0. Introducción
En un escrito anterior, habíamos visto que las religiones y sociedades tradicionales cambian lentamente y siempre dentro de unos determinados límites. Su cambio está limitado porque no pueden ir más allá de unos «dogmas» que deben cumplir. (Como se dijo, aquí «dogma» se entiende en el sentido más amplio: toda doctrina que la religión considera como obligatoria).
Así, la sociedad cristiana tiene como dogma que sólo hay dos sexos (que viene del Genesis), por lo que rechazará la idea moderna de que hay decenas de sexos diferentes. De alguna manera, como vimos con detalle en el escrito anterior, la evolución de la sociedad está limitada por sus dogmas. Es como un perro que está ligado a un poste. Puede cambiar pero sólo dentro de unos límites.
Habíamos visto también que la razón no podía reemplazar a los dogmas y que era inferior a ellos, produciendo más errores que una sociedad basada en dogmas. Esto es por qué los dogmas de las sociedades están sometidos a un proceso de selección cultural (parecido a la selección natural biológica). La sociedad que tiene dogmas que no funcionan en la práctica desaparece a largo plazo y, con ella, sus dogmas.
Por esto, aunque los dogmas pueden ser muy diferentes en el área espiritual, los dogmas se parecen mucho en el área práctica. Todos convergen (con un margen de error) en los requisitos básicos para que una sociedad funcione: la llamada «ley moral natural». No robarás, no matarás, tendrás familia, te reproducirás, etc. Todas las sociedades tradicionales siguen esa «ley natural» y las que no la siguieron acabaron en el basurero de la historia.
También habíamos visto que toda sociedad necesita dogmas, simplemente porque la justificación no puede ser infinita.
En este escrito, examinaremos los dogmas de la sociedad progresista moderna y por qué producen que la sociedad cambie rápidamente y siempre en la misma dirección.
1. El origen de los dogmas de la sociedad moderna
La sociedad y religión modernas, derivadas de la Ilustración, se basan en tres dogmas oficiales: la libertad, la igualdad y (en menor medida) el progreso.
Como se explicó en otro escrito, estos dogmas inicialmente no pretendían ser tomados en serio. Así, los burgueses afirmaron que todos los hombres eran iguales mientras que tenían esclavos y restringieron el voto a la gente con posesiones.
Los dogmas eran simplemente propaganda de la clase emergente (la burguesía) para quitarle el poder a la antigua clase dirigente (la aristocracia). Más concretamente:
– «Libertad» quería decir «los burgueses tenemos libertad para tener poder político y este no está limitado a los aristócratas» (de ahí el sufragio censitario). También quería decir «se deben eliminar las restricciones económicas del Antiguo Régimen a la libertad de comercio para que los burgueses hagamos todo el dinero posible»
– «Igualdad» quería decir «los burgueses no somos menos que los aristócratas». El hecho de que la clase baja fuera igual a los burgueses ni siquiera se les pasó por la cabeza. (Como consecuencia, descuidaron este flanco retórico, que sería aprovechado por las revoluciones comunistas contra la burguesía. El darwinismo social intentó cerrar esta brecha pero ya para entonces la igualdad estaba demasiado implantada.)
– «Progreso» quería decir «hay que acabar con el Antiguo Régimen e implementar un régimen nuevo en el que los burgueses manden»
Sin embargo, cuando la burguesía consiguió el poder, estos eslóganes propagandísticos se convirtieron en parte de la religión oficial y fueron enseñados en las escuelas y escritos en las constituciones como justificación del nuevo orden burgués. Como resultado, se convirtieron en conceptos sagrados, que fueron imponiéndose de forma progresiva hasta destruir la civilización occidental.
Con el tiempo, las palabras «libertad», «igualdad» y «progreso» se independizaron de cualquier contexto de lucha política de la burguesía contra la aristocracia (pues esta lucha había acabado con la victoria completa de la burguesía) y acabaron siendo conceptos vagos que se identifican con el bien y que cualquiera podía usar para sus luchas particulares.
Esto fue desafortunado pues estos valores (libertad, igualdad y progreso), independizados de su contexto de las revoluciones burguesas se resumen en «aumentar la entropía»
Libertad, igualdad y progreso son respectivamente los contrarios de los valores del Antiguo Régimen y de cualquier sociedad tradicional: deber, jerarquía y tradición, que son valores de la ley natural que se resumen en «intentar que la entropía no aumente».
