Siempre la gente que ha tenido pensamiento crítico ha sido muy poca, de la misma forma que la gente que es buena en las matemáticas es poca o la gente que puede jugar un deporte profesional es poca.
En esta época, aún es menos que lo normal en cualquier sociedad, pues la gente está llena de bloqueos mentales. A la gente le dices que la democracia, la libertad o la igualdad no son buenas y, en vez de pensar si tienes razón o no, tienen una reacción emocional que se traduce en no escucharte o atacarte. El cerebro emocional toma el control y bloquea el cerebro racional.
Es así como el poder (a través de la educación o los medios) mete vacunas mentales contra el pensamiento crítico a la gente para que no piense y para que piense que vive en el mejor de los mundos posibles.
En cuanto al sentido común, ha sido muy común en la historia de la humanidad hasta nuestra época. Ahora es escasísimo pues la ideología de nuestra época se construye en contra del sentido común, a partir de mentiras bonitas que se presentan como principios morales. Por ejemplo, es de sentido común decir que un hombre no es una mujer porque se siente mujer (de la misma manera que un viejo no es joven porque se siente joven). Pero decirlo te gana la etiqueta de peor que Hitler.
En esto, los antiguos nos ganaban por goleada. Muy pocos pensaban (como nosotros), pero la mayoría tenían sentido común, lo que les hacía tomar las decisiones adecuadas sin necesidad de pensar.