religión, como en el cristianismo).
- También los movimientos rigoristas son menos variados, pues deben limitarse a reforzarse los dogmas de la religión tradicional.
Como son menos atractivos y menos variados, son menos abundantes.
Pero no sólo son menos abundantes, sino que son menos dañinos, pues, al reforzar los dogmas, refuerzan la ley natural y disminuyen la entropía, mientras que las causas destrozan las estructuras de la sociedad, aumentando la entropía.
3. Origen histórico de las causas
Las causas aparecen en la cultura occidental, como parte de la emergencia de la nueva religión (liberalismo) que sustituye al cristianismo.
Partiendo del cristianismo tradicional, para qué las causas fueran posibles se necesitaban varios cambios ideológicos:
- A. Bajar el costo de pertenecer a un movimiento religioso.
- B. Activar el maniqueísmo (es decir, la posibilidad de dividir el mundo entre buenos y malos), que es contrario a la religión cristiana.
- C. Hacer que el enfoque pase de lo espiritual a lo político.
- D. Implantar dogmas que no son dogmas, sino que permiten cambiar la cultura a voluntad.
El punto A lo realizó Lutero. Su doctrina de que, para la salvación, sólo hace falta la fe y las obras no sirven, hace que el costo de pertenecer a un movimiento religioso baje espectacularmente. A nivel social, uno incluso no necesita tener fe (pues esto es algo interior), sino sólo comunicar que tiene fe (nadie sabe lo que hay en tus pensamientos más íntimos). Esto hace prácticamente nulo el costo de pertenecer a un movimiento religioso. El costo se reduce a decir que uno tiene las ideas correctas.
A partir de Lutero, la evolución se da en dos ramas, que se influyen mutuamente:
La rama europea.
En Europa, había iglesias oficiales, por lo que el liberalismo tuvo que ir en contra de la religión desde un inicio y secularizarse rápidamente, como forma de ir contra la estructura de poder del Antiguo Régimen.
Después de Lutero, se copia el protestantismo secularizado de los filósofos ingleses, que ponía el enfoque en lo político y no lo espiritual (punto C). Esto lleva a la Ilustración, que crea estos dogmas de libertad, igualdad y progreso que no son dogmas (punto D).
La Ilustración llevará a Rousseau y a Marx. Marx reactiva el maniqueísmo creando una dicotomía entre opresores (burgueses) y víctimas (proletariado), que nos ha acompañado desde entonces (punto B). En la rama europea, la causa que duraría casi dos siglos es la del socialismo/comunismo.
La rama americana
En Estados Unidos, no hay iglesias oficiales así que el liberalismo no tuvo que secularizarse de inmediato. Por el contrario, fue penetrando el cristianismo de forma progresiva. Primero hubo el cristianismo, después el cristianismo liberalizado, después el liberalismo cristianizado y, ya en nuestro días, el liberalismo secular.
El calvinismo reactiva el maniqueísmo (punto B) distinguiendo entre elegidos y condenados pero aún esto se considera desde el punto de vista espiritual, por lo que todavía no hay causas sino movimientos revivalistas (como los Great Awakenings).
Durante finales del siglo XIX, sobre todo en las iglesias metodistas, se pasa del enfoque espiritual al social (punto C). Se producen causas sociales como la abolición de la esclavitud y el evangelio social.
Faltaba crear dogmas que no son dogmas. En realidad, muchas sectas protestantes ya habían avanzado en ello, por ejemplo, rechazando el concepto de pecado original (los cuáqueros). Sin embargo, este punto D se dará plenamente cuando las iglesias vayan recibiendo y absorviendo la influencia del liberalismo que viene de la rama europea e incorporen la libertad, igualdad y progreso como parte explícita o implítcita de la religión.
Integración de las dos ramas
Con el tiempo, hay una convergencia entre las dos ramas. El liberalismo cristianizado de Estados Unidos se seculariza y adopta los valores de la Ilustración.
El liberalismo europeo rechaza la causa marxista (con la caída de la Unión Soviética y la falisificación de la utopía comunista) y toma causas progresistas de carácter rousseauniano, más parecidas a las que se dan en Estados Unidos.
4. Por qué las causas van en una sola dirección
Para conseguir los beneficios tangibles y psicológicos que se vieron en el escrito anterior, una causa debe alejarse de la ley natural, pero esto sucede por varios motivos.