Es por eso que los dogmas del Antiguo Régimen son fundamentos básicos para que una sociedad se mantenga a largo plazo mientras que los dogmas burgueses llevan a la autodestrucción de una sociedad.
2. Los dogmas modernos no son dogmas
En otro escrito, se examinará con más detalle cada uno de estos dogmas de nuestra sociedad derivados de las revoluciones burguesas. Baste aquí decir que la libertad, la igualdad y el progreso (tal como existen después de haberse independizado de su origen en las revoluciones burguesas) se presentan como dogmas absolutos y lógicos pero, en realidad, son dogmas relativistas y contradictorios.
Así, la libertad de uno es la falta de libertad de otro (es decir, la obligación de otro). La libertad que yo tengo de tener una propiedad es la falta de libertad del resto del mundo de utilizar mi propiedad como le plazca (la obligación de seguir mis reglas sobre mi propiedad) . La libertad mía de divorciarme es la falta de libertad (la obligación) de mi esposa y mis hijos de soportar una familia rota, aunque no quieran.
Esto quiere decir que la libertad es un dogma oficial que, en realidad, no es un dogma. Todo aspecto tiene dos partes (una de libertad y una de obligación). Cuando el poder quiere impulsar una nueva política, sólo debe publicitar la parte de libertad, callando sobre la parte de obligación. Si, por ejemplo, el gobierno quiere introducir el divorcio en la sociedad, puede poner el énfasis en la libertad de las personas que están en un matrimonio infeliz en «rehacer su vida» (callando la destrucción que producen en sus esposos y, sobre todo, en sus hijos). Pero, si el gobierno quisiera prohibir el divorcio (por ejemplo, en un país islamista), sólo tendría que publicitar la libertad de los padres de ver crecer a sus hijos, la libertad de los hijos de crecer en una familia intacta, etc., callando la libertad de las personas de dejar su matrimonio. (Más adelante se explica por qué esto nunca se produce en nuestras sociedades).
Así, pues, la libertad no limita la evolución de las sociedades modernas, porque, sea cuál sea la dirección en la que el poder quiere llevar a la sociedad, siempre puede justificarla en términos de libertad. El perro no está sujeto a un poste, sino que anda desatado y puede ir donde quiera.
Una cosa parecida pasa con la igualdad, aunque de forma más extrema. Así, si hacemos que los hombres que creen que son mujeres (los llamados «trans») compitan en deportes femeninos, esto se puede publicitar como una igualdad entre las mujeres de verdad y los trans. Sin embargo, esto crea una desigualdad entre las mujeres y los hombres, pues los primeros no se ven sometidos a una competencia desleal en sus deportes. Para cualquier política que quiera imponer, el poder puede justificarla en forma de igualdad, mientras que calla las desigualdades ocultas que genera.
Por otra parte, la igualdad y la libertad suelen ser contradictorias. Así, suele pasar que, si imponemos la igualdad en un área, esto significa limitar la libertad y, al contrario. El ejemplo clásico se da en la economía: si quieres imponer la igualdad, debes quitar recursos a los que tienen más o son más productivos (esto es una reducción de libertad). Si das completa libertad económica, los más capaces o los más ricos tendrán cada vez una porción más grande de la economía, con lo cual hay cada vez una menor igualdad.
También pasa algo parecido con el progreso. Cualquier acción tiene una parte de progreso y otra de regreso, según se interprete. Así, la legalización del aborto puede considerarse como un progreso en la libertad de la mujer y un regreso en el derecho a la vida del feto. La prohibición del aborto podría considerarse como un progreso en la vida y un regreso en la libertad de la mujer.
En resumen, el truco es sencillo. Cuando el poder quiere imponer algo, busca los aspectos que se pueden vender como aumento de la libertad, la igualdad o el progreso (y calla los aspectos en los que se reducen la libertad, la igualdad o el progreso).
La libertad, igualdad o progreso aparecen como dogmas oficiales de nuestra sociedad, pero, en realidad, no son dogmas en absoluto, porque no limitan en ningún sentido la evolución de la sociedad moderna. No pueden ser dogmas, pues los dogmas son conceptos absolutos, iguales para todas las personas, que limitan la evolución de las sociedades porque no pueden violarse. Por el contrario, la libertad, igualdad y el progreso son conceptos relativos a las personas (la libertad de unos es la falta de libertad de otros, la igualdad de unos es la falta de igualdad de otros, el progreso para unos es el regreso para otros). Son conceptos relativos y relativistas.