En primer lugar, quien decide que una causa pase de ser marginal a ser una causa en crecimiento, son los poderosos (los que se llamaron «los iniciadores»). Obviamente, a los poderosos les interesan causas que aumenten todavía más su poder. Destruyendo las estructuras intermedias entre el Estado y los individuos y las convenciones sociales que estas hacen cumplir hacen a los individuos más dependientes del Estado (y, por lo tanto, de los poderosos, que lo controlan tras bambalinas, ya sea de forma financiera o por organizaciones internacionales).
El hecho de que los poderosos destruyan las estructuras intermedias para acumular más poder no es nada nuevo. Ya DeJouvenel lo estudió en 1946 en «Sobre el poder». En la Edad Media, los reyes fueron dando libertad de los deberes feudales a los habitantes de los pueblos, con el fin de reducir el poder de los señores feudales. Esto producía más individualismo y m`´as poder para el rey. Lo que es nuevo es que esto se plantea como una causa moral, en vez de simplemente un juego de poder.
Sin embargo, si las causas sólo las apoyaran los poderosos, no tendrían éxito. Por mucho poder que tengan los poderosos, el número de personas es enorme y no puede controlarse sin una cooperación masiva. Los poderosos necesitan seducir a otras capas de la población.
En segundo lugar, yendo contra la ley natural, los poderosos se aseguran del apoyo de pequeños grupos minoritarios pero muy motivados, porque están luchando contra la ley natural y la realidad fáctica y ven a la victoria de la causa como forma de reconciliar su conflicto interior. Pensemos en los homosexuales o transexuales. Estos grupos son la punta de lanza de la causa y hacen que ella esté en el candelero continuamente. No sólo impulsan cambios políticos, sino que hacen de policía en las situaciones privadas para que nadie se atreva a oponerse a la causa. Se ha demostrado una y otra vez en la historia (y hasta estudiado por la ciencia) que los cambios políticos los realiza la minoría fanática y no la mayoría apática. Así tener esos fanáticos del lado de la causa ayuda y esto sólo puede pasar si se va contra la ley natural.
Pero esto aún no es todo. En tercer lugar, hemos visto en el escrito anterior que los beneficios que reciben las causas sólo son posibles si la causa no es indiscutible o si no está finalizada. Esto es imposible de conseguir si la causa no se aleja de la ley natural.
Supongamos que, nada más venir la democracia a España, justo después del franquismo, se decidiera tomar como causa impedir que la gente tuviera hijos fuera del matrimonio. Esta causa no hubiera dado beneficios ni tangibles ni psicológicos.
Para comenzar, toda la gente estaba de acuerdo en ello, por lo que no pueden obtenerse los beneficios (sobre todo psicológicos) de una causa no indiscutible, que se basan en distinguir entre los buenos que apoyan a la causa y los malos que la rechazan. Tampoco se podrían obtener los beneficios tangibles de una causa no finalizada, pues tener hijos fuera del matrimonio estaba prohibido, por lo que no hay políticos que puedan hacer carrera con ello o funcionarios que puedan vivir de esto.
Al contrario, al abogar por la legalización del nacimiento fuera del matrimonio, tienes una parte de la sociedad (la más conservadora) que se opone a esta ruptura de la ley natural. Entonces ya puedes dividir el mundo entre buenos (conservadores) y malos (progresistas). Además, puedes dar trabajo a trabajadores sociales para madres solteras, hijos sin padre, etc.
Es por eso que las causas deben siempre alejarse de la ley natural. Una causa de la ley natural que es reconocida por una sociedad no genera diferencia de opinión que produzca beneficios materiales o psicológicos de apoyarla, pues es compartida por todos.
Es la ruptura de la ley natural la que produce los beneficios. Es un aumento de entropía, como una combustión o una explosión nuclear, que destruye una estructura y consigue energía a corto plazo, dejando cenizas inaprovechables a largo plazo.
Usando la misma comparación de antes, si tienes una casa de madera y quieres sacar energía a corto plazo, no puedes dejar la casa como está. Debes quemarla. Quemando produces energía a corto plazo que produce mayor entropía (desastres) a largo plazo, pero quemar es la única posibilidad.
5. La nueva religión es un cementerio de causas
Conforme cada causa triunfa y sus valores son asumidos por la sociedad, la sociedad occidental se aleja cada vez más de la ley natural y se acerca más al desastre. Camina hacia el abismo a base de imponer nuevas causas.
Cada causa que tiene éxito, se aleja de la ley natural, destruye un pilar de la sociedad y produce caos y consecuencias no esperadas.
Este alejamiento de la ley natural se justifica en términos de progreso. Como hemos visto, un dogma de la religión moderna es el mito del progreso, por el cual lo nuevo siempre es superior a lo viejo. As´í, según el mito del progreso, cualquier cambio que vaya en contra de lo tradicional es positivo.