La sociedad puede evolucionar en cualquier sentido. El perro está desatado. No está ligado a ningún poste. Puede ir en cualquier dirección, incluso en direcciones equivocadas (lo que es más probable, pues hay muchas más direcciones equivocadas que direcciones correctas, como se explica en otro escrito)
Y, sin embargo, alguien que estudie las sociedades modernas, no tiene esta impresión. Se tiene la impresión que estas sociedades sólo avanzan en un único sentido. Por ejemplo, todo cambio se da en una dirección de más individualismo, más poder del Estado, menos familia y más promiscuidad. Si los cambios fueran libres, serían caóticos e irían en direcciones caóticas, pero sólo hay una dirección.
¿Cómo puede ser esto? Esto es lo que se quiere explicar con este escrito.
3. La sociedad moderna sólo evoluciona en una dirección
Con más detalle, cualquiera que sea un poco observador puede comprobar que, desde que la religión progresista se impuso en las revoluciones burguesas, las sociedades han evolucionado siempre en un único sentido. Este sentido puede describirse de varias maneras.
Forma A.
Las sociedades modernas han evolucionado de destruir las estructuras intermedias naturales que estaban ente el Estado y el individuo (la Iglesia, la parroquia, el pueblo, el vecindario, la família extendida, la familia nuclear, la pareja, la nación cultural). (No confundir con las estructuras modernas que surgen de la Ilustración: como el sindicato, la empresa o la ONG, que son sólo un conjunto de individuos atomizados y extensiones del Estado).
Estas estructuras intermedias imponían unas ciertas convenciones sociales basadas en la ley natural, que se hacían cumplir con el mecanismo psicológico de la vergüenza.
Esto hace que:
– Haya cada vez un mayor individualismo. Las personas se sienten liberadas de las convenciones sociales que definían estas estructuras intermedias para hacer lo que quieren en cada momento. Esto es un aumento de libertad para el que tiene el poder en un momento dado y una disminución de libertad para el que no lo tiene (pensemos en quien se quiere divorciar y su pareja que no se quiere divorciar), pero se describe con el nombre de «libertad». También conlleva una atomización y soledad creciente de los individuos.
– Esto produce cada vez más conflictos que ya no se pueden resolver `por las convenciones sociales que aplicaban las estructuras intermedias y el mecanismo psicológico de la vergüenza . El Estado debe intentar resolver algunos de estos conflictos con el mecanismo de la ley (los que puede resolver, que son una minoría). Esto produce al mismo tiempo más conflictos y más totalitarismo («anarcotiranía»).
En realidad, esto se puede describir de la forma contraria. Es el Estado (de hecho, los grupos de poder) los que promueven el individualismo para tener conflictos como excusa para aumentar el poder del Estado. Muchas veces el aumento del poder del Estado no se produce porque lo justifican los conflictos, aunque estos sirven de excusa.
(Nota: en los ´últimos años, algunas multinacionales de la información (Youtube, Twitter) han sido delegadas por el Estado para aumentar su poder saltándose las regulaciones. Cuando hablamos de Estado, nos referiremos al Estado y a esas organizaciones).
Esto hace realidad el sueño de Rousseau de qué las personas fueran independientes unas de las otras y dependientes del Estado.
Es decir, lo que estamos viendo es que la sociedad está destruyendo las estructuras que la componen y va a un nivel más sencillo, lo que pasa en periodos de decadencia.
Dado que la entropía es lo contrario de estructura, se puede decir que el cambio se da siempre en dirección de una mayor entropía.
Forma B
Dado que las convenciones sociales que definen las estructuras intermedias suelen seguir la ley natural, estos cambios puede verse como un alejamiento de la ley natural.
El sentido del cambio es siempre el mismo. Nunca verás un cambio dedicado a reforzar las estructuras entre el individuo o el Estado. Como Nicolás Gómez Dávila observa en uno de sus aforismos:
«El moderno llama cambio caminar más rápidamente por el mismo camino en la misma dirección. El mundo en los últimos trescientos años, no ha cambiado sino en ese sentido. La simple propuesta de un verdadero cambio escandaliza y aterra al moderno.»
Los creyentes y propagandistas de la religión actual justifican esa única dirección en el sentido de que se avanza a una mayor libertad, igualdad y progreso, pero ya hemos visto que, por cada libertad o igualdad que se aumenta, hay una libertad o igualdad que se pierde, por lo que este no puede ser el motivo.
Lo que esperaríamos en una sociedad realmente basada en la libertad, igualdad y progreso sería un comportamiento errático de la sociedad. Sin dogmas verdaderos, la sociedad evoluciona en cualquier dirección, de forma errática, dependiendo de las modas. Sin embargo, vemos una dirección muy marcada.
4. Por qué sobrevive la sociedad moderna
Dado que las sociedades modernas avanzan casi siempre en sentido opuesto a la ley natural y en un sentido de una menor estructura (y una mayor entropía), surgen dos preguntas:
- ¿Por qué se da esta dirección tan clara cuando la religión oficial es relativista y podría ir en cualquier dirección?
- ¿Cómo es posible que una sociedad que va en contra de la ley natural y que destruye sus propias estructuras sobreviva?
Comenzando con la segunda pregunta, como se explicó en otro escrito, la ley natural es lo mínimo que una sociedad sedentaria debe hacer para sobrevivir en el largo plazo. Sociedades que no siguen la ley natural pueden durar un cierto tiempo, pero están condenadas a largo plazo. Normalmente son conquistadas por otras sociedades que siguen mejor la ley natural, sociedades con menor entropía (más estructura). Este es un hecho que se repite una y otra vez en la historia.
En general, como se explicó en otro escrito, cuanto más riqueza tiene una sociedad, más tiempo puede desafiar la ley natural. Sin embargo, el colapso es inevitable y será mayor cuanto más riqueza tiene una sociedad.
De hecho, como se explica en ese escrito, el motivo de este desafío a la ley natural es la mayor riqueza. Una sociedad pobre no puede desafiar a la ley natural, porque no sobrevive. Sin embargo, una sociedad rica puede gastar su dinero en gestionar los problemas que implica desafiar la ley natural, por lo que puede sobrevivir por un tiempo. Cuando las sociedades son ricas, dedican esta riqueza en desafiar la ley natural, siguiendo sus instintos primitivos, como se explicó en ese escrito.
5. Por qué el cambio cultural se da en una sola dirección
Y queda la primera pregunta. ¿Por qué se da esta dirección tan clara de las sociedades modernas alejándose de la ley natural y destrozando sus estructuras intermedias cuando la religión oficial es relativista y podría ir en cualquier dirección?
Vemos que el perro no está sujetado a ningún poste, porque los supuestos dogmas que lo sujetan (libertad, igualdad y progreso) no son dogmas. Podría ir en cualquier dirección, pero siempre lo vemos avanzando en la dirección de alejarse de la ley natural y aumentar la entropía (reducir las estructuras). ¿Por qué se produce eso?
Hay una respuesta espiritual a esta pregunta: la civilización occidental está dirigida por las fuerzas del mal, que son las que influyen en los poderosos. Sin embargo, aquí estamos interesados en cómo esta influencia espiritual funciona en el plano material.
Hay una respuesta general para todas las sociedades que ya se ha mencionado más arriba y, con más detalle, en otro escrito. La mayor riqueza de la sociedad les permite seguir sus impulsos paleolíticos reprimidos, que van en contra de la ley natural y a favor de una sociedad con menos estructura, como la del paleolítico. La naturaleza humana está inconscientemente queriendo volver al paleolítico, que es el entorno en el que evolucionó. Para más información, se puede ver este escrito.
Sin embargo, aquí estamos interesados en cómo este alejamiento de la ley natural (este aumento de entropía) se produce en la civilización occidental, que tiene mecanismos muy específicos y particulares.
Dicho de otra manera, dada la riqueza de la sociedad occidental, el alejamiento de la ley natural y el paso a una mayor entropía es inevitable, como pasa en todas las sociedades y ya se explicó en otro escrito. Sin embargo, en la civilización occidental, este proceso se hace con mecanismos muy específicos y que otras sociedades no tienen.
Aquí nos interesa analizar estos mecanismos específicos, que aceleran y potencian el alejamiento de la ley natural.
Estos mecanismos se examinarán en el escrito siguiente.