La nueva religión que tiene la sociedad occidental como consecuencia de este proceso de triunfo e incorporación de varias causas, no es la religión de la libertad, la igualdad y el progreso. Esa es sólo la religión oficial, pero ya hemos visto que estos son conceptos relativistas y no hacen ninguna diferencia a nivel social. Estos conceptos sirven para justificar un concepto y el contrario.
La religión real que tiene la sociedad occidental es el cementerio de las causas indiscutibles, que han triunfado en el pasado.
Si vemos las causas de la civilización occidental, que se explicaron en este escrito, podemos concluir que los dogmas reales de la religión actual no son libertad, igualdad y progreso (que son los oficiales) sino avaricia, democracia, promiscuidad y multiculturalismo (que son las causas que han triunfado). Así:
- La civilización occidental tiene como dogma que el primer objetivo en la vida es el bienestar material, porque la causa de la avaricia se ha convertido en indiscutible y nadie puede concebir lo contrario.
- La civilización occidental tiene como dogma que la democracia debe ser siempre aplicada pues la causa de la democracia triunfó en el pasado y se ha vuelto indiscutible.
- La civilización occidental tiene como dogma la libertad sexual porque la causa de la promiscuidad se ha convertido en indiscutible.
- La civilización occidental tiene como dogma el antirracismo y el antiidentitarismo porque la causa del multiculturalismo se ha convertido en indiscutible.
En el futuro, si el género y el ecologismo ganan, acabarán siendo también dogmas de la religión. Por el momento, sólo son dogmas para una parte de la población: la que impulsa las causas correspondientes.
(En realidad, esto es solo una aproximación. Hay subcausas de la causa género como la igualdad entre hombres y mujeres que han triunfado y son parte de los dogmas oficiales. También hay causas del multiculturalismo que no han triunfado (como fronteras abiertas). Estas subcausas que están en progreso no se han convertido en dogmas indiscutibles para toda la población, aunque lo pueden ser para la gente de izquierdas.
Es decir, para saber cuáles son los dogmas de la religión oficial en cada momento, no hay que analizar las grandes causas, sino cada subcausa por separado. Un escrito futuro deberia examinar cada subcausa y definir si ha triunfado, es decir, si es parte del dogma de la religión occidental. Pero aquí estamos sólo dando las ideas de cómo funciona la ideología occidental, sin entrar en las causas concretas).
En suma los dogmas de la religión occidental son un cementerio de causas muertas, causas que murieron de éxito al triunfar. Ya no pueden generar los beneficios como causas, pero se han integrado en la ideología normal de la sociedad y ahora son como el aire que respiramos.
6. Por qué la sociedad occidental se ha vuelto un manicomio
Como hemos visto, la religión de la sociedad occidental cambia cada vez que una causa tiene éxito, incorporando los dogmas de esta causa.
Por ello, cada vez que una causa tiene éxito, la religión de la sociedad occidental se hace más dogmática. En lo que se refiere a España, hace veinte años, «los homosexuales deben ser igual a los heterosexuales» no era un dogma. Hace cuarenta años, que el aborto debía estar permitido no era un dogma. Hace sesenta años, que el hombre y la mujer fueran iguales no era un dogma. Cada vez hay más dogmas en esta religión de la sociedad occidental.
Además, cada vez que una causa tiene éxito, la religión de la sociedad occidental cambia y se aleja de la ley natural e, incluso, de la realidad fáctica. Va destruyendo las estructuras de la sociedad y las convenciones sociales que la regulan (no sólo de forma explícita sino también con la ley de las consecuencias inesperadas). Así, se destruye la civilización occidental.
El Estado intenta solucionar los problemas más visibles que produce este proceso de destrucción con dinero. Se pasa de una sociedad orgánica a una anarquía dominada por el Estado y subvencionada por dinero (de los impuestos y de la deuda).
No sólo eso, sino que cada vez la religión de la sociedad (y, por lo tanto, la sociedad occidental que la adopta) és más demente. Esto se da por dos aspectos que hemos visto:
- Uno porque las causas pueden ser contradictorias y el cementerio de causas contiene dogmas contradictorios. Esto hace que la gente abandone la lógica o que, en las raras ocasiones que la usa, lo haga con falacias y razonamientos dementes que hacen falta para justificar dogmas contradictorios.
- Otro porque cada vez las causas son más irrazonables. Las causas razonables ya fueron agotadas en el pasado y cada nueva causa que se usa es más irrazonable que la anterior.
Si vemos las causas en Estados Unidos en orden cronológico serían las siguientes: abolición de la esclavitud, evangelio social, sufragio universal, sufragio femenino, estado del bienestar, derechos civiles (igualdad racial), feminismo de segunda ola, ecología, movimiento gay, inmigración descontrolada, ideología de género, teoría crítica de la raza y cambio climático.
Solo se pueden usar las últimas cuatro causas. El resto han obtenido una victoria completa y no pueden ser utilizadas para extraer beneficios. Están gastadas.
Entonces, a medida que nuevas causas logran la victoria y se hacen inservibles para conseguir beneficios, hay la angustia de encontrar nuevas causas para disfrutar de los beneficios que proporcionan. Como todas las causas que eran razonables están usadas y gastadas, hay que encontrar cualquier causa, por demente que sea. Con cada nueva causa demente que triunfa y es incorporada a los dogmas de la sociedad, la civilización occidental se hace cada vez más demente.
Cuando todos terminen aceptando la ideología de género, tendremos incesto, poliamor, pedofilia, necrofilia, canibalismo, transespecie y transracialismo en fila esperando el próximo turno. ¿Cuál será la próxima causa que será la nueva «frontera moral de la humanidad» y proporcionará a los izquierdistas y a los poderosos dinero, poder y beneficios psicológicos? Es difícil de decir.
En resumen, con la adopción de causas que son contradictorias entre ellas y cada vez son más dementes, el mundo occidental se parece cada vez más a un manicomio.
Además, el triunfo de cada causa aleja a la sociedad occidental de la ley natural, de forma que la hace más perversa e inmoral. No es sólo un manicomio, sino un manicomio perverso, un agujero negro de maldad psicótica.
7. Por qué hay dos religiones y ninguna se reconoce como oficial.
Entonces tenemos dos religiones oficiales en Occidente (que no se presentan como religiones oficiales).
1. La religión oficial teórica del liberalismo (libertad, igualdad y progreso) que no se presenta como una religión pero que, en teoría, es el fundamento de las leyes (pero que hemos visto que no es así, ya que se puede usar para justificar cualquier cosa). Esta es una religión relativista.
2. La religión oficial real que es el cementerio de las causas que han triunfado. Es la religión de la avaricia, democracia, promiscuidad y multiculturalismo. Esta está justificada de forma retórica por la anterior. Esta es la religión en el que se basan las leyes, las escuelas, los medios y la sociedad en general. La verdadera religión oficial de nuestra sociedad. Esta es una religión absolutista, que no tiene nombre. De forma provisional, mientras no encontremos un nombre mejor, podemos llamarla «el izquierdismo».
El liberalismo es estable y no cambia. El izquierdismo cambia cada vez que una causa tiene éxito, incorporando los dogmas de esta causa.
Esto produce dos niveles de mentiras:
1. Primer nivel: Que no hay una religión oficial en la que se basen las leyes. Sí que la hay y es el izquierdismo.
2. Segundo nivel: Que los valores oficiales de la sociedad son la libertad, igualdad y progreso. No lo son: son los valores del izquierdismo (que provienen de las causas que han triunfado: avaricia, democracia, promiscuidad y multiculturalismo).
¿Para qué esas mentiras? ¿Por qué no decir que tenemos una religión oficial y sus dogmas son el valor del dinero, la democracia, la libertad sexual y el anti-identitarismo? (estas son formas más educadas de decir «avaricia, democracia, promiscuidad y multiculturalismo»).
En parte, es por inercia histórica. La idea de que no tenemos una religión oficial y que los valores de la sociedad son la libertad, la igualdad y el progreso se implantaron en las revoluciones burguesas, hace mucho tiempo. Desde entonces, durante siglos, se ha enseñado en las escuelas, se ha escrito en los preámbulos de la legistación, en todo tipo de libros, se han difundido en medios de comunicación… Estas dos mentiras son ya conceptos sagrados, que se consideran fundamentos de la civilización occidental, que a nadie (desde la extrema derecha a la extrema izquierda) se le pasa por la cabeza cuestionar, ni siquiera sospechar que son falsas.
Pero, por otra parte, estas dos mentiras tienen una utilidad enorme para el triunfo del izquierdismo en nuestra sociedad, por dos motivos:
Utilidad de la primera mentira: El hecho de decir que no hay religión oficial permite excluir a las otras religiones diferentes del izquierdismo del ámbito público. Así, religiones como el cristianismo, que es la tradicional de la sociedad, no pueden fundamentar las leyes, deben ser opcionales en escuelas, no pueden ser apoyadas por poderes oficiales, deben conducirse de forma privada, etc. Mientras tanto, el izquierdismo tiene barra libre para meterse en todas partes: en las leyes, las escuelas, los medios, el ámbito público.
En resumen, las religiones diferentes al izquierdismo se presentan como algo parcial y, por lo tanto, que deben excluirse del ámbito público para preservar la neutralidad de este. Esto da libertad al izquierdismo para ponerse hasta en la sopa sin ninguna competición. La mentira de que no hay religión oficial le permite al izquierdismo librarse de sus competidores de forma muy sencilla y eficaz.
Utilidad de la segunda mentira: El hecho de decir que los valores en los que se basa nuestra sociedad y nuestra legislación son la libertad, igualdad y progreso (que se consideran neutrales y sagrados por parte de la población) permite imponer valores partidarios bajo el pretexto de neutralidad, pues la libertad, igualdad y progreso son relativistas y pueden justificar cualquier cosa.
Veamos algunos ejemplos.
No izquierdista: Las ayudas sociales sólo deberían ser para los españoles.
Izquierdista: Esto está contra la igualdad. Todos los seres humanos son iguales. Todos comen, beben y tienen corazón.
No izquierdista: No deberían darse ayudas a inmigrantes por serlo. Esto va contra la igualdad. Todos los seres humanos son iguales. Todos comen, beben y tienen corazón.
Izquierdista: Al contrario, los inmigrantes son más pobres que los nacionales y están más desprotegidos. Por lo tanto, hay que darles subvenciones para que alcancen la igualdad.
Vemos aquí que «la igualdad» se usa para justificar tratar mejor a los inmigrantes que a los nacionales. ¿Por qué no decir simplemente que «los inmigrantes tienen prioridad en España»? Simplemente, porque esto es más difícil de defender, los nacionales pueden rebelarse o resistirse. Es mucho más fácil justificarlo con una excusa neutral, como la igualdad.
(En otro tipo de sociedad, podría haberse defendido lo contrario apelando a la igualdad. No deben darse ayudas especiales a los inmigrantes por la igualdad entre españoles y extranjeros. Deben darse ayudas a los nacionales, pues eso es igual que los otros países hacen en sus territorios. La libertad e igualdad sirven para justificar una cosa y lo contrario).
Veamos otro ejemplo:
No izquierdista: El matrimonio es entre un hombre y una mujer.
Izquierdista: Al contrario, debe haber igualdad en el matrimonio y libertad de los homosexuales para casarse.
No izquierdista: Los curas católicos deben tener libertad para decir en sus parroquias que las relaciones homosexuales son pecado. Esto es igualdad que cualquier otra persona que puede decir lo que piensa.
Izquierdista: Al contrario, esto es homofobia. Está propagando el odio a los homosexuales, impidiendo que los homosexuales sean libres (para tener relaciones sexuales sin remordimiento) e iguales con los heterosexuales. La libertad e igualdad necesitan prohibir ese tipo de discurso de odio.
¿Por qué no decir simplemente que los homosexuales tienen más derechos en nuestra sociedad que los católicos? Porque resulta mucho más difícil de defender y de conseguir. Usando la libertad y la igualdad todo parece mucho más neutral.
Como la libertad, la igualdad y el progreso se consideran conceptos sagrados y neutrales, son más efectivos para defender una idea. Como son relativistas, se pueden usar para justificar todo: lo blanco y lo negro, pero sólo se usan para justificar el izquierdismo, pues es la religión oficial de nuestra sociedad. En resumen, son perfectos para defender dogmas parciales y partidarios bajo la apariencia de neutralidad.
8. Resumen
Hemos visto que la religión oficial real de la sociedad occidental es el izquierdismo, que es una religión que está evolucionando constantemente, incorporando nuevos valores. La evolución del izquierdismo se produce con el triunfo de causas. Cada causa que triunfa incorpora sus dogmas en el izquierdismo.
Estas causas tienen éxito porque dan beneficios de todo tipo a grandes capas de la población. No importa que sean contradictorias, siempre se alejan de la ley natural y son cada vez más irrazonables. Así, al incorporarlas, con cada nueva causa que triunfa, el izquierdismo (y con él la sociedad occidental) se hace más dogmático, más contradictorio, más perverso y más demente.
Sin embargo, el izquierdismo puede justificar sus dogmas contradictorios y perversos haciendo un uso inteligente de la retórica, basado en dos mentiras que ha heredado de generaciones anteriores: que no hay religión oficial y que los valores en que se basa la sociedad son libertad, igualdad y progreso